Primera y última vez

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Cerró la puesta detrás de sí y me abalancé a su cuello en la oscuridad. Le pillé por sorpresa pero enseguida me devolvió el beso, abriendo sus labios y metiendo su lengua en mi boca. Nuestros labios se movían en una frenética pero suave sintonía, lo bien que besaba era indescriptible. Sus manos viajaron a mi cintura mientras las mías revolvían su rizado pelo. Nos dio la vuelta bruscamente y me acorraló contra la pared. Solté un gemido y se pegó más a mí. Podía sentir su dura entrepierna en mi abdomen. Bajé mis manos lentamente por su torso, sintiendo a través de la camisa los músculos que había debajo. Llegué a la cadera y saqué la prenda del pantalón, empezando a desabrocharla desde arriba.
-ha sido duro el trayecto en coche? - dijo jadeando, separándose escasos centímetros para volver a besarme.
-no lo sabes bien -dije y volví a sus labios. Su aliento me envolvía, no quería dejar de sentirle tan cerca. Mordió mi labio inferior y tiró de él. Bajó con pequeños besos por mi mandíbula, pasando por el lóbulo de la oreja hasta mi cuello, y succionó. Siguió apartando mi camisa abierta por el escote, dejando mi hombro al descubierto y plantando pequeños besos en él.
-Quítamelo- jadeé y subí los brazos. El me hizo caso y tiró de mi camisa. Sus manos fueron inmediatamente a mis pechos, apretándolos, y su boca buscó la mía. Volví a sentir su lengua, y sus manos viajaron por la línea de la fina prenda hasta llegar al cierre y desabrocharlo. Me lo sacó por los brazos y de nuevo sus manos envolvieron mis pechos ahora al aire, haciéndome temblar. Noté cómo me humedecía cuando su boca envolvía un pezón y su lengua lo torturaba sin piedad. Pasó al otro, mientras yo agarraba su pelo con fuerza y emitía pequeños gemidos. Se separó un poco de mí y se quitó los zapatos mientras presionaba un botón en la pared. Acto seguido la luz del hall se encendió, dando lugar a una vista clara y perfecta de sus rostro, mirándome con deseo. Se me cortó la respiración al darme cuenta de que sus ojos bajaban a mis pechos, y luché contra la repentina necesidad de taparme.
-Joder, qué caliente estás - dijo mirándome. Llevaba puestos un fino colgante de plata, unos vaqueros ajustados y unos tacones negros de aguja.
-No pierdas tiempo hablando - dije cogiéndolo de la cintura de sus pantalones con un dedo y atrayéndolo hacia mí. Él sonrió y junto sus labios a los míos de nuevo, besándome furtivamente y manoseando cada centímetro. Bajó con suaves besos por mis clavículas, mi pecho y mi abdomen y se puso de rodillas frente a mí. Me miró con ojos de travieso y tomo mis caderas para acercarme más. Desabrochó el botón del pantalón y bajó la cremallera, lentamente, con mi impaciente mirada clavada en cada movimiento. Después tocó un tacón, y me apoyé en la pared que tenía detrás para levantar la pierna y que me sacara el zapato. Repetimos la misma operación con el otro, y yo cada vez me desvanecía más porque me tocara. Volvió a mirarme con una sonrisilla, y sus manos subieron hasta los lados de mis pantalones, metiendo dos dedos en el borde y tirando de ellos hacia abajo. Deslizó la dura tela por mis piernas con algo de dificultad y por fin tiro la prenda a un lado. Comenzó a darme besos por los muslos y el abdomen, y mi clítoris palpitaba por ser tocado. Se puso de pie y me besó, su mano deslizándose por mis bragas y acariciando mi mojada entrada. Gemí ante su contacto.
-joder- dijo entre jadeos, notaba su miembro duro en el muslo. Llevó ambas manos a mi trasero y me subió, yo colocando mis piernas alrededor de su cadera, mientras la intensidad del beso se incrementaba.
-quieres subir a mi habitación? - dijo en mi boca.
- demasiado lejos - jadeé con urgencia.
Caminó hasta un sofá a unos metros y me dejó tumbada. Observé cómo se quitaba los pantalones y sacaba un preservativo del bolsillo. Lo dejó en el suelo y se colocó entre mis piernas, besándome de nuevo. Mis manos viajaron hasta su entrepierna y acaricié un miembro a través de la tela. Él jadeó y le quité como pude los bóxer, ayudada de sus piernas. Él me quitó las bragas, mirando mi cuerpo entero en el proceso, pero estaba demasiado excitada como para darle importancia al hecho de que me viera desnuda. Volvió a su posición y comenzó a frotar mi clítoris con el pulgar, mientras que su boca se encontró con la mía. Introdujo un dedo en mi interior, haciéndome gemir. Lo sacó y lo metió de nuevo, y repitió y repitió. Mi cuerpo se convulsionaba entre gemidos.
- Así me gusta nena- dijo entre mis labios, y bajó mi pecho- quiero oírte gemir.
-Dios - dije cerrando mis ojos, quedándome con la visión de sus ojos verdes mirándome con lujuria. Noté un profundo tirón en mi vientre y mis caderas se levantaron, casi llegaba, casi, y paró. Qué? Abrí los ojos y lo miré mientras abría el paquetito y se ponía el condón. Se colocó de nuevo, abriendo más mis piernas con las palmas de las manos, y noté su enorme erección en mi entrada. La movió un poco en círculo, antes de empujar y embestirme de una vez, provocándome un gemido seco y fuerte. Se quedó un momento para llegar hasta mi boca y besarme de nuevo con pasión. Y comenzó a embestir suavemente. Coloqué mis piernas alrededor de su cintura, subiendo mis caderas y apretándolo contra mí. Su ritmo se aceleró al igual que nuestros gemidos, sus manos estaban ahora apoyadas a ambos lados de mi cabeza. Abrí los ojos un momento para ver su cara retorcida de placer. Siguió embistiendo una y otra vez, mi pulso se aceleraba por momentos, empecé a notar el enorme placer por mi entrepierna y abdomen mientras me convulsionaba.
- oh Dios, no pares, ahhh Harry no pares - grité hasta explotar en un delirante orgasmo. Él llegó dos segundos más tarde, gritando una palabrota y dejándose caer pesadamente encima de mí. Su cabeza descansaba en mi pecho, sin moverse mientras nuestras respiraciones volvían a la normalidad. Levantó la cabeza y me miró con unos ahora rojos ojos verdes, y algo de sudor en la frente.
-Joder nena, como gritas. - dijo sonriente. Una ola de rubor dio color a mi cara y eché mi cabeza hacia atrás en una sonora risa.
-Es lo que tengo - dije mirando al techo. Noté cómo sus músculos se contraían haciendo fuerza para incorporarse, y saliendo de mí. Se puso los bóxer y se giró para mirarme. Yo ya me había sentado en el sofá, y tenía un cojín tapando mi cuerpo.
-por qué te tapas? - dijo divertido. Me encogí de hombros y apreté más el cojín contra mí, ruborizándome otra vez. Se echó a reír - pero si ya te he visto. Ahora mismo! - dijo pasando su mano por su pelo y mirándome incrédulo.
-No me gusta pasearme por casas ajenas en pelotas, sabes?
-Dios mío- dijo dándose por vencido con una sonrisilla, probablemente sin comprender del todo mi actitud. Caminó hasta la puerta y se agachó para coger mi ropa y dármela.
-Gracias- dije cogiéndola.
-Te espero en la cocina - dijo y se dirigió a una puerta enfrente del vestíbulo. Mientras me vestía observé la casa. Era bastante espaciosa, muy bien decorada, y olía de maravilla. Había una mesa de comedor en la que no había reparado según entrabas a la izquierda, a la derecha la cocina, y enfrente el salón, con sofás grises, una mesa baja de cristal y una enorme tele de plasma. También había una chimenea en la cara opuesta, una hamaca de cuero situada al lado de una lámpara de pie, y una enorme estantería llena de libros cubriendo la pared entera. A la derecha se encontraba la escalera, que según se veía desde abajo, parecía dar a una única estancia.
-Gabriele? - la voz de Harry me sobresaltó, y me lo encontré al lado del sofá, mirándome divertido. -te gusta lo que ves?
-oh, sí. Una casa preciosa- dije y me aclaré la garganta.
-Quieres comer algo? También tengo bebidas...
-no gracias, yo ya me voy - dije apresuradamente, caminando hasta él.
- estás segura? Puedes quedarte un rato - dijo mirándome serio.
-sí seguro, gracias de verdad.
- vale... - el ambiente eran incómodo  entre ambos. Ahora que ya había pasado y no había marcha atrás, solo me apetecía salir de allí. Comenzó a ponerse la ropa y recordé que me había traído en su coche. Mierda, ahora tendría que llevarme él.
-vamos? - dijo en la puerta. Asentí. El camino de vuelta no fue tan incómodo, puso la música y cada uno fue pensando en sus cosas. Yo sólo quería llegar a mi casa y dormir. Me despedí cuando llegamos al restaurante en el que habíamos quedado, un simple hasta luego que no dejaba reflejar nada de lo que sentía. Aunque ni yo misma sabía bien qué sentía en aquel momento. Me metí en mi coche y conduje hasta mi casa. Bien, solo había sido un desliz, una debilidad. Ni siquiera habíamos quedado en vernos de nuevo, al día siguiente mi vida seguiría su curso, mis problemas seguirían ahí, latentes, pero reales. Llegué a mi habitación y me puse unos pantalones cortos y una camiseta y me tiré encima de la cama. Estaba exhausta. Suspiré. Esta había sido mi primera y última vez con Harry Styles.

SPEED UP [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora