Los meses transcurrieron de manera lenta, las lunas comenzaron a adoptar miles de formas y las lágrimas de Len se escapaban de su rostro en aquellas lunas completamente llenas y rodeadas por las estrellas, la luz de la luna era la única que lo acompañaba en sus ásperas noches, ya que Rin se había ido a vivir con Gumi; él se encontraba completamente solo y sus pesadillas llenas de temor lo acechaban. Sin embargo, las lunas que parecían una sonrisa picaresca, eran aquellas que se aprovechaba de su inocencia, la incógnita era respondida todas esas temporadas... los recuerdos de Kaito lo visitaban. ¿Qué más podía hacer?, su corazón se encontraba confundido y sus sentimientos eran aquellos de odio y agonía, todo fue muy rápido, sus deseos de placer le habían vencido y se había cegado ante el dolor de haber perdido a Gakupo... claro estaba, que Len no podía amar a Kaito, es decir, para él era un completo desconocido que se había aprovechado de su situación crítica y lo avecinó a una pesadilla llena de lujuria.
Definitivamente no era amor, era sexo, deseo; aquel sentimiento impuro y lleno de placer.Era la una de la mañana, nuevamente, el desvelo del chico rubio se hacía presente, todo lo que pasaba por su mente era muy ilegible y le hacía dudar ante su propia forma de ver el mundo que le rodeaba. La madrugada siguió avanzando desde ese entonces, el reloj no dejaba de anunciar el paso de las horas; con su redundante "tic -tac, tic-tac ". De ese modo, el sol empezó a despertar y comenzaba a anunciar la llegada del día, el tiempo pasó muy rápido y los pensamientos de Len fueron inconclusos, sin esperar que el sol le jugara una mala broma y que así mismo le dijiera que era hora de levantarse y alistar todo para su próximo viaje.
-¡Len, date prisa... vendrán por tí pronto! - la voz de Meiko se oyó levemente desde la planta baja hasta la planta alta de aquella casa, pues en aquel piso se hallaba el pequeño cuarto de dicho joven, el cual se encontraba empacando sus maletas y metiendo todo lo que fuese posible dentro de éstas.
-¡Está bien... bajo en un segundo! - cerró la última maleta y se dirigió hasta el primer piso, tomando una escasa carrera por las escaleras y recorriendo casi todo el lugar en busca de Meiko. Sus ojos se abrieron como platos ante la escena que presenció una vez que llegó a la cocina, su preciada hermana estaba besando a la presidenta del consejo estudiantil de la escuela a la que esta asistía.
-¿R-Rin...?, ¿¡G-Gumi!? - dijo, sorprendido ante tal escena. No era que le desagradara la idea de que Gumi y Rin fuesen pareja, de hecho, él sabía cuanto atesoraba Rin a Gumi, y le hacía feliz el saber que su hermana había cumplido su más preciado deseo... Pero era raro ver cuanta confianza habían tenido en ese momento.
-¿¡L-Len!?, pensé que ya te habías ido - la sorpresa de su gemela era mayor que la de él, esta misma se había asustado al oír la voz de su hermano pues hizo caso omiso y no pudo percibir a la primera de quien se trataba, había creído que Meiko las había visto y sí eso hubiera sido cierto... de alguna forma iba a ser extraño .
-Pronto, solo debo esperar a que vengan por mí - suspiró Len tratando de fingir que no había visto la escena anterior . - Y bien ...¿A qué veniste?, se supone que tú ya vives con Gumi.
Rin se puso de pié y tomó de la mano a Gumi, ocasionando que esta igual se parara.
-En primera, vengo a presentarles a Gumi. Ya sabes... como MI novia- su mano apretó la de aquella chica y le esbozó una tierna sonrisa que hizo sonrojar hasta las orejas a Gumi.
-Y en segunda... vengo a despedirme de tí hermanito. Me enteré por medio de Meiko que te mudaras a esa escuela privada de "prodigios" en Kyoto, ¿no pensabas irte sin despedirte de mí, o sí? .-
Len bufó, quizá estaba actuando de forma grosera, pero en realidad, se encontraba preocupado. Él sabía perfectamente que era muy díficil despedirse de su familia; había estado junto a Rin desde que aún recordaba una parte de su vida, y si no hubiese sido por el increíble parecido que tenía con esta seguramente hubiera dudado de que eran hermanos, pues en primera los dos eran muy diferentes en actitud y personalidad, y en segunda ellos había olvidado casi toda su vida desde que habían sido adoptados por Meiko años atrás. Por otra parte, el dejar de ver a Meiko era un poco triste, ya que para Len era como abandonar a su propia madre,a la cual había respetado y admirado como tal.
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Lunas Acarameladas (Yaoi-KaiLen)[En edición y por terminar]
RastgelePasaron las lunas, y los meses se hicieron largos sin tu presencia. Mi alma inocente se esfumó junto tus palabras , y caí rendido a tus pies. Juro que volveré a ser el mismo de antes... solo da me tiempo. O quizá da me a alguien mejor que tú. Hombre...