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Sus pasos son silenciosos, sin embargo, se escuchan pisadas, por lo que levanta la vista y frente a ella, hay un cuerpo caminando y sabe perfectamente quién es. ¿Qué se supone que deba hacer?, piensa Aubrey, ¿Le hablo? ¿Corro y le alcanzó?

Sin darse cuenta y por ir perdida en sus pensamientos, no se dio cuenta que él detuvo sus pasos y ahora, camina a la par de ella, que le mira con los ojos abiertos. No importa, pues, Aubrey siente una conexión con él y... Es indefinidamente guapo.

—¿Conseguiste buenas carnes? — Habla él.

—Oh, no. Solo escogí, no encontré a nadie que me recomendará carnes.

Ambos caminan por las calles oscuras, se adentran a un callejón y Aubrey se pregunta dónde va este chico, pues el camino que llevan es para la casa de ella.

—¿Trabajas en ese casino?

—Sí, es mi primer día.

Aubrey le mira de reojo y puede ver cómo sus ojos destellan en la oscuridad.

—¿Tienes algún tipo de diamante en vez de ojos?

Aubrey no lo vio venir, pero el chico se rió, fue una sonrisa de verdad y su carcajada flota en el aire, tan pura, ligera, ronca y suave.

—No, no tengo diamantes en vez de ojos.

—Mmmmm... ya veo. Y... —traga saliva.— ¿Sueles ir a Grand Splendid?

—Oh, sí.— Dice con sarcasmo.— me encanta ese lugar.

—Tu tono de voz me dice cuánto te gusta.— él sonríe.

—¿Tanto se me nota?

—Sí.

—Los dueños son unos grandes amigos.

Claaaro. Se nota a leguas, he.

Él se ríe. —: ¿Qué pasó con Tony Food?

—Oh, Tony se fue de la ciudad hace poco.

Él solo asiente. Aubrey siente la necesidad de sacar un tema de conversación, al estar cerca le produce un escalofrío.

—¿Cómo te llamas? — suelta. Oh-oh, mierda.

—¿En serio quieres saber?

Idiota, piensa.—: No me importa si no me lo dices.— se encoge de hombros.

Él no contesta y siguen caminando, Aubrey se da cuenta que han pasado por varios callejones. Y su casa está a cinco pasos. Aubrey saca la llave.

—Qué placer el haber hablado contigo.— dice con sarcasmo.— pero aquí vivo. Adiós.

Se adelanta unos pasos y adentra la llave en la cerradura, el chico se detiene y la observa. Aubrey abre la puerta del edificio.

—Me llamo Kilian. Y tú eres Aubrey. Buenas noches.

Y sigue caminando, la deja con la duda, ¿Cómo diablos él sabía mi nombre?, piensa. Aubrey se detiene y le mira perderse entre la oscuridad. Aubrey con incertidumbre, entra al edificio y empieza a subir los escalones hasta llegar a su apartamento.

Kilian. Kilian. Kilian.

—Basta, Aubrey, ¿No ves lo feo y horrible que es? Vamos, tiene una nariz horrible, recta y puntiaguda. Unos ojos feos que parecen diamantes azules, seguro los robó y los incrustó en su cara.

Con el tiempo, Aubrey se olvida de todo, Elijah, Kilian, su trabajo y su vida. Se pierde en un estupendo sueño sin interrupciones.



Son Of The MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora