"Siempre."

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Peeta y yo hablamos de cosas sin importancia durante un rato.
-Oye ¿Donde esta Finnick? Durante todo este tiempo que hemos estado aquí no ha venido.-pregunto.
-Siempre es así. Bueno los dos no estamos en la habitación muy seguido. Yo estoy en la terapia y el acompaña a Annie a la suya. La de Annie es nada comparada con la de Johanna o la mía. Pero también recibe la suya. Se trata más de hablar con un psicólogo que otra cosa. Después de que acaba su terapia se la pasan todo el día juntos. Entonces solo llegamos a dormir. Hay veces en las que ni siquiera viene a dormir. -dice.
-Wow. Todo el día juntos. No hacen nada separados.-digo y en verdad pienso que aunque ames a una persona de vez en cuando deberías de tener tiempo para ti.
-Así es. Pero lo entiendo. Yo jamás me quisiera separar de ti. Aunque eso si, voy s necesitar tiempo para mi solo. ¡Imagínate! Todos los días con Katniss Everdeen. Me tomaría una pastilla para la migraña diario.- dice riéndose a carcajadas. Yo solo le doy un golpe en el hombro. Y le miro con el ceño fruncido. ¿En serio seria tan malo vivir conmigo? ¿Sería tan irritable? Eso sin darme cuenta me lastima demasiado e involuntariamente mis ojos se llenan de lagrimas.
-¿En serio seria tan malo vivir conmigo?-le pregunto mirándolo a los ojos llenos de lagrimas.
El me mira y pone cara de arrepentido. Aunque también de sorprendido. Y no lo culpo a mi también me sorprendió mi reacción. Pero saber que a la persona que más me importa le parezco irritante me lastima.
-No. Eso jamás. Estaba bromeando Katniss. No entiendo porque te lo tomaste tan en serio.-me dice extrañado.-Mi vida contigo seria maravillosa sin duda alguna.
-Lo siento es que... Me tengo que ir.-me limpio las lagrimas de mis mejillas bruscamente.-Mi madre y Prim deben de estar preguntándose por mi.-me paro bruscamente de su cama y me dirijo a la puerta.
-Katniss, espera...-alcanzó a oír la voz de Peeta pero me dirijo a mi habitación. Llego, ya que esta a dos habitaciones de la de Peeta, no hay nadie en la habitación así que sin pensarlo dos veces me acuesto en mi cama y me forzó a dormir.

Me despierto gritando. Pero estos gritos son diferentes. Estos gritos son una mezcla de miedo, dolor y agonía. Entonces en ese momento, inesperadamente, entra Peeta. Se le ve agitado.
-Lo siento, solo era una pesadilla.-le digo.
-Esta bien. Yo también las tengo.-me dice y empieza a irse de la habitación. Pero hay un problema. No quiero que se vaya. Quiero volver a sentir el calor de sus brazos, al igual que lo hacia en el tren. Lo quiero conmigo.
-Peeta.-le digo e inmediatamente me voltea a ver.-¿Te quedarías conmigo?-le pregunto con la esperanza de que no me rechace.
-Esta bien.- me dice y yo suelto aire que ni siquiera sabia que estaba conteniendo. Llega hasta mi cama y me envuelve en sus brazos. Me envuelve en su calor. Y antes de que me vaya a dormir alcanzó a escuchar que me dice.
-Siempre.

¿Y si algo fuera diferente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora