DÍA 1

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Ella solo le dijo: tu voz y tu forma de ser... ya nadie es como tú... El chico se detuvo a pensar, mientras las lágrimas descendían sobre sus mejillas, mientras el dolor latía constantemente en su corazón, mientas la vida perdía sentido alguno segundo a segundo. Mi voz ya no es la misma pensaba dentro de sí mismo, es solo un resoplido entre las oscuras cuerdas vocales que están ahora solas, abandonadas por lo que un día se hizo llamar felicidad y amor, llenas de telaraña, una voz atenúe y apagada, que se marchita con el paso del tiempo, una voz que se quiebra y es muy frágil, que con el pesar del tiempo dejara de aparecer entre esa sonrisa. Sonrisa en ese rostro que alguna vez quisiste y que morirá con el tiempo... ...y mi manera de ser, mi manera de ser es la peor que puedes encontrar en este planeta. Si tan solo fuera igual a todos ellos, si tan solo quizá fuera un poco más como la sociedad, si pudieras verme como la sociedad establece, sé que todo sería diferente... El chico al sentirse destrozado de esta manera, una manera distinta, que le daba una sensación que desgarraba su alma, una especie de dolor mezclado con ira, pero no esa ira que normalmente se conoce, No, más bien, era un sentimiento muy profundo, era una mezcla de decepción y dolor con algo de enojo y resentimiento, algo que dentro del chico se había desatado, cosas oscuras de su pasado que le atormentaban, pero que el chico trataba de mantener a raya, un sufrimiento que solo aquel que lo ha vivido podría sentirlo. El chico comenzaba a desear nuevamente su muerte, un profundo silencio suicida era lo único que le quedaba, el chico miró hacia los ojos de la chica, viendo a través de ellos el alma de ella, pudiendo contemplar que ella también estaba sufriendo del mismo silencio suicida, llena de angustia, pero con un maldito orgullo que no dejaba a la chica expresarle sus sentimientos al chico. El chico le dijo: Ahora comprendo que las dificultades no provienen de la misma vida en sí. Si no, más bien de quien la vive... Las lágrimas comenzaban a brotar lentamente de los ojos de la chica, pero ya no eran lágrimas de tristeza, más bien eran de felicidad, o al menos así las interpreto el chico. El chico pensaba que ella estaba feliz de que él supusiera que había acertado al pensar de esa manera, lo que el chico no sabía, era que la chica interpretó nuevamente esa frase como un intento más de suicidio por parte del chico, destrozando así por completo aquel orgullo que tenía la chica. El chico completamente destrozado, pensando de una manera indiferente, creyendo que ella se burlaba de lo que él sentía le grito a la chica: Demonios, sal de mi maldita vida de una vez, sabes que estoy mejor sin ti, y que tu estas mejor sin mí. No es justo que yo este de esta manera, no es justo seguir sufriendo, no es justo que nunca demuestres tu interés por mí, no es justo que para ti sea como cualquier otra persona... ¿Por qué eres así? Aléjate ya de mí para siempre, te lo pido por favor... La chica estaba destrozada, lloraba con una especie de llanto silencioso, la chica era fría, y sabía para sí misma que no debía mostrar lo que sentía, no, este no era el momento. El chico lleno de furia miró a los ojos de la chica una última vez y se marchó lejos de ella para siempre. Las mejillas del pobre chico estaban empapadas de sus lágrimas, esas lágrimas expresaban los sentimientos más profundos, el anhelo de lo que él algún día considero realidad, la angustia de querer creer que lo que está ocurriendo no es verdad, esas lágrimas que brotaban de esos ojos expresaban algo más que solo sentimientos devastadores, esas lágrimas expresaban la caída y la perdida completa de cualquier esperanza de amor del chico, cualquier esperanza de vivir la había perdido por completo, sin razón alguna seguía corriendo, llorando, apretando sus dientes fuertemente, intentando no gritar, intentando dejar de llorar, el chico solo quería escapar de la realidad y huir de este mundo, acabar con su vida y terminar con ella para siempre. Pero él era débil, temeroso, y lleno de ese miedo acerca de lo que podría existir más allá de la propia muerte. La noche comenzaba a tornarse lluviosa, el chico se encontraba sentado en una banqueta del parque, alejado de la realidad, de su familia, de su propia casa, y aun alejado de sí mismo, sacó una navaja y comenzó a hacer heridas en sus brazos, la tristeza del chico aumentaba con cada cortada, el sabía que no estaba haciendo lo correcto, pero dentro de sí mismo, él deseaba sentir ese dolor, un dolor que él consideraba que podía soportar, aquel dolor al marcar sus brazos con la navaja y dejar heridas abiertas, perdiendo una cantidad considerable de sangre, era el dolor al que se había aferrado todo este tiempo para poder interpretarlo como una manera de escapar de sus problemas y de su realidad, el chico pensaba para sí mismo, que era más doloroso los sentimientos y las emociones con las que debía lidiar cada día de su vida, comenzando por su hogar, un hogar destruido, abarcado por la perdida de tiempo y poco afecto familiar, seguido por la lejanía del único amor que él encontraba en la chica, y finalmente pensando en que aquel Dios que se consideraba un Dios de amor, era feliz al ver que el chico sufría. Así que con el pasar del tiempo el chico encontró que su mejor amigo resultaba ser una navaja, y que al hacerse daño a sí mismo, él podía liberar aquel daño, enojo y resentimiento que sentía. Pero algo había cambiado, esta vez para el chico resultaba doloroso y estúpido, él pensó que eso era lo que ella quería, verlo así, de esta manera, sufriendo, sintiendo que ya no hay más esperanzas, que ya no hay una salida. El dolor que él sentía era realmente muy fuerte, desorientado por sus emociones, segado por sus sentimientos, ahogado por su dolor, empapado por la lluvia mezclada con su propia sangre, cada vez que su corazón latía sus heridas le recordaban aun más lo que había ocurrido, segundo a segundo el silencio suicida a su alrededor crecía, aumentaba acechándolo e hiriéndolo aun más, con cada respirar se tornaba mas difícil para él dejar de sufrir, el chico solo anhelaba una cosa, su propia muerte. El llanto se tornó más fuerte, él apretó sus dientes lo mas duro que podía, se levantó de la banqueta, inclino su cabeza, tiro su navaja lo mas lejos que pudo y comenzó a llorar, su cara estaba ahora cubierta de sangre, él sentía mucho dolor tanto en sus brazos como en su pecho, alzo su cabeza hacia el cielo, la sangre se desvanecía de su rostro conforme la lluvia caía sobre su cara, abrió su boca y gritó lo más fuerte que pudo. El chico se desvaneció, cayó sobre sus rodillas en el suelo empapado por la lluvia y teñido por un color rojo intenso, el chico desmoronado y sin consuelo alguno gritó: ¿Por qué?, ¿me lo merezco?, ¿acaso es justo?, ¿no he sufrido ya lo suficiente? Pero de nuevo comenzaba a acecharlo ese silencio, esa sensación de soledad, de abandono, el chico no quería volver a caer en el mismo error, pero se empezaba a dar cuenta de que este era el momento mas intenso de su vida, él no pensó en las consecuencias de sus actos, estaba completamente cegado por su ira, alejado de sus sentimientos por culpa del rencor y del resentimiento, apartado de su alma. Ahora solo quedan tristes recuerdos arrancados de su cuerpo por sí mismo. El chico había decidido su futuro sin tener conciencia sobre sus actos, una vida sin futuro, un frio y solitario camino era todo lo que le esperaba. Cosas realmente devastadoras pasan por la mente del chico en estos momentos, considerando al suicidio como su aliado, la muerte como su devoción, el pobre chico atormentado por sus pensamientos éticos y morales no puede tomar esta salida, perseguido por sus demonios, alimentados por sus temores. Cuanto daño causan unas simples palabras se pregunta el chico dentro de su mente. Cierra sus ojos mientras descienden sus lágrimas, escucha la lluvia caer, se encuentra nuevamente con su soledad, respira muy profundo, y cae en la realidad y las consecuencias de sus actos. Unos cuantos minutos después, aquel chico que se encontraba devastado y solitario, tomo fuerzas desde lo más profundo de sí mismo, pensando en su hermana, en todo el daño que le causaría a ella si él simplemente decide no llegar esta noche a casa, si decide solo abandonar esta vida, tomando un camino totalmente erróneo basado en repercusiones de sus confusos actos y emociones, se levantó, se puso en pie, secó sus lagrimas y se marchó hacia su hogar. Al llegar a su casa, totalmente empapado, teñido de un color rojo intenso que brotaba levemente de sus brazos como un atardecer que aparece justo cuando comienza a ocultarse el sol por el mar, aquellas gotas de sangre, fue lo primero que su hermana logró ver, el chico miró a los ojos de su hermana, él contemplaba como comenzaban a descender las pequeñas lágrimas de sus ojos, ver esas lágrimas, era como si se tratase de una naciente pura y limpia que comienza a brotar, el chico sabía lo que ella sentía, no era tristeza, no, ella sentía decepción. Sabes que eres un estúpido le dijo su hermana, ella estaba ahora llorando y el sabía que era por su culpa. El chico la abrazo, y le dijo: lo sé, soy un completo idiota, pero soy tu idiota. Ella lo abrazó fuertemente, como jamás en su vida lo había hecho, después de un momento su hermana lo separó de ella, le sujeto las manos y le pregunto lo que le dirían a su madre. El chico le dijo que ella no debía saberlo, como tampoco sabía todo lo que el chico contenía dentro de sí mismo. Su hermana lo abrazó de nuevo y le dijo que se fuera a su habitación para que ella le curara las heridas que aun mantenía abiertas. Él se metió a su habitación, se quitó la ropa que estaba empapada, cambio su vestimenta por completo y se recostó en su cama, luego su hermana entró en la habitación con unas vendas y una botella con un líquido transparente, tomó los brazos del chico y les puso unas gotas de alcohol, para el chico ese debía ser el mismo infierno, puesto que mordió sus labios y contuvo bruscamente su respiración, ella lo volvió a ver a los ojos y le dijo con una voz vacilante, ahora sabes lo que yo siento al verte así. El chico sabía que era verdad, que ese dolor que él sintió ni siquiera podía compararse con el dolor que su hermana podría sentir, ella no estaba enojada y mucho menos decepcionada, el chico entendió que lo que su hermana sentía era miedo, el miedo a no volver a ver a su hermano nunca más. Un temor al mismo silencio suicida que le abarcaba a él, al no poder volver a sentir el apoyo de su hermano. Ella terminó de colocar unas vendas, se despidió, le dio las buenas noches y se marchó de la habitación. Cuando su hermana terminó de cerrar la puerta de la habitación, el chico comenzó a llorar, a pensar con más claridad lo que había pasado y las tonterías que había cometido, he sido muy estúpido, se dijo a sí mismo, y ahora que va a ser de mi, preguntó mientras miraba hacia el techo esperando una respuesta a la cual él sabía que no llegaría. Una retorcida voz derrumba su mente, un alma solitaria y vacía vaga ahora en su cuerpo, un corazón destrozado y lleno de sueños rotos, un cuerpo lastimado y masacrado por sí mismo, un terrible silencio suicida le acompaña, él chico cierra sus ojos y las voces que le atormentan cada noche se hacen presentes. Que será de él, aún el chico manteniendo su aliento, no puede mantener sus sentimientos, una fuerte reprimenda se da a sí mismo, golpea su cabeza contra la pared una y otra vez, se cubre el rostro con su almohada, abraza su peluche que le acompaña todas las noches, peluche al que le dio un profundo valor sentimental ya que fue su propia hermana quien se lo obsequio con mucho amor, peluche al que le cuenta todas sus historias, secretos y demás, el chico lo considera su fiel amigo y confidente, lo estruja, las lágrimas brotan por sus mejillas, aplasta sus dientes intentando sacar el odio de su cuerpo, pero solo logra lo inimaginable, el chico esta ahora lleno de odio, ira y rencor.

(Estimados lectores, a continuación viene la advertencia, seguido de la sipnosis e introducción al libro, esto pueden saltarlo, si es que gustan leer pronto el capítulo 2 (Día 2) )

Gracias, y disculpen las molestias.

Suicidal Silence #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora