CAPÍTULO 17: UN PASEO POR EUROPA SIN SALIR DE MADRID

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Capítulo 17: Un paseo por Europa sin salir de Madrid

Pov Edward.

Ver aquel mensaje en el móvil me dejó totalmente perplejo y confundido, ¿qué diablos querría ahora esta mujer?, si casi ni me acordaba de la última vez que la vi, solo recuerdo que no le hice demasiado caso y estuvo hablando todo el rato con Esme. Pero ver la expresión enfadada de Bella y esa pregunta llena de dolor y desconfianza me dejó petrificado, ¿no se pensará ella que yo...¿qué Chelsea y yo...? pero no me dio tiempo a contestar ni a decirle nada ya que el mensaje entrante en su móvil me dejó sin sangre en las venas.

Hasta ahora has tenido suerte y te has zafado de todo, pero solo son batallas ganadas y todavía queda mucha guerra por delante.

¿Qué diablos querrían decir con eso?, y... ¿quién mandaba esos mensajes? Le quité el teléfono de las manos y les reenvié el mensaje a Laurent y a mi abuelo Marco después de llamarles para contarle la última novedad. Cuando terminé Emmett, que ya se había puesto en contacto con la policía madrileña y sus compañeros, hizo la misma operación.

Pero a mi Bella parecía que le daban igual las amenazas, ella tenía en mente otro problema más importante a su parecer y seguía mirándome enfadada, muy enfadada y ¿dolida?, ¿celosa? , nunca la había visto así. Le tomé de la mano y me la llevé a un rincón aparte mientras Emmett seguía hablando con la policía y Rose entretenía a su hija. Los guardaespaldas por su parte también estaban haciendo su trabajo y reenviando el mensaje a sus jefes en espera de órdenes.

—Bella, mi amor, Chelsea no es nadie –le dije mirándole a los ojos para que pudiera ver mi sinceridad –ni siquiera me acordaba de ella. La conocí en la facultad y se adhirió a nuestro grupo con el consiguiente enfado de las chicas a las que no les caía nada bien, supongo que por celos, aunque todavía las parejas no estaban formadas ya que solo éramos amigos, pero ella... coqueteaba con todo lo que llevase pantalones. Recuerdo que yo la llamaba Matahari. No me malinterpretes, es su forma de ser. Al principio, cuando vio que no tenía pareja intentó adjudicarse el dudoso honor de ser mi novia, pero a mí ni siquiera me gustaba un poco, como amiga estaba bien, pero nada más. Siempre noté que le molestaba que saliese con otras chicas, pero nunca hizo nada por fastidiarlas a ellas o a la llamémosle...relación que pudiera tener.

Tiempo más tarde me confesó que era....prima de Tanya por parte de su madre, cosa que nos hizo enojar bastante a todos pues nos sentimos engañados y estafados. Cortamos toda relación con ella. Antes de dejar el grupo me dijo que había hecho eso porque tenía curiosidad por conocer al hombre que había rechazado a su maravillosa y perfecta prima una y otra vez. Por lo visto su madre, la hermana de Carmen, no hacía más que ponerle como ejemplo a su prima y ella estaba de Tanya hasta...bueno ya te imaginas hasta donde y...en fin quiso conocerme e iniciar una relación conmigo solo para fastidiar a su familia y en especial a Cruella. Cuando vio que era imposible retrocedió y solo fuimos amigos. En broma, siempre me llamaba El inconquistable Edward Cullen.

Cuando nos graduamos ella se marchó con sus padres precisamente aquí a España, su país de origen, y nosotros regresamos a Chicago. No volví a verla ni a saber más de ella hasta hace algo así como un año y medio en un congreso periodístico al que acudí con Esme. Estuvimos charlando un poco pero yo no le hice demasiado caso pues todavía me sentía enfurecido con ella. No me gusta que me tomen el pelo ni me engañen, es algo que no soporto. Casi todo el rato estuvo con Esme que, a pesar de su reticencia hacia ella, se mostró amable y educada, ya sabes como es. Al despedirnos nos dio su número de móvil. Ni la he llamado ni ella me ha llamado a mí. Lo cierto es que había olvidado su existencia por completo y que tenía su número en mi agenda, no sé que podrá querer.

—Entonces....entonces ¿ella no reunía las características de esa supuesta mujer perfecta?, ¿solo era amistad y ya?, ¿de verdad te habías olvidado de esa mujer?, lo digo porque como me has hablado de todo y...de ella no... al ver tu cara... pensé que me ocultabas algo –me preguntó dolida y pude ver tal y como me imaginaba por qué dirección iban sus pensamientos. Tonta Bella, tan fuerte, tan valiente y tan...insegura al mismo tiempo. De repente me invadió un sentimiento de ternura hacia esa mujer perfecta para mí que tenía delante y me sentí amado, apreciado y valorado, ella sin quererlo me lo estaba demostrando solamente con el simple hecho de sentir esos celos hacia una mujer desconocida. Definitivamente mi Bella siempre hacia que a cada momento que pasaba la amara todavía un poquito más.

UNA CITA CASI A CIEGASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora