•Gota VI•

4.1K 341 115
                                    

Si encuentran algún error ortográfico favor de avisarme, gracias

Entranban al vagón del metro y, para su mala suerte, era la hora pico, lo que significaba una cosa: estar apretados como sardinas; el delgado cuerpo de Kuroko era muestra de eso, estaba siendo apretado por el de un señor y una señora regordeta que lo comprimían contra la ventanilla de la puerta.

Aquello no le estaría pasando si no fuera por cierto chico de de cabellos rojos y ojos heterocromaticos que, al escuchar que tenía que ir a al centro a comprar unas cosas, lo había presionado para que lo esperara mientras él terminaba algo con los maestros; sin embargo, también se sentía alegre al notar que no era el único en una situación tan poco agradable: Akashi estaba siendo aplastado por dos señoras de cuerpos bastante corpulentos y él evitaba a toda costa que su cara se pegara a los bustos prominentes de una de ellas. Río por debajo y el chico de cabellos rojos se sonrojo un poco. Al llegar a una parada un poco de gente se bajó, logrando así que los dos chicos quedaran más cerca del otro; así pasó hasta que ambos quedaron frente a frente. La situación era vergonzosa: sus respiraciones se combinaban y sus cuerpos se restregaban el uno contra el otro. No era culpa de ninguno, la gente los empujaba y era inevitable que el rostro de Kuroko quedará casi recargado en el cuello Akashi, quien hacía todo lo posible para que esto no pasara, aunque realmente no le molestaba eso, pero la fuerza que ejercía en su brazos y piernas era algo doloroso.

El viaje fue tedioso pero no incomodo, bueno, no tanto como se lo imaginaban, hasta que un señor que iba a salir, movió el codo de Akashi provocando que éste se doblara y así hacer que el cuerpo del chico de cabellos rojos quedara peligrosamente cerca del de Kuroko, para suerte —o desgracia—, él reaccionó ágilmente, colocando sus manos en el pecho de Akashi impidiendo que sus caras chocaran.

Ambos ojos se expandieron por el sorpresivo suceso que iba a ocurrir, sus respiraciones se agitaron; trago saliva mientras se mordía los labios; Akashi ante ese pequeño acto no pudo evitar pensar que estaba por tocar aquellos labios...con los suyos. Sus corazones palpitando más rápido de lo que debería. Una pequeña nube de tensión se formó encima de ellos, por suerte el de orbes rojos sonrió, provocando un colorete en las mejillas pálidas de su contrario.

—Perdón —dijo alejándose.

—N...no —trago saliva —. No fue nada. Solo un accidente —apartó su mirada.

Cuando el metro llegó a la estación en donde bajaban ambos chicos se sintieron muy aliviados.

—Me alegra al fin haber salido —comentó estirando sus extremidades.

—Concuerdo contigo —de su mochila sacó un papelito.

Sus ojos heterocromaticos lo miraron de reojo.

— ¿Qué vas a comprar?

—Solo un par de cosas para la cafetería. Un paquete de té, azúcar y unos paquetes de galletas —guardó la lista y lo volteo a ver —. ¿Y tú?

Se encogió de hombros.

—Lo sigo pensando.

Las cejas azules del menor se fruncieron, provocándole una leve risa al mayor.

—Vamos a comprar tus cosas primero —lo alentó.

No pudo evitar negar con la cabeza antes de comenzar a caminar.

Las compras se hicieron rápidas y sin contratiempos, ya que todo se había encontrado en una sola tienda. Y para Kuroko el que Akashi no le hablara para nada que no fuera con respecto a lo que compraban y se mantuviera en silencio durante todo el rato le pareció algo bastante amable de su parte. Al terminar ambos se dirigieron en dirección a la estación o al menos esa era la idea principal hasta que el pelirrojo fijo sus ojos en una tienda y de celulares.

Mis LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora