•Gota IX•

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Si ven algún error ortográfico favor de avisarme, gracias

Las paredes color crema, el piso blanco y el olor a desinfectante los rodeaba. Akashi sentado mientras era atendido por Kuroko. Tenía el labio partido y un moretón en la mejilla —que ahora era cubierto por una bolsa de hielo—. El silencio que les hacía compañía había perdurado desde que habían llegado.

—No debiste hacerlo —corto el silencio Kuroko.

No dijo nada. Tetsuya suspiro.

—Aun así —lo volteo a ver —...gracias —un sonrojo se coloreo en sus mejillas.

Akashi sonrió. No se arrepentía de haber golpeado a Haisaki. Bueno, no tanto; el rostro le dolía horrores. Los orbes bicolores miraron a Kuroko que estaba sentado frente a él, mirando todo a su alrededor. Las dudas comenzaron aparecer en su mente como flashes y más la razón por la cual la pelea había iniciado.

—Kuroko —llamo y el nombrado lo volteo a ver —. ¿Qué es Haizaki tuyo?

Un muy ligero rubor apareció en los pómulos del Kuroko, una aguja le pinchó el corazón.

—Ahora no es nada.

— ¿Ahora? —levantó una ceja —, entonces, ¿antes eran algo?

Una mueca se formó en sus labios.

—Se podría decir que sí —exhaló aire.

Lo miro incrédulo.

—Me refiero —continuo —, a que no estábamos en una relación formal, él y yo emm... —se mordió el labio.

—Tuvieron relaciones —afirmó Akashi a su pesar.

Trago saliva.

—Sí...

—Él todavía cree que están saliendo.

—Haizaki-kun es una persona que no le importa lo que pienses, mientras puedas "jugar" con él.

— ¿Es por él quien llorabas la otra vez?

Asintió.

— ¿Qué es lo que te hizo?

Abrió los labios y apartó la mirada.

—La última vez que nos vimos tuvimos una pelea fuerte, por la cual decidí terminar con nuestra "relación", pero como he dicho, Haizaki-kun no le importa lo que yo piense, mientras él salga beneficiado.

Se quitó la compresa de la mejilla y la colocó a un lado; dejó escapar aire de su nariz.

—No entiendo cómo alguien como tú pudo llegar a juntarse con alguien como Haizaki.

De los labios del de menor estatura salió una risa tranquila.

—Me pregunto lo mismo —miró el suelo y luego a Akashi —. Pero a veces ignoramos cómo son realmente las personas cuando nos hace falta compañía —sus labios se alargaron.

Los ojos con heterocromia lo miraron con perspicacia. No entendía con exactitud lo que le estaba sucediendo en estos momentos a ese pequeño cuerpo que tenía enfrente: que sentía, que pensaba, que era lo que le había sucedido, pero por esas incógnitas que aún no lograba resolver era que estaba ataba a Kuroko —claro está que ignoraba el sonido estridente que su corazón latiendo cada que lo veía—.

Se detuvo unos momentos a pensar, en su mente se repitió el nombre de Kuroko Tetsuya. Se levantó de donde estaba y se acercó a él.

—Tetsuya —lo nombró y saboreo cada letra de aquel nombre. El mencionado se estremeció; nadie, además de su familia, lo había llamado así —. Te he dicho esto un par de veces, pero lo volveré a decir, quiero ser él que te muestre el arco iris después de la lluvia.

Mis LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora