Día 6 (Parte 4)

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Las lágrimas descendían fuertemente por sus palidas y delicadas mejillas, entre un ligero escalofrío, sus gritos silenciosos todo lo decían a la perfección. La hermana del chico estaba llorando, ella se encontraba ahí encerrada en su habitación, sufriendo en silencio, el mismo silencio suicida que se mantenía vivo en la relación de los chicos, ¿como era todo aquello posible? Un alma tan pura e inocente sufriendo de ésta manera. Ella odiaba su vida, odiaba todo lo que sufría, odiaba el bullying al que debía enfrentarse a diario en su escuela, todo lo que ocurría a su alrededor era malo, ella solo queria sonreír justo como lo hacia antes, quería la atención de su madre, quería que su hermano no sufriera, ella quería volver a ver a su padre y abrazarlo. Ella quería la felicidad. Estos últimos años la hermana del chico se mantenía cada vez mas apagada, siempre sonreía y se le notaba feliz delante de las personas, pero, al llegar la noche, se apagaba esa felicidad, se marchitaba poco a poco, y ahora ya no podía contener más todos sus sentimientos. Las preguntas siempre rondaban por su mente, a pesar de su joven edad, eran todas aquellas como si ésta hubiese vivido toda una eternidad, en ocasiones se preguntaba el porque las personas solian ser tan infelices a tan cortas edades, otras veces se preguntaba los motivos que causaban aquellas desilusiones, algunas veces se preguntaba si todo aquello tenia razones o solo era el cruel destino, quien volvía a su realidad a cada persona, cuando esta se desviaba de su camino creyendo encontrar la felicidad. Sin duda ella no lo sabía, era muy joven realmente, pero, ya sufría mas de lo que debía. No era realmente miserable, no. Solo no era feliz del todo y ella lo sabía, pero, no encontraba una respuesta para cambiar esto. Con una voz suave, y una media sonrisa dibujada entre temblores en su expresion en medio del llanto, se dijo para si misma: -Hay personas que sufren mas que tu, y no tienen lo que tu tienes, ánimos princesa, sonríe y se feliz, mañana será otro día-.

El chico soltó a llorar, él no podía sopesar las palabras que le había dicho Aschley. Ella continuaba intentando calmar al chico, le abrazaba constantemente, lo instaba a mirarla a los ojos, aquellos fríos ojos azules como el hielo, grandes y perfectos, manchados con una hermosa linea negra justo en el medio, le hacían sentir seguro, pero, el se negaba a mirarla. Ya la había mirado antes, él se sonrojaba al hacerlo, y no quería sonrojarse en este momento, no después de saber que él le gustaba a ella. O eso le había dicho. Aschley era una amiga, de la mejor amiga del chico, ellos se habían conocido un tiempo atrás, un día de campo, antes de conocer a su ahora ex novia. La mejor amiga del chico había planeado un viaje a un hermoso bosque, lejos de la ciudad, el chico deseaba con esperanzas que llegara ese día, volver a ver a su mejor amiga, contarle sus cosas y que ella le contara las suyas, había pasado ya algún tiempo desde la ultima vez que se habían visto. El tiempo se hacía eterno, pero, por fin el día llegó, cuando el chico llegó a la entrada del bosque, donde su mejor amiga le esperaba, tomó por sorpresa que ella no estaba sola esperándolo, había con ella otra chica. -Ella es Aschley- le dijo su mejor amiga con un tono alegre, saludándolo y a la vez presentándole a la chica -Pensé que ustedes se llevarían bien- El chico algo incomodo hizo un gesto de saludo, Aschley estaba dispuesta a abrazarlo y saludarlo, pero, el chico se quedó congelado al ver el rostro de Aschley. Aquella mañana el aire era frío, la brisa que recorría entre los arboles hacía que se entonara una mágica melodía que rompía con el silencio cada vez que el chico miraba a Aschley. En sí no la miraba a ella. No. Miraba su rostro, había algo allí que era perfecto. Quizá la sonrisa que esbozaba de vez en cuando, pero, no. Quizá su hermosa nariz, o sus camanances, pero, tampoco. Sus ojos azules, en medio de aquel bosque resaltaban aún mas, pero, tampoco era eso. Quizá era todo junto, en aquel hermoso bosque, lo que hacía que el chico se perdiera en medio de ese rostro. El rubor se le subía de nuevo, y el sabia que ella lo notaba, cada vez que eso sucedía, el chico soltaba preguntas sin sentido a su mejor amiga, haciendo que ambas chicas rieran. Al final de la tarde, cuando el sol comenzaba a ponerse, y el bosque empezaba a oscurecer, sabían que era ya hora de marcharse. Justo en la entrada del bosque, ya de noche, el chico se despidió de su mejor amiga, prometiéndole que pronto la vería de nuevo, y abrazandola, sintiéndose así seguro y querido, y él sabia que ella sentía lo mismo, era algo que hacía un tiempo se habían confesado. Cuando era turno de despedirse de Aschley, el chico con un gesto algo vacilante le extendió sus brazos, a lo que ella correspondió inmediatamente. -Gracias- le había susurrado ella al oído antes de soltarlo, el chico se sonrojo por ultima vez, y se alegraba que la poca luz no les permitiría verlo, se despidió y se marchó. Aschley estaba allí con la mirada fija en el chico, cuando él cruzó mirada con ella no se sonrojó, se sentía con un poco de confusión y nostalgia, después de tanto tiempo de conocerla, saber que siempre le había gustado, como podía ser aquello real. El chico amaba a su ahora ex novia, pero, estaba confuso, muy confuso, el beso que le dio su mejor amiga la noche anterior, la confesión que Aschley le había hecho hace unas horas. Todo se arremolinaba en su mente, como un torbellino, arrasando con las pocas explicaciones lógicas que podía tener de todo aquello, creando un profundo e infinito vacío en sus sentimientos. -Eres...- las palabras no podían salir de la boca del chico, intentaba formar una sola frase, pero, fallaba. Aschley lo continuba abrazando, mirandole a los ojos de vez en cuando, quiza buscando alguna respuesta. Cuándo al fin el chico se aclaró un poco los sentimientos, logró completar una frase en su mente, pero, le resultaba muy difícil decirla. Su expresión se endureció un poco, y algo vacilante tomo esfuerzo y le soltó lo que estaba pensando -Eres muy atractiva, has sido una amiga muy buena todo este tiempo, y también...- La voz le flaqueaba, pero, se corrigió la garganta y siguió -...También me gustas Aschley, pero, a ella la amo-. Aquellos hermosos ojos azules se inyectaron de un rojo intenso, y las lágrimas comenzaron a descender sobre el hermoso rostro de la chica.

Suicidal Silence #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora