Parte sin título 12: SOBREVIVIENDO A LOS SUEGROS

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Capítulo 12: Sobreviviendo a los suegros

Pov Edward

Y el tiempo fue pasando inexorablemente. Los días fueron cediendo su puesto a las semanas y las semanas a los meses, cuando me quise dar cuenta Bella y yo llevábamos cuatro meses de noviazgo, cuatro maravillosos meses en los que había habido de todo.

Cruella y la madrastra recibieron una visita de Cayo quien, siguiendo las órdenes de Marco, les informó oficialmente que no podrían contar con la familia para nada pues su padre sentía tal decepción que hasta estaba valorando la posibilidad de desheredarla. Por su parte papá Eleazar y mi prima Rachel estaban intentando extraditarlas a Estados Unidos para ser juzgadas allí, pero estaba claro que el poder de Rachel Denali era muy limitado sin el apoyo de su abuelo Edward, el cual también se negaba a ayudarlas y había instado a Carlisle a darse prisa con el divorcio. Realmente le molestaba tener a una delincuente en la familia. Por tanto, las dos se habían quedado solas y solas tendrían que salir del lio en que se había metido porque nosotros únicamente nos limitaríamos a acudir a declarar cuando nos llamasen en el juicio.

Una vez cumplida esa misión mi tío se pasó por la redacción del periódico para ver con sus propios ojos cómo iban las cosas y si el gasto de dinero estaba justificado. Lo cierto es que el periódico iba viento en popa. El volumen de ventas era muy bueno a pesar de la situación económica que atravesaba el país y la poca afición que la gente tenía a la lectura por culpa de internet. Bella decía que era porque utilizábamos un lenguaje humano, cercano al pueblo y lo ilustrábamos con imágenes y fotografías facilitando su lectura. La idea había surgido de Esme durante el tiempo que estuvo aquí y he de reconocer que era todo un éxito. Ahora estábamos poniendo en práctica otra de sus ideas, la sección on line del periódico y para eso había hecho venir a Peter y Charlotte nuestros expertos en ese campo.

Bella cumplía con su trabajo a las mil maravillas, aquellas famosas elecciones habían pasado y un nuevo partido gobernaba el país. Bella lo había hecho tan bien que hasta el mismo Cayo la alabó y recibir una alabanza de Cayo, que no se casaba con nadie, era una novedad. Resultado, a instancias mismas de mi tío Bella quedo encargada de la sección de política nacional. Cuando se disponía a protestar Cayo sostuvo impasible que a él le importaba un comino que fuera la novia de su sobrino, a él le importaba el trabajo y su rendimiento era excelente. Ante la seriedad de sus palabras, Bella decidió callar. Por otro lado mi tío me felicitó por la elección de novia que había hecho y eso me llenó de orgullo, Bella había superado el peor obstáculo de todos.

Athenodora, Renata y Heidi, eran otro cantar. Mi tío les había prohibido expresamente ayudar a su cuñada y a Tanya pero aun así estaba claro que de una forma o de otra estaban confabuladas con Rachel y Eleazar aunque no conseguían nada de nada. Y no era la primera vez que me llamaban por teléfono para decirme lo que pensaban de mi novia y de que consintiese en tener a mi madre y mi prometida formal en la cárcel. Ni que decir tiene que mi contestación fue contundente: la única madre que conozco está libre como un pájaro y trabajando para sacar adelante un periódico; Esa mujerzuela ni era mi prometida ni era nada mío solo un grano que me salió hace tiempo en el culo y que por fin se reventó; y por supuesto les advertí que como me dijeran una sola palabra más en contra de mi Bella se arrepentirían pues no se lo iba a consentir.

Mis cuatro diablos venían algún que otro fin de semana a visitarnos acompañadas de sus parejas y de Carlisle al que cada día se le veía más unido a Esme. Ni que decir tiene que protagonizaron muchas escenas divertidas y cómicas pero una de las que merece la pena mencionar fue en el Museo de la Ciudad. En una de las plantas hay una maqueta al natural del interior de un autobús antiguo, con unos asientos seguramente más viejos que nosotros. Dirigidas por Emmett, se sentaron en ellos y se pusieron a cantar a voz en grito la famosa canción "en el auto de papá" y así estuvieron haciendo el indio hasta que apareció, como no, el guardia de turno para poner orden y concierto.

UNA CITA CASI A CIEGASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora