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Son las once de la noche y el casino está lleno de gente jugando, apostando su fortuna. Aubrey se dispone a repartir bebidas, camina con una bandeja en la mano y la gente toma su bebida. Aubrey ve a un hombre entrar, viste un esmoquin negro y tiene barba canosa, a leguas se nota que es millonario, emana un respeto y elegancia que no cualquiera posee. Aubrey se acerca al señor.

-Buenas noches, bienvenido a Grand Splendid. ¿Se le apetece una copa de vino? - Dice Aubrey lo más gentil que puede, aunque su expresión es seria.

El señor clava su vista gris en Aubrey, parece que la examina, cada detalle de su rostro y observa sus labios, luego las miradas conectan. Al señor le recorre un escalofrío en la espalda.

-Gracias, muy amable.- Toma una copa y se va.

Aubrey recorre la zona, pero nadie más toma vino. A lo lejos están las mesas de billar y va ahí, hay varios tipos de unos 26 años de edad jugando. Ahí está Elijah, jugando y apostando dinero, se inclina sobre la mesa listo para golpear la bola blanca. Al parecer, Elijah quiere golpear la bola negra. Aubrey observa detenidamente, y justo cuando Elijah se iba a impulsar, habla.

-No lo lograrás... más a tu derecha.- Dice Aubrey.

Elijah al escuchar su voz, le mira y se para.

-¿Qué? -Dice estupefacto.

-En el ángulo que estabas solo ibas a lograr tocar la bola amarilla y ni siquiera iba a entrar. Y tu objetivo es la bola negra.

Elijah la mira con admiración pero a la vez con burla, pues piensa que Aubrey no puede saber de billar.

-Según tú, ¿Cómo tenía que estar posicionado? -A Elijah le brillan los ojos y los demás participantes miran con boquiabierta a Aubrey.

-Así.

Aubrey llena de tiza el taco y se posiciona. Puede sentir cómo todos le miran. Elijah tiene una mirada traviesa y la observa detenidamente.

El taco es impulsado por la fuerza precisa de Aubrey. Golpea la bola blanca y está, sale disparada a pegar en la pared izquierda de la mesa, rebota y golpea la bola negra y está se pierde en la oscuridad de un orificio.

Todos quedan boquiabiertos.

Elijah tiene una mirada cargada de orgullo pero a la vez, es traviesa. Aubrey le devuelve el taco a Elijah y se voltea y encara a los demás participantes.

-Ganamos, así que empiecen a sacar el dinero.- Sonríe, y es una sonrisa juguetona.
Elijah se pone a la par de ella, observando cómo los demás participantes sacan el dinero que había sido apostado. Los demás jugadores dejan el dinero en la mesa y se van, excepto uno que le dice -: Eres buena.

Se van resignado. Aubrey se voltea y mira a Elijah, sus ojos amarillos se encuentran levemente dilatados.

-De nada.- dice Aubrey, con un guiño.

-No des las gracias, te lo ganaste.- Elijah mete el dinero de la apuesta en la mano de Aubrey.- No ganamos, tú ganaste.

-¿Qué? No lo hice por el dinero.

-Lo sé, pero ganaste. Eres buena, ¿Dónde aprendiste? - Elijah recuesta su cadera en la mesa y se cruza de brazos.

-Solía jugar en casa. Desde pequeña me enseñaron.

Se remueve incómoda, pues, ella pasaba las noches de todos los sábados jugando billar con su padre, que también era excelente y le enseñó. No le gustaba hablar mucho de sus cosas personales con desconocidos, a la única persona que le ha contado su pasado es a Adela.

-Eres buena, guarda ese dinero.- le guiña.

Aubrey ni siquiera había guardado el dinero, por lo que lo mete que la bolsa del pantalón.

-¿Quieres ir a bailar arriba?

Aubrey le mira, observa el lugar y se da cuenta que no hay nada mejor que hacer. Mira a Elijah.

-No puedo bailar.- confiesa.

-Todos podemos bailar, todo está en la sincronización y el sentir la música.

Elijah toma de la mano a Aubrey y la guía, varias de las mujeres miran a Elijah con los ojos abiertos, pensando qué hace con esa sirvienta. Elijah lo sabe y no le importa, pues, la lleva de la mano al segundo gran piso, donde las luces de color neón están por todas partes y hay música que retumba, la pista está llena de gente bailando, todos son adolescentes u hombres que no pasan de los 23.

-¿Estás lista? - Pregunta Elijah sobre la música.

-Ni siquiera tengo la ropa correcta.- Dice observando a las chicas, todas visten sensuales y lindas.

-Eso no importa.

Eleva la vista y mira cómo esas pupilas se hacen notar entre la oscuridad y los demás colores.

-¿O quieres un trago primero?

-Sí, eso estaría bien.

De pronto, Aubrey siente que Elijah no es tan pedante y pervertido como lo ve en realidad. Elijah la toma de la mano y pasan entre los cuerpos, hasta que llegan a la barra.

-Dos tragos, con mucho hielo. -pide Elijah, y por ser uno de los dueños del lugar, le dan los tragos rápidamente.

-Gracias.- Dice Aubrey cuando Elijah le pasa el trago.

Ambos le dan un sorbo, otro más y otro. La canción cambia y Elijah deja los vasos en la barra.

-Esa canción es buena, venga.

-Vale.- Aubrey sonríe, empieza a sentir la emoción brotar en su pecho.

Ambos se dirigen a la pista de baile, Elijah toma a Aubrey de las manos y las guía, para que las deje sobre sus hombros. Luego, la toma de la cintura y Elijah empieza a moverse, así que Aubrey le sigue el paso.

-Vaya, y decías que no podías bailar.- le susurra en el oído. Se aleja.

De pronto, aparece Mason, que le toma por los hombros y le voltea, Elijah ya iba con puño arriba listo para golpear.

-¡Él está aquí! - grita Mason.

-¡Mierda! ¿Dónde está ese imbécil? - Gruñe Elijah. Aubrey los observa, con el ceño fruncido. Se voltea y ahí, se encuentra el chico de ojos azules, tan brillantes como la Luna.

El chico de mirada brillante observa a Aubrey, de cuerpo completo, para después reposar en su mirada. Observa con quién está ella y es cuando Mason y Elijah siguen la mirada de Aubrey y lo miran a él.
El chico observa a Mason y Elijah y sonríe. Es una sonrisa arrogante y llena de odio que no alcanza sus ojos. Aubrey escucha a Mason y Elijah gruñir, se escabullen entre la gente para llegar a él pero él empieza a reírse a carcajadas, burlándose de los jefes de Aubrey. Entonces, el chico de ojos brillantes empieza a caminar hacia la salida y Mason y Elijah le siguen. Aubrey no se queda atrás, observa todo muy confundida. ¿Qué les habrá echo?, piensa Aubrey.

De pronto, Aubrey se encuentra corriendo entre los pasillos, siguiendo de lejos a Mason y Elijah. No sabe porqué los sigue... una parte de ella quiere saber qué pasa con ese chico. Pero Aubrey les pierde el paso. Se encuentra en la salida y se siente perdida y confundida.

-¿Qué demonios acaba de pasar? -observa su alrededor.

Mira la hora y son la una de la madrugada, y su turno termina a las doce. Aubrey sin saber qué pasa, sale del casino y se encuentra en las calles, tan solitarias que le cuesta tanto creer que son las calles de Las Vegas.

Son Of The MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora