DÍA 2

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La chica se encontraba allí en su habitación, recostada sobre su almohada, llorando entre el profundo silencio que la rodeaba, amenazada por la soledad que comenzaba a acecharla, destrozada por los sentimientos que ahora la envolvían, cubierta de falsas esperanzas y llena de sueños rotos. El cielo de la mañana que debía estar comenzando a aclarar aun no aparecía, todo lo que la chica podía contemplar del cielo a través de su ventana, eran aquellas nubes grises y algo de oscuridad que las rodeaba. El viejo árbol seco que estaba justo al lado de su ventana, árbol que estuvo hace ya algún tiempo lleno de colores, de vida y alegría, que hacia de cada mañana, una mañana tan hermosa y perfecta, que resultaba casi imposible no contemplar, aquel era el mismo árbol que ahora le daba el toque perfecto para hacer que ese paisaje se tornara silencioso, oscuro y siniestro. Genial, pensó para si misma, este será un largo día. El día comenzaba a tornarse realmente frio, así que la chica se envolvió entre sus sabanas, abrazando su almohada, y aun derramando sus lagrimas pensaba en el porque había sido tan dura y fría con el chico al que ella tanto amaba. La chica sabia que el chico necesitaba de su apoyo incondicional, de todos sus consejos, de todo aquello que le llenara de esperanzas y sueños, de todas esas ilusiones maravillosas que el chico podía contemplar en su mente, de fantasías anheladas y recuerdos que él jamás olvidaría, pero, en especial de todo su cariño, amor y comprensión, sin embargo, fue allí donde ella se entero de que algo había cambiado en el chico, algo que él no estaba dispuesto a dejar que ella supiera, algo que debía de ser tan malo para ellos, que quizá esa fue la razón por la que el chico prefirió alejarse y hacer sentir a la chica culpable. Estoy siendo irracional, se dijo a si misma. Para la chica era obvio que el chico jamás le ocultaría algo, y mucho menos hacerla sentir culpable, sin embargo ella sabia que para el chico ella no era la clase de chica que el esperaba. Ella sabia que era realmente fría y distante con asuntos del amor, especialmente aquellos asuntos que estuvieran relacionados con él, alejada de si misma, retraída incluso con sus propios seres queridos, ocultando las maravillas de su ser tras una cruel mascara oscura y vacía que cubre su rostro con una expresión de felicidad fingida. Las horas del día comenzaban a avanzar rápidamente, la temperatura se encontraba descendiendo constantemente, el clima verdaderamente no era de gran ayuda en estos momentos, ya que la lluvia comenzaba a ganar terreno conforme pasaban los minutos, avanzando y arrasando con cada espacio que se mantenía seco, cada una de las gotas de agua que rompían entre el cristal de su ventana hacían sonar una apagada y débil melodía de un ligero tono devastador y algo desalentador, de manera que la melodía la acechaba y la atormentaba entre aquel silencio que la rodeaba, así como un lobo salvaje acecha a su presa. La chica daba la impresión de tener un fatídico estado de ánimo totalmente depresivo, se encontraba aun recostada en su cama, sintiendo ese inexplicable dolor que abarca en el pecho y recae sobre la zona del corazón, derramando así todo el dolor que sentía con un ligero llanto sobre su almohada, intentando darse explicaciones para si misma del porque debía ser ella la que se encontraba allí sufriendo todo esto. El olor a tierra mojada comenzaba a brotar, llegando débilmente hacia el olfato de la chica, logrando hacer que sintiera aun mucha más tristeza de la que ya sentía, este aroma traía con el la amargura, un ligero y repentino sentimiento de culpa y dolor. Aquel olor que alguna vez fue agradable para la chica traía consigo mismo algo más que solo tristeza, traía los recuerdos de aquellos días fríos y lluviosos de invierno, cuando el chico se encontraba junto a ella, recostados juntos sobre el cálido sofá de la sala, sofá que ha de estar frio y solitario en estos momentos. La chica consiguió recordar lo bien que se sentía estar abrazada y recostada sobre el pecho de su amante, dejándose llevar así por sus recuerdos, ella consiguió la tranquilidad por unos momentos, aun pensando en aquellos cálidos momentos la chica comenzaba a olvidar el motivo por el cual se encontraba triste y deprimida, ella parecía estar viviendo aquel momento una vez mas. Ella podía oler el aroma de su amado, podía incluso sentir esa tranquilidad y seguridad que la reconfortaba después de haber pasado largos tiempos sin estar con él, ella parecía estar soñando despierta, sus parpados comenzaron a pesarle, se cerraban lentamente como cuando estas en el lecho final de la vida misma, perdiendo así con cada segundo toda conciencia sobre ti mismo, esta sensación solo se da cuando los sueños terminan, justo al caer los parpados y dan comienzo al descanso eterno. Sus ojos se cerraron completamente por el cansancio, la chica se encontraba ahora dormida. El llanto había cesado, el sufrimiento ya no parecía afectarle mas, no, al menos no lo parecía en el estado somnoliento en que se encontraba, el rostro de la chica comenzaba a esbozar una sonrisa vacilante, quizá era una sonrisa de felicidad inducida por aquellos recuerdos de cuando aun era feliz justo al lado del chico. Su hermoso rostro se denotaba bastante pálido y delicado, unas hermosas mejillas que con el llanto que había mantenido todo este tiempo la chica, ahora le daba aquel aspecto hermoso de un color rosa, en ese hermoso rostro suave y blando se podía contemplar la mismísima inocencia, su rostro daba ahora un aspecto totalmente distinto, dejando por fin contemplar la felicidad y la propia seguridad que habitaba en la chica, todo, absolutamente todo se podía mirar a través de ese rostro moldeado a la perfección. El tiempo pasaba, y el día comenzaba a aclarar, ahora la temperatura comenzaba a aumentar, la tormenta había terminado, los primeros rayos de color anaranjado del ya casi extinto sol le daba un aspecto maravilloso a aquel paisaje, gotas de agua cristalinas brotaban de las ramas del viejo árbol, unos cuantos pajaritos azules se pasaban revoloteando entre sus ramas, una ligera brisa recorría el hermoso paisaje mientras el cielo se inundaba de un penetrante y profundo color rojizo, oscurecía cada vez mas, la temperatura comenzaba a descender nuevamente, la chica estaba ahora titiritando, parecía tener frio, pero no era así, la chica titiritaba pero era por las pesadillas que empezaban a acechar su mente en estos momentos, los hermosos recuerdos que tenia acerca de cuando ella y el chico eran felices, estaban siendo aparcados por el terrible y doloroso recuerdo de lo que había sucedido la noche anterior, las lagrimas comenzaban a descender nuevamente por las mejillas de la chica, pronto esas lagrimas estallarían en llanto, su cuerpo comenzaba a temblar con mas fuerza, a ella le pareció escuchar la voz del chico llorando y gritando, herido, solitario, destrozado y abandonado, la voz del chico se comenzaba a convertir en dos voces, luego en cuatro, seis, ocho, diez, cada vez comenzaban a aparecer mas voces, mas y mas. La chica abrió los ojos de repente, soltó un gran grito, que parecía más bien un lamento, desesperada por las voces que escuchaba dentro de su mente, volteo a mirar y observar desesperadamente hacia todas y cada una de las partes de su habitación, ella sabía que estaba completamente rodeada del silencio habitual, sin embargo, ella no estaba completamente sola, las voces que escuchaba cada día dentro de su mente comenzaban a atormentarla lentamente, desgarrando toda la felicidad que ella sentía, y sabía que dentro de poco aparecerían también dentro de su habitación aquellas horribles sombras. La chica odiaba que esto pasara, se encontraba empapada en sudor, sentía un terrible mareo y pronto sentiría un fuerte dolor de cabeza, ella no sentía hambre, no había probado alimento alguno en todo el día, pero no le hacia falta, ella sabia el motivo, y era de suponer, ella se encontraba en un estado de animo depresivo. Era justo la hora, ella sabía que era ya tarde, las sombras que la chica contemplaba a diario cada noche desde sus catorce años, comenzaban a aparecer, no eran sombras demoniacas, tampoco eran posesivas, ni mucho menos amigables. Las sombras que ella contemplaba eran recuerdos de su oscuro y trágico pasado, una infancia marcada por la separación de sus padres, un trágico abandono, una parte fundamental en las emociones de la chica, ella debía luchar con su soledad, su silencio y sus recuerdos cada día por el resto de su vida, o al menos eso era lo que ella creía. El único escape que la chica encontró durante un corto periodo de tiempo, fue aquella total y completa seguridad que solo el chico le podía brindar, seguridad que era incondicional e irremplazable para ella, las voces comenzaban a perturbar su mente cada vez mas profundo, ordenándole a la chica que debía morir, que debía abandonar toda esperanza, que debía dejar de respirar, lastimándola, desgarrando su alma, hiriéndole de una manera tan compleja y profunda que es difícil de describir. Una voz resonaba en su mente, era la voz del chico que le decía claramente que no debía de prestarle ningún tipo de atención a las voces, que las sombras que ella veía, no eran mas que los recuerdos que la perseguían, que ella les podía ordenar marcharse y que las sombras le obedecerían, pero ella era débil y frágil, estaba asustada y del mismo temor que sentía, incluso había olvidado como hablar. La voz se hizo mas profunda y ella le escucho decir que el estaría allí para protegerla, que siempre iba a estar a su lado, que no había nada que temer, las lagrimas y el llanto irrumpieron profundamente de nuevo en la chica, esta vez acompañado por un inmenso dolor al haber despertado otro recuerdo mas del chico. La chica cerró sus ojos fuertemente y regreso justo a ese perfecto momento, imaginando el instante cuando el chico le prometió estar siempre allí, junto a ella para protegerla y cuidarla pese a lo que sucediera. La tarde era realmente acogedora y hermosa, se sentía muy cálida, igual que los brazos del chico que se encontraban allí, justo en medio de ese perfecto e inolvidable momento rodeando y sujetando delicadamente la cintura de la chica. El chico recostó su cabeza justo en el pecho de la chica, completamente en silencio escuchaba aquel agitado palpitar, la chica se sonrojo al recordar como las mejillas del chico se ruborizaron, la chica al ver esto sonrió, y le pregunto al chico lo que hacia, él volteo su mirada hacia los ojos de la chica y pronuncio suave y delicadamente aquellas palabras con tal seguridad que hizo a la chica jamás olvidarlas. Las lágrimas comenzaban a descender cruelmente de los ojos de la chica, mientras una voz en su mente repetía entre sus susurros las palabras que el chico le había dicho. ...Mientras tu corazón se mantenga latiendo de esta manera, mientras yo este lejos de ti, mira hacia el cielo, busca la luna, mira a través de ella, cierra tus ojos, que yo te veré a ti y te protegeré a través de esa misma luna estés donde estés. Es una promesa... La chica miro hacia su ventana contemplando la luna mientras lloraba, esperando que las voces en su mente se callaran y que las sombras se esfumaran como siempre lo hacían cada vez que ella miraba la luna, pero esta vez era diferente, las voces que desgarraban su alma junto a las sombras que alimentaban sus temores se mantenían ahí, con mas vida que nunca. La chica volvió a cerrar sus ojos fuertemente, y puso una mano en su mejilla, como lo hizo aquel día el chico, solo que esta vez ella sabia que ya no habría un beso, ni tampoco una mirada, solo un triste y profundo adiós, junto a un horroroso silencio mientras la chica se desvanecía. Silencio pensó ella, abrió sus ojos de golpe y miro a su alrededor, imposible, pensó ella, las voces en su mente ya no estaban, tampoco había rastro de sombra alguna, ella volvió a mirar a través de su ventana intentando encontrar la luna nuevamente, pero lo único que consiguió observar fue un gran esplendor blanco extendido a lo largo de aquellas nubes grises. El tiempo comenzaba a avanzar y cada vez la noche se volvía más oscura y profunda, ya pronto seria la media noche. La chica realmente extrañaba al chico, ella tenia muy presente el dolor y la agonía que se cernía sobre su pecho, dejando profundas heridas abiertas y grandes cicatrices. La adorable voz del chico cuando pronunciaba la palabra te amo era la que abarcaba en sus recuerdos, Aquella era la única voz que quedaba en su mente, ella continuaba destrozada, amenazada nuevamente por la completa soledad que le acompañaba, recordando las promesas que ella le había echo al chico, y las promesas que él le había echo a ella. Las profundas palabras que le dijo el chico aquel primer día cuando ellos por fin se conocieron, fueron las primeras que recordó. ...Estas sola y perdida, buscando una luz entre la distancia, una luz que te guie y te lleve de regreso a tu hogar, te prometo que ahí estaré yo, cuando quieras dejar ir todo, cuando el mundo se torne completamente frio y la esperanza se marchite, porque tu no estas sola, y jamás volverás a estarlo... No estas sola se decía para si misma de manera sarcástica, entre el llanto y el tormento que se mantenía, alrededor de ella todo estaba completamente frio, la chica pensaba que ya no había mas esperanza, que su mundo había sido destrozado por completo, solo quedaba algo que ella suponía jamás le podría abandonar, algo que a pesar de ser horrible se mantenía siempre a su lado, ese algo era su único aliado, era aquel profundo, oscuro y aterrador silencio suicida que la rodeaba.

Suicidal Silence #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora