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Elijah se ha instalado en casa de Aubrey, y ella empieza a arrepentirse de tal cosa. No porque él no le agrade, sino porque él es su amigo y no quiere que las cosas se malinterpreten; también porque está acostumbrada a vivir sola y le es raro ver a alguien más a su lado. Elijah tiene tres días de vivir con Aubrey. Él duerme en un sofá que compraron, uno que se puede convertir en cama también. 

 —¿Vas a cenar, Aubrey?—grita Elijah desde la cocina.

—No tengo hambre.—Expresa desde su habitación, leyendo un libro. 

—¿Estás segura que no comerás?— Elijah aparece en el umbral de la puerta.

—Almorzamos tarde, Elijah. Es más, me dormiré ya. Buenas noches.—Aubrey se levanta, deja a un lado el libro y cierra la puerta, dándole a Elijah una sonrisa incomoda. 

Aubrey pone los ojos en blanco, se voltea y recuesta su espalda en la puerta. Escucha a Elijah irse. Se desliza por la puerta hasta quedar sentada en el suelo, llevando sus rodillas hasta su pecho y resoplando por los mechones que caen sobre su rostro.

Cierra sus ojos, pero luego escucha la ventana abrirse. Asustada, abre sus ojos y de pronto observa cómo las paredes de su habitación se vuelven de un azul metálico, como si una suave manta mágica las cubriera. Está por gritar, pero ve a Kilian entrar por la ventana, con un dedo sobre sus labios indicándole que guarde silencio. El manto azul metálico los cubre a ambos y Kilian se acerca a Aubrey hasta sentarse frente a ella.

—Ya podemos hablar sin que él nos escuche.

—¿Qué haces?—susurra. 

—Visitarte.

Kilian está muy serio, con sus ojos entrecerrados observando cada detalle de su rostro, buscando algo que le indique que ella está bien. Su semblante es frío, distante y calculado.

—¿Por qué me visitarías?

—Eres la única humana que me agrada. 

—Oh... —Aubrey agacha su mirada.

—¿Estás bien? ¿Ellos... te hicieron daño? —Kilian toma a Aubrey de las mejillas y lo obliga a verle.

De pronto Aubrey se siente tímida e insegura, su valentía y locura está escondida. Al verlo fijamente, le recorre un escalofrío por su cuerpo, es como si su cuerpo fuese un imán y ella un débil metal que es arrastrado con facilidad. 

—No me hicieron daño, además, ¿Por qué lo harían? 

—Aubrey, ellos son ma...—Antes de que termine, Aubrey le corta.

—Tengo preguntas que hacerte.

—Lo sé. Y sabes que responderé todas las que pueda.—Con su pulgar acaricia su mejilla.

Aubrey no sabe por qué él se está comportando de esta manera, él nunca ha sido así, sí, siempre amable y a la vez distante... pero nunca cariñoso. Y menos sobreprotector. Nunca habían estado tan cerca, sin embargo, Aubrey tiene la leve sensación de sentirse cómoda así.

—¿Qué hacías en el casino? —Aubrey se aleja de Kilian y este, se sienta a su lado.

—Íbamos a matarlos.—confiesa.

—¿Por qué? —dice un poco aterrada. 

—Eso es lo que se le hace a los enemigos.—dice fríamente.

—¿Por qué... no atacaste? Lograste entrar sin activar ninguna alarma y al final, no los atacaste...

—¿Has estado escuchando sus conversaciones?—Kilian la observa con una sonrisa.

Son Of The MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora