•Gota XI•

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Si notan alguna falta de ortografía, favor de avisarme, gracias

No lo podía creer.

Él tenía novio. Novio. Siendo un chico tenía un novio. ¿Cómo había podido lograr eso? ¿Cómo? No lograba entender lo que había sucedido hace solo unos minutos atrás. Miró al profesor que se encontraba frente a él y fingió ponerle atención, aunque no importaba, ya que no lo notaría. Miró su libreta y reviso lo que había escrito en ella. Tantas hojas llenas de pensamientos deprimentes que prefirió mejor dejar de leer. Respiro y luego aspiró. Dirigió su vista hacía la ventana y vio como algunos alumnos corrían de un lado a otro; reconoció a uno. A ese pelirrojo que ahora era su novio. Sintió sus mejillas arder y no pudo evitar que su corazón se hinchara. Rápidamente regresó su vista al pizarrón, pero no pudo evitar mirar de reojo la ventana.

Jugaba básquet con algunos chicos, mientras era animado por un grupo de personas. Le pareció raro verlo afuera ya que ese día no les tocaba educación física, pero supuso que no tenía alguna clase o algo parecido a eso. Lo observo durante mucho tiempo. Veía como Akashi corría de un lado a otro, con su cabello moviéndose en todas direcciones, tenía un rostro feliz, o al menos lo que podía ve. El partido acabó y el equipo en el que estaba su novio ganó causando una gran emoción en todos los presentes, más en las chicas que se le acercaron demasiado. El pecho le peso y la cabeza le dio vueltas. No sentía celos, en realidad, era envidia. Sabía que Akashi era su novio, lo sabía, pero no podía olvidar que ellos eran una pareja homosexual, una que no todas las personas podían aceptar así como así. Apartó la mirada de la ventana y volvió su atención a su libreta, sonrió y cogiendo una pluma comenzó a escribir otra cosa que no tenía nada que ver con la clase.

Akashi fue rodeado por chicas que aprovecharon cualquier oportunidad para acercársele, en otras circunstancias no le hubiera importado, pero ahora tenía novio —que al pensar en esta palabra no pudo evitar sonrojarse y sonreír— y no podía aceptar que las chicas hicieran eso.

—Chicas, podrían alejarse por favor —dijo apartando el cuerpo de una de ellas.

Las chicas al escuchar aquello se quedaron heladas. Era una de las pocas —muy pocas—, veces en las que Akashi les pedía tal cosa. Todas pensaron lo mismo.

— ¡Akashi-sama tiene novia! —afirmo una chica, provocando un caos en todas.

Los chicos por su parte solo rieron, aunque pensaban lo mismo, su amigo tenía novia.

—Aka-chin —le llamó su enorme amigo Murasakibara —. ¿Acaso tiene novia?

Negó con la cabeza.

—Tengo novio.

Dos palabras. Cuatro sílabas. Una reacción. Petrificación. Aunque esta fue retardada; la forma en que aquel chico de cabellos rojo lo había dicho fue una tan casual que nadie lo noto, hasta contestaron un:

—Oh, ya veo.

Después de eso sus cerebros procesaron bien las palabras y se quedaron sin saber cómo reaccionar. La campana había sonado y era hora del almuerzo.

—Los veo luego chicos, tengo que ir con mi novio —y desapareció de los ojos de sus compañeros.

...

La hora del almuerzo había comenzado y, como era típico de él, estaba listo para irse a la biblioteca a pasar el rato, pero no contó con el hecho de que Akashi —el chico popular de la escuela—, fuera a buscarlo a su salón, suerte para él, la mayoría de sus compañeros habían salido.

—Tetsuya —le susurró al oído.

Su cuerpo dio un respingón y todo su rostro se tiño de rojo.

Mis LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora