13. Vamonos.

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ALLY

Poder entrar a casa al llegar de la escuela fue gracias a mi tío Frank. Aquella vez que olvide las llaves y tuve que esperar afuera un rato con el ya no tan insoportable Isaac, mi madre no quiso darme otra vez las llaves por razones que toda madre entiende y que todo hijo nunca jamás entendería, así que mi tío como buen hombre que es, a espaldas de mi madre me presto las suyas mientras que yo lograba convencer a mi madre de que estar en donde la Sra. Robinson con sus perros gigantes era un verdadero plan suicida.

Al entrar y sentarme en el sofá de la sala, viendo solo mi reflejo en el televisor frente a mí, recordé como fue esa trayectoria de la escuela hasta mi hogar acompañada de Isaac, al traer a mis pensamientos esto que sucedió hacía solo unos cuantos minutos, una sonrisa se forma en mis labios, sentía que con él las cosas eran distintas, pues siempre había algo de qué hablar o algo que discutir. Es que con él, era con quien podía pasar de un momento serio a estar burlándonos el uno del otro en un dos por tres, así como hoy, estábamos hablando de lo curioso que era el caso de nuestras familias que no conocemos y tampoco sabemos dónde carajos están, cuando de un momento a otro comenzamos a discutir de bobadas, insultándonos con burlas y comentarios exagerados; hasta llegamos a casa por ambos haber apostado una carrera de quien llegaba primero, obviamente ganó él, aunque yo no sé la dejé para nada fácil.

Sentí el rugir de mi estómago, lo que me recordó que aún no había almorzado. Me levanté del sofá y caminé hasta la cocina, tenía mucha hambre, fui hasta el refrigerador, lo abrí y como obviamente no sabía cocinar hice lo de siempre, un sándwich, acompañado con un gran vaso de yogurt; al terminar de preparar mi merienda, volví al sofá y me senté para poder comer, y buscar algo que ver en la tele. Mientras pasaba todos los canales en busca de algo bueno que ver y a la vez le daba un mordisco a mi sándwich, escuché que sonaba mi teléfono; lo deje sonar varias veces, seguramente era mi mamá y conociéndola me llamaría hasta que por fin tomara la llamada.

Efectivamente mi celular se cansaba de sonar, cuando deje de lado mi aperitivo del día para ir en su busca. Aún estaba adentro de mi bolso, lo tomé y vi que las llamadas perdidas no eran de mi madre, eran cinco llamadas pérdidas de Isaac; reconocí el número, pues lo había guardado desde aquella vez que él me mandó esos mensajes. Iba a enviar un mensaje preguntándole que había ocurrido, cuando estaba entrando una llamada suya, así que descolgué la llamada para averiguar que sucedía:

-Hola-dije

-Vámonos- fue lo único que escuché decir del otro lado.

-¿Que?!- Pregunté, no sabía que quería decir el con eso- creo que te equivocaste de número o algo así.

-No, no me he equivocado, te hablo a ti Ally; escucha, de camino a casa, lo he estado pensando y si, aunque me cueste aceptarlo, definitivamente tienes razón - Sonreí por lo que dijo; supe que le fue muy difícil admitirlo, pues escuché del otro lado un fuerte suspiro.- no puedo pasar el resto de mi vida así, sin saber de dónde vengo ni quiénes son los de mi sangre, necesito conocerlos y hacerles saber todo lo que he tenido que vivir, decirles en la cara lo que pasó con mi madre por su falta de consideración y aceptación - lo decía muy rápido, como si tratara de sacar todo lo que tenía que decir de una vez por todas; lo decía alterado o enfurecido.

-Pero...

-Déjame terminar- comenzó a hablar otra vez- Ya solo faltan tres semanas para que comiencen las vacaciones de verano. Tiempo que podemos usar para buscar información aquí mismo.

-Pero ¿cómo? Ya te dije que no conozco a nadie más y mi madre y mi tío no quieren decir nada.- Oh por Dios, ¿ya estaba yo pensando en hacerlo? La curiosidad me mata siempre.

-Algo debe de haber, busca en Google tu apellido, en los cajones de toda tu casa busca papeles de todo; por mi parte también buscare y le preguntare a Mérida.

-Pero...

-Ya deja de decir tanto pero, por favor- me interrumpió.- Es algo que debemos hacer, ya no podemos seguir así, sin saber nada de nada.

-Es que... no sé. No estoy segura, he pasado toda mi vida tratando de hallar algo, siquiera una pista del paradero de mis demás familiares y nada, no encuentro nada.- Siempre había esperado que alguien me dijera estas palabras, pero ahora no estaba segura. Mi familia podría estar hasta en otro país.

-Fuiste tú quien me impulso a hacer esto, y... quiero que hagas esto conmigo, eres inteligente y... y sabes escuchar. Sólo piénsalo, el lunes hablamos. Adiós.

-Espera...- colgó sin dejarme decir lo que tenía por decir.

Sí, claro que quería encontrar a mi familia. No sabía porque razón no la conocía, pero lo quería saber.

Todo Un Cubo De Rubik. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora