Día 7 (parte 1)

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Todo a su alrededor era diferente, el silencio había disminuido, ya que sus pensamientos lo abarcaban todo, su llanto ya no era frecuente, y entre su rostro se esbozaban inesperadas sonrisas, el ambiente era frío, pero su cuerpo estaba cálido, pese a esto el chico temblaba. Las mejillas se le ruborizaban mientras el reflejo de sus sensaciones cobraban su precio, el deseo, el placer, todo aquello era lo que le provocaba Aschley. Por largas horas se había mantenido despierto, mirando hacia el tragaluz, mirando como el día comenzaba a amanecer, recordando aquellos hermosos ojos azules, el chico parecía sonreír, mientras imaginaba otro beso de ella, mientras con sus manos tomaba su delicado rostro, y lo acercaba al de él, mientras sus miradas se intercambiaban, y sus labios comenzaban a rozarse, mientras esa pasión comenzaba a arderle en su pecho nuevamente. Ella estaba ahí, justo al lado de él, recostada sobre su hombro, sentados bajo un hermoso y perfecto roble, justo como el día que la conoció. Sus miradas se cruzaban muchas veces, el chico veía como destellaba felicidad de aquellos ojos, y a su vez, veía que ella estaba un poco tímida, así que la abrazó y la acercó más a su cuerpo. Aschley estaba cálida, algo que le hacia sentir seguro al chico, una sensación extraña, pero, hermosa. Sus labios se encontraron de nuevo, lentamente y llenos de pasión. El momento era justo y perfecto. Él lo merecía. El bosque era algo maravilloso, se podían observar diversos tipos de árboles viejos y gigantescos, plantados en filas que creaban un sendero natural de raíces y piedras justo hasta un claro, donde la magia y la perfección son una sola, donde los pocos rayos de luz solar que traspasan las espesas capas de hojas crea una luz débil y vacilante, es allí donde puedes ver la esperanza brotar del mismo lugar, donde las sensaciones que esto provoca son casi indescriptibles, hasta que las vives. El día comenzaba a transcurrir, los jóvenes enamorados se hallaban aun perdidos en sus miradas, las pocas, pero, hermosas palabras que se dirigían el uno al otro, hacían que la pasión aumentará con el tiempo. Para el chico esto estaba bien, pero, el sabia que no era suficiente, él pretendía que aquello fuera inolvidable, así que se levantó junto con aschley y la rodeó con sus brazos por su cintura -sigueme- le susurro el chico al oído y luego tomó a aschley por la mano, entrecerrando sus dedos. Ambos caminaron un poco a través del sendero, hasta llegar al claro, una vez allí, el chico soltó la mano de aschley, se colocó justo detrás de ella y rodeó su cintura con los brazos. El momento sí que era perfecto. Inolvidable, pensaba el chico dentro de sí mismo, -te quiero, en verdad, Aschley- dijo el chico con una voz algo nostálgica, -yo también te quiero- respondió Aschley con una voz entrecortada, girando sobre si misma para quedar justo en frente del chico, y luego besarle. -Me gustas- dijo Aschley con tono de voz vacilante, interrumpiendo hací el beso. -Me gustas- replicaba aquella voz. El momento se desvanecía, la realidad se alteraba, todo era oscuridad y silencio, -me gustas- escuchó el chico de nuevo, pero ahora, débilmente, -me gustas...- dijo el chico cuando se levantó de golpe en su cama, -es solo otro sueño- se dijo para sí mismo.

Suicidal Silence #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora