•Gota X•

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Si encuentran alguna falta de ortografía favor de avisarme, por favor 

Antes de leer quiero decir que sino les gusta el "lemmo" se lo salten desde que empieza con «cabellera roja» hasta «entonces empezó a temblar» a las que sí, disfrutenlo.

Acababa de llegar de la escuela y lo primero que hizo fue ir a la estantería en busca de su cofre, en donde guardaba las cartas que le había mandado «S». Cuando las tuvo en sus manos busco la primera que recibió y se tapó el rostro al leer: «¿Me dejarías ser aquel que te muestre el arco iris después de la lluvia?», luego reviso la segunda y también encontró algo parecido, la tercera y la cuarta igual. El recuerdo de las palabras de Akashi llegaron a él: «...quiero ser el que te muestre el arco iris después de la lluvia.» ¿Coincidencia? No, no lo era, Kuroko estaba seguro de eso.

Recordó el nombre completo de Akashi y sí, su nombre empezaba con S. Se llevó una mano a su labio, en donde había curado su herida Seijuro.

Se dejó caer al suelo con el hinchamiento de su corazón al máximo, era posible que explotara. La cabeza no lo ayudó aligerar esa hinchazón: le empezó a mostrar los pocos momentos que había pasado con Akashi. Hubo uno en especial que se repitió constantemente y paulatinamente, pareciera que le restregaba en la cara que en ese momento —en el tren—, pudo haber besado esos labios. Se llevó la otra mano a la boca, comenzó a acariciar sus labios.

Cabellera roja como las semillas de la granada. Comenzó a bajar su mano por su torso, la detuvo cerca de su pecho. Sus labios delgados pero realmente incitantes. Cerró su mano en su pezón, provocándose un gemido. Su piel blanca como nieve en invierno. Se metió dos dedos a la boca. Suspiro y empezó a pellizcarse el pezón. Sus brazos alrededor de su cuerpo. Saco sus dedos de la boca y los recorrió lentamente por su torso hasta llegar a su entrepierna, en donde comenzó a masajearse, haciendo que suspiros y sonidos inteligibles empezaran a brotar de su boca.

No tenía noción de lo que le pasaba. Solo se dejaba guiar por esas emociones poco claras. Teniendo fantasías poco comunes con alguien que apenas si conocía.

—A...Akashi-kun —murmuro mientras se desabrochaba el pantalón y se bajaba la bragueta. Le estaba incomodando.

Se bajó la ropa interior, haciendo que su miembro erecto saliera como un resorte. El rostro sonriente de su compañero llegó a su memoria. Llevó un dedo a la punta de este y empezó a hacer círculos. Exhaló aire y se arqueo. Se había excitado demasiado. Tomó el cuerpo del pene y empezó a subir y bajar su mano.

—A...a...—se tragó las palabras y recapacito lo que iba a decir. Se mordió el labio —. Seijuro —susurro mientras llevaba su otra mano a la boca y se introducía tres dedos en ella: lamiéndolos y mordiéndoselos —evitando así que sus gemidos salieran—. Cuando vio que sus dedos estaban bien lubricados, se arrodilló, bajo su pantalón por completo, junto a su ropa interior, luego llevó un dedo a su entrada y lo introdujo lentamente. Mordió sus labios.

Su mente empezó a reproducir una película de género erótico. En donde las manos rasposas de Akashi lo tocaban en cualquier parte. Rostro, cuello, hombros, brazos, espalda, pecho, estómago, pelvis y luego... le agarraba las nalgas. Pellizcándoselas y luego rozaba su entrada con la punta de su miembro.

Se recostó en el suelo con la respiración irregular y nombrando al chico con dificultad. Ya ni siquiera podía decir una palabra.

El área de la pelvis le dolió y antes de que pudiera predecirlo se corrió.

Sacó el dedo de su entrada y alejo su mano de su pene. Miro el techo y su rostro — rojo—, lo sintió aún más caliente al darse cuenta de lo que había imaginado y hecho.

Mis LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora