Lunas Acarameladas (Yaoi-KaiLen)[En edición y por terminar]

capítulo 9.- Realidad...

El silencio era predominante del vacío oscuro que había adoptado el lugar. Para Len, un mal presentimiento se apoderaba de su exuberante confusión, lo cual, era justificable; puesto que la situación era incomprendible a su realidad.

Kaito seguía en su posición al aire, mientras Piko y Yuma fruncían el ceño intentando no preocupar a las mínimas habilidades que contenían.

La primera señal de advertencia estaba insistiendo a la amenaza de peligro que entregaba el peliazul; Aunque, los retadores sabían perfectamente a qué se enfrentaban, y eso no les retractaría de su decisión .

-¿Tienes tan poca valentía cómo para no poner los pies en la tierra? - las palabras de Piko habían sido un reto de contención en Kaito, definitivamente, algo tenían en mente;  e inclusive Shion percibía aquello como el obvio olor a tabaco producido en un metafórico cigarrillo, pero las palabras eran progresivas en el transcurso de los segundos,  en donde,  el provocamiento exhaustivo de Piko era una distracción para el esquema mental que Kaito indicaba  en contra de ellos. La elevación de Kaito disminuyó lentamente, mientras los presentes se tomaban la molestia de meditar a su manera lo que el peliazul había planificado. Su lugar de aterrizaje fue adelante de su compañero de batalla; si bien, algo que Kaito tenía en especial era la sabiduría que lo acompañaba a todos lados, sin embargo, el destino le seguía jugando bromas pesadas que sólo ocasionaban más daño, pero sí de eso se trababa; su frecuente triunfo se encontraba en las palmas de sus manos.

— Estoy en mi derecho de usar a mi compañero como recipiente... ¿verdad? - la voz de Kaito comenzaba a sonar con gravedad, pues la seriedad que tenía plasmada en el ceño se combinaba cautelosamente a su amenaza consecuente.

— ¿A qué te refieres?, eso es imposible de ejecutar en los de tu especie...-contradijo Yuma, subestimando los poderes que podría poseer Kaito.—¿Por qué tendrías derecho alguno sí ni siquiera tienes el poder para hacerlo?.- una sonrisa ladina se esbozó en los labios del agrillion,  sus brazos tomaron con rudeza el cuerpo débil de Len, y lo abrazó en un estilo princesa muy cliché . Probablemente, ellos sabían la verdadera identidad del chico, pero su defecto fue el no haber analizado lo qué él era y las consecuencias qué podían sufrir si lo llevaban con ellos.
—¿K-Kaito...? - .Confusión.  Eso era lo único que Len podía descifrar de su corta hipótesis. En su mente solo cabía la idea de añorar en que su impredecible situación se tratara de una especie de sueño; Pero en realidad,  todos sus sentidos se activaban con la simple mirada que Kaito le otorgaba mediante aquella vergonzosa posición que padecía bajo orden de su mayor.

— Sé cuanto ha sufrido su reino en la ausencia del emperador que los predomibaba; sin embargo, ustedes han demostrado negligencia con aquellas frases escasas... ¿A caso no sé han dado cuenta del distinto poder que este chico tiene en comparación de su emperador?, Su habilidad en milagros es efímera. -  Piko le había obedecido ligeramente a Kaito en sospecha de intuición, haciendo caso omiso a las órdenes que había recibido desde su entrada en la tercera dimensión.
Entonces, percibió la energía que su gobernante tenía; más sólo pudo sentir el alma desconocida de un ser humano.  Pero las dudas no paraban de rondar en su cabeza, ¿Qué era Len?, ¿Existía la posibilidad de que Kaito supiera la verdad?, y, Qué estaba esperando Kaito de aquélla intrépida amenaza...

—De acuerdo...- la mirada del albino se dirigió a la presencia de su compañero, mientras el asentimiento del azabache se ejecutaba con furia y reniego a lo que Piko había accedido.

De pronto, los labios de Len se plasmaron por primera vez en la vida, con el calor y la suavidad que se obtenía al combinar los sentimientos que Kaito transmitía en castidad; y robando instantáneamente la dulzura de su pequeño, causándole un evidente sonrojo, y la consecuente sorpresa plural.