'The Big Eight' -SuperHéroes del Mundo

No eres nuestro enemigo

Ambos no tardan en subir al lomo de Chimuelo, éste despega de un solo y fuerte impulso, alejándose a algún escondite. Tomo mi cayado con fuerza y miro de nuevo al desconocido, quien parece estar indicándole al enorme dragón blanco caminar hacia la gran ciudad de Escocia donde pasaríamos el siguiente día de turistas. Vuelo para ponerme frente a ambos, y me planto para que me vean, lo consigo al instante.

-Eh..., disculpe, señor rey de los dragones -comienzo diciendo-. Su entrada fue espectacular y todo, pero me preguntaba qué hace exactamente alguien como usted.

-¿Yo? -se muestra sorprendido ante mi pregunta- Ja, ja, ja. ¡Pues domar dragones!

-No, no. Yo me refiero a qué hará en estos momentos, pues domar dragones es algo que ya había visto antes -digo refiriéndome a Haddock, o Hiccup, como sea.

-Entiendo -me habla con calma y con esos aires de superioridad, mientras recarga su peso un poco sobre su lanza y cruza los pies-. Hablas de ese tal Haddock, ¿no? Él no es más que un niño, y como los niños aún no entiende la manera de ser de las cosas.

Llegan detrás de mí Rider, Ice, Arendelle y Winter. Todos llegan y sin hablar se me incluyen a escuchar lo que tiene que decir el hombre sobre el enorme dragón frente a nosotros.

-¿Y cuál es esa manera? -pregunta Arendelle.

-La manera en que los dragones son un total peligro. La cosa que monta Haddock en cualquier momento puede matarlo y él no lo nota.

-Estás equivocado -interviene Rider-. Se nota a leguas que el dragón ve a Haddock como un gran amigo, nunca le haría daño.

-¿Eso crees? -dice con burla- Ya veremos; y respondiendo a tu pregunta, niño azul, eso es exactamente lo que haré: concientizaré al mundo del peligro que representan los dragones y los salvaré de ellos, al igual como ustedes lo hacen de monstruos como Mor'du o robots asesinos como Supertron. La única diferencia entre nosotros, es que yo sí pediré algo a cambio.

-¿De qué estás hablando? -pregunta Ice- Los únicos dragones existentes parecen ser dos, el tuyo y el de Haddock. No es que nos vayan a invadir sólo dos dragones. Sin mencionar que acusas de peligrosa a una especie la cual estás montando justo ahora.

-Por favor, hace poco no creían que siquiera existieran -argumenta el misterioso hombre callando al rubio-. Hay más dragones, y muchos. Escondidos por todas partes del mundo, y montar a un dragón es lo que les dará la certeza de que puedo protegerlos, pues yo controlo a este dragón, el cual es la especie alfa más grande de todas, es el alfa de los alfa, así que si yo quiero puedo decirle a este dragón que haga que los demás dejen de ser peligrosos.

-O que los haga más peligrosos -contraataca Ice.

-De cualquier manera no planeo convencerlos a ustedes. De hecho, afortunadamente llegaron justo a tiempo, me servirán para demostrar mi punto a los que sí importan -levanta la mirada hacia el cielo, logro encontrar lo que observa: un helicóptero de noticiero, parece ser, grabando todo lo que sucede-. Ustedes van a pelear con el dragón, a muerte. Eso será suficiente.

Todos nos quedamos estáticos, al segundo nos ponemos en posición de combate, mirando al enorme enemigo que tenemos, al enorme dragón.

-Esto será complicado -opina Arendelle-. Muy complicado.

-¡Espera! -por fin habla Winter, dirigiéndose al supuesto rey de dragones- Dices que pedirás un precio, ¿cuál es?

-Uh, sólo un fetiche mío... -cierra los ojos restándole importancia- Que se inclinen a mis pies.

El lugar se queda en completo silencio, antes de que ya no podamos ocultar nuestras carcajadas contenidas y todos nos comencemos a reír de lo que dijo. Mi imaginación se presenta con rapidez y me hace ver un castillo enorme, en el trono se encuentra este tal Manodura, mirando con superioridad a un montón de presidentes de rodillas, entre los cuales está Donald Trump que intenta que su copete no se le caiga al suelo por lo inclinado que está, con gotas de sudor por la frente y nervioso de que no se dé cuenta su ahora rey. ¡Sí, claro!