CAPÍTULO 25: ISABELLA Y MARIE VAN A TENER A EDWARD

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Capítulo 25: Isabella y Marie van a tener a Edward

Pov Edward

—¡Eddie, Edward!, ¿dónde se habrá metido este hombre?

Solo era capaz de escuchar el suave repiqueteó de las gotas al chocar contra el suelo de la ducha. Todo era paz y tranquilidad a mi alrededor. El agua caía sobre mi cuerpo relajando todos y cada uno de mis doloridos músculos. Estaba agotado, literalmente agotado. No sé cuánto tiempo llevaba apoyado contra la pared dejando que el preciado líquido elemento cayese sobre mí. Podrían haber sido minutos, horas, años...el caso es que lo necesitaba. No voy a negar que echaba de menos a mi Bella aquí dentro, la duchas sin ella eran...más aburridas sin ella pero...que le íbamos a hacer...sino se hacen cierto tipo de sacrificios por un amigo que lo necesita y merece, ¿qué clases de personas seríamos?

Adoraba a mi Bella, ella era todo para mí, absolutamente todo, la amaba con cada fibra de mi ser, estaba muy ilusionado con la llegada de mi propio bebé y de mis ahijadas, le estaba muy agradecido a Chelsea por lo que una vez hizo por nosotros. Por eso me tomaba este cansancio como algo necesario pues ambas me necesitaban... me encantaba sentirme necesitado, valorado, querido, apreciado...amado por esa mujer que era toda mi vida y por aquella amiga que nos había demostrado tanta fidelidad y que estaba sola, aunque...para ser sincero...tenía tantas ganas como ella de que Carlos volviera. Lo que Chelsea no sabía es que faltaban horas para su vuelta. Esta mañana había recibido una llamada telefónica de él diciéndome que llegaba en la madrugada. Me había pedido que no le dijera nada a Chelsea...era su sorpresa para ella.

No voy a negar que esa noticia me había relajado mucho, mañana seríamos dos en las clases del parto... todo volvería a su lugar. La matrona que las impartía por fin se daría cuenta de que cuando Chelsea decía que era la amiga, lo decía en el buen sentido de la palabra. Carlos, respiraría con Chelsea y haría los ejercicios con ella. Al regresar a casa, yo podría ducharme con mi Bella pues él ya se encargaría de hacerlo con su mujer. No creo que Emily dejase viajar a nuestra amiga con su embarazado tan avanzado y sobre todo trayendo gemelos, por eso les iba a decir que mi casa era su casa hasta que pudiesen regresar a Mallorca. De hecho pensaba ofrecerles una participación en las acciones de la compañía y un puesto de trabajo en nuestro periódico. Ambos se quejaban de sufrir el llamado Síndrome de la Isla, algo psicológico que sufrían muchas personas que vivían allí ya que el único modo de salir era por avión o barco.

El agua de la ducha seguía cayendo implacable sobre mi cuerpo.... yo era incapaz de pensar...mi agotada mente parecía incapaz de dejarme tranquilo y ahora recreaba en mi subconsciente una conversación entre Chelsea y Bella...parecía que me llamaban...pero mi cuerpo se negaba a moverse...

—¡Eddie, Edward!, ¡maldita sea, este hombre esta sordo!, ¿dónde se ha metido?, por Dios nunca me ha dolido tanto algo parece que voy a echar el alma por la boca.

—Seguro...que... está... en... la... ducha...y no nos oye ¡Ayyyyyyyyyyyyyyy!

—¿Y.... cuanto tiempo....necesita... para ducharse si está solo?, a este paso aparecerá cuando... su hijo se case más que nada por hacer bulto.

—Bueno recuerda.... que hemos quedado que tu hijo... se tiene que casar con una de mis hijas...esperemos que le parezca bien.

—A quien les tiene que parecer bien es a nuestros hijos ¿no crees?, Ayyyyy ¡maldita sea como duele esto!, ¡Edward!, ¿dónde te has metido?, ¿te has caído por el sumidero de la ducha?

Sin darme cuenta me fui resbalando poco a poco hasta llegar al suelo, el cansancio me pasaba factura, me estaba quedando adormilado arrullado por el repiqueteo de las gotas, solo escuchaba a mi alrededor el sonido del agua cayendo....parecía que alguien me llamaba...seguro que era una jugarreta de mi mente... en este momento por mí el mundo se podría ir a pique porque yo...

UNA CITA CASI A CIEGASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora