Diciendo lo que Siento.

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Peeta y yo acabamos rendidos al final del día. Parte de mi cansancio se debe a "hablar" con Gale. No me canso físicamente, mas bien mentalmente. No logro conciliar el sueño. Odio eso. Tengo sueño pero no me puedo dormir. Me volteo y observo a Peeta. El tan solo después de salirse de bañarse, me dio un beso de buenas noches y se quedo profundamente dormido. Debo admitir que su entrenamiento fue intenso, además en su terapia también le pusieron a hacer mucho ejercicio. Y se que es bastante cansado y agotador para el pero no se puede quejar de los resultados, tampoco lo hago yo. Se ha puesto musculoso y aunque me cueste admitirlo me gusta. Paso mis manos por su perfecto rostro. Paso un tiempo así; solo observándolo. Pienso en todo lo que hemos pasado, lo que nos han hecho, cuanto hemos sufrido, para darme cuenta de lo que siento por Peeta. Estoy perdidamente enamorada de el. Me enamore sin darme cuenta. Y viéndolo dormir me doy cuenta de que me enamore de el como cuando te estas quedando dormido: primero lentamente y luego de golpe. Me sorprendo al pensar eso. Hace un tiempo la simple idea del amor me daba asco. No tenía tiempo para pensar en eso. Las ironías de la vida. Dejó de pensar, abrazo a Peeta y me quedo dormida.

Nos despertamos y nos vamos a desayunar a el comedor. Milagrosamente el desayuno pasa sin contratiempos, al igual que el resto del día. Aunque me gustaría que siempre fuese así, sé que no lo es y me tiene un poco inquieta. Decido ignorar eso y sigo con mi día. Al terminar de cenar Peeta y yo nos dirigimos a mi habitación. Cuando estamos acostados apuntó de dormimos Peeta me pregunta:
-Katniss ¿Qué sientes por mí?
Lo sabía. Sabia que algo tenía que pasar.
-¿A qué te refieres?-me incorporo y lo miro a los ojos.
-Sabes a qué me refiero Katniss. ¿Qué sientes por mí? Sabes, bueno todo Panem sabe, que yo estoy enamorado de ti desde los cinco años. Haría todo por ti.-en este momento suena un poco molesto.- Daría todo por ti. Maldita sea, moriría por ti.-se levanta de la cama y camina por toda la habitación. -Necesito saber qué sientes por mí. Necesito saber que no estás conmigo por lastima, como dijo Gale.-frunzo el ceño cuando dice eso. Me incorporo rápidamente de la cama.-Necesito que me digas que esto no es un acto.-eso último lo dice gritando.
Su comentario me enfada demasiado. ¿Cómo se atreve a pensar siquiera en eso?
-¿Cómo se te ocurre eso?-le digo claramente enfadada.-Acaso una  persona que está "actuando" como tú dices se desvela pensando en qué cosa le están haciendo a la persona que le arrebataron, tampoco se la pasa llorando cada noche ni teniendo mil y un pesadillas sobre todas las torturas que puede estar sufriendo o todas las maneras en las que pueden matarlo. -estoy segura de que mis gritos se escuchan por todo el pasillo pero no me importa. Quiero que le quede claro.-Creo que le aclare a Gale y a todos los presentes que estaban ahí que yo no amo a Gale y que no estaba contigo por lastima. Ayer yo no podía dormir. Te estuve observando y mientras te miraba me di cuenta de que estoy perdidamente enamorada de ti Peeta.-cuando el escucha eso se queda inmóvil, como si no creyera lo que acaba de escuchar.-Estoy segura de que siempre lo estuve pero no lo quería admitir.-termino de hablar-gritar y Peeta sigue inmóvil.
-Katniss..-él me mira como si tuviera una cabeza de cabra.-¿Qué dijiste?
-Dije que estaba enamorada de ti Peeta.-el se acerca a mi pero yo me alejo. Estoy demasiado enojada.-No me toques.
-Katniss, lo siento. No quería lastimarte.-me dice y sé que lo dice en serio.-Solo pensé que...
-Pues pensaste mal, muy mal. Ahora, vete de aquí ¿Quieres?-le digo evitando verlo.
-Katniss...
-No vete. Tal vez dormir contigo sea un acto también.-le digo en un tono frío. El no se mueve.
-¡Qué te vallas no entiendes!-el se encamina a la puerta mientras se la abro. Evito mirarlo, no quiero que me vea llorar.
-Perdóname.-me dice antes de irse.
Cuando por fin sale de la habitación, cierro la puerta y me pongo a llorar. Estoy casi segura de que mis lloriqueos se escuchan por todo el pasillo pero no me importa. Pasa un tiempo hasta que me voy a la cama. Sé que sin los brazos de Peeta tendré pesadillas pero lo que me dijo en verdad me dolió.

Trató de dormir pero no puedo. Apenas cierro los ojos y horribles imágenes pasan por mi mente. Mi madre y Prim están en el hospital. Les toca trabajar en el hospital en la noche así que estoy sola.
Todos mis intentos para dormir son en vano. Hasta que recuerdo que Prim me dio unas pastillas para dormir. Para este tipo de situaciones precisamente.
Me las tomo, me acuesto en mi cama y todo se vuelve oscuro.

Me despierto, me ducho y me dirijo a el comedor. Hoy me levante temprano quiero evitar a Peeta lo más que se pueda. Llego y como supuse no hay nadie. Como lo más rápido posible. Me voy al entrenamiento y afortunadamente Peeta no está. Así es todo el día. Logró evitarlo con éxito. En la cena me siento en una mesa apartada de las demás, no quiero hablar con nadie. Estoy comiendo un pedazo de mi puré cuando siento la presencia de una persona. Miro hacia arriba y veo que es Prim. Suspiró aliviada. Pensé que era Peeta.
-Hola.-me dice ella con una radiante sonrisa.
-Hola.-le contestó tratando de sonar un poco alegre.
-¿Qué te pasa?-me pregunta.-Y no trates de mentirme. Se nota  a kilómetros que algo te sucede.
-Me conoces muy bien.-le digo con una media sonrisa.
-Así es.-me corresponde la sonrisa.
-Bueno, ayer Peeta me pregunto qué sentía por él.-Prim alza las cejas.
-¿Qué tiene de malo eso?-dice ella con su melódica voz.
-Eso nada. Lo que me dijo después fue el problema.-con esa frase capte toda su atención. Le conté todo lo que pasó anoche con todo lujo de detalles. Cuando acabó ella se queda pensando por un momento.
-Mira, voy a ser sincera. Lo que te dijo Peeta no fue muy lindo. No me sorprende que te enojaras. Y no te juzgo, tienes todo el derecho de estar enojada. Pero Ponte en su lugar. Lo de ustedes siempre fue un acto. Bueno, hasta cierto punto. Así que no me sorprende que te pregunte eso. Eso si en esta pelea tú eres la que tienes la razón.-sonrío ante eso- Pero habla con el. Lo he visto y se ve muy deprimido. Me señala a la mesa en la que usualmente me siento, volteo y veo a Peeta. Tiene la mirada perdida, los ojos rojos y unas notables ojeras.
-Lo pensare.-le digo mientras me levanto.-Me voy a dormir. Nos vemos.-le doy un beso en su cabeza y salgo de ahí sintiendo una intensa mirada, podría jurar que esa mirada era de Peeta.

¿Y si algo fuera diferente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora