capitulo XVI

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Emprendimos la marcha por las oscuras galerías, despacio sin dejar de revisar ni un solo recobeco donde pudiéramos encontrar alguna pista de lo que les sucedió al teniente Logan y su pelotón. Continuamos enviando mensajes por radio para observar si alguien nos contestaba, dejamos un canal abierto por si captábamos alguna cosa. No podíamos permitirnos el lujo de perder un solo instante o sino tendríamos que buscar una galería para reponer el oxígeno y eso se convertía en un circulo que nos hacía desaprovechar la ocasión que teníamos para encontrarlos.

Al llegar a otra galería, después de una caminata de más de un kilómetro, se disfurcaba. Ahora debía tomar un dificíl decisión o nos separábamos en dos grupos, mermando así nuestras fuerzas considerablemente, lo que inevitablemente nos haría más vulnerables o permanecer juntos y elegíamos un camino a seguir, con el conseguiente riesgo a equivocarme de ruta y no pasar por las galerías donde el otro pelotón lo debió hacer antes que nosotros. Complicada decisión la que tenía que adoptar, pero lo debía hacer ya, mis hombres esperaban a que me decidiera. Toda la responsabilidad recaia sobre mis hombros, era una carga que a veces era muy pesada pero nada que un militar no pudiera superar. Los dos hombres que había mandado con anterioridad de avanzadilla esperaban mi órden para volver a su posición.

- A la derecha - les dije. Ellos de inmediato salieron corriendo por la galería que les indiqué para recuperar los metros que debían tener de separación con el resto de la tropa. La suerte estaba echada, esperaba que la fortuna se apiadara de mí por una vez en la vida, ya no solo por mí sino por todos los que allí nos encontrábamos, pues todos estabamos unidos por el mismo destino.

Shanon en un par de ocasiones intentó colocarse al lado mio, lo cual no lo pude permitir, su seguridad era lo primero para mi, aunque hasta ahora no habíamos estado en una situación real de peligro no se sabia cuando podía cambiar eso. Me sentí un poco culpable por ser tan brusco para separarla de mi, no es que no me agradara su compañía o su conservación, que siempre era amena pero si le ocurriese algo no podría perdonarmelo jamás. Era la persona que más me importaba aquí arriba, todos los demás eran secundarios. No iba a consentir que corriera un riego innecesario.

De repente comenzaron a oirse los mismos espeluznantes ruidos que ya oímos antes en el otro lado de la mina, pero lo más extraño que también podíamos escucharlo a través del canal de radio que dejamos abierto. Eso me llevo a pensar que el teniente Logan y sus hombres ya no estaban en el mundo de los vivos. No quería creerlo hasta que no encontrarse pruebas feacientes de que mis sospechas eran acertadas. No hice participe de mis conclusiones a nadie, no debia adelantar acontecimientos y poner nerviosos a los hombres sin necesidad, ya habría tiempo para ello si estaba en lo cierto.

Ordené a los dos hombres de la vanguardia que volvieran, nos reagruparíamos para continuar en alerta máxima, muy despacio sin deja que nos sorprendieran. Cerramos los canales de radio ya que los gruñidos eran ensordecedores, te taladraban los timpanos y se clavaba en el cerebro como puñales.

Estábamos cerca, los gruñidos cesaron de repente. ¿ Qué ocurría ? Esas criaturas nos habían oido y se preparaban para atacarnos. Si era así nos enfrentabamos a seres inteligentes, no animales irracionales. Eso lo complicaba todo, nos encontrábamos en su territorrio por lo tanto nosotros eramos los invasores y para más inri en desventaja. Apenas contabamos con las luces de nuestros cascos, lo que suponía que teníamos una visibilidad muy reducida, un par de metros, y eso si las baterias aguantaban para salir de la red de túneles de la mina. Supongo que las luces de las galerías no funcionaban porque ellos destruyeron los generadores, de esa manera no podiamos verlos venir hasta que estuvieran practicamente encima de nosotros, disminuyendo nuestra reacción de respuesta. Eso era lo que nos había tocado y teníamos que asumirlo. Eramos Rangers y no debíamos temerle a nada, o al menos eso nos incurcaron en el entrenamiento. Pero un hombre sin miedo era un hombre muerto. El miedo despierta todos los sentidos, te hace mantenerte en alerta en todo momento, desconfiar de todo y de todos. Solo los locos o los insconcientes no tienen miedo, y como he dicho esos por norma general son lo que mueren pronto.

Decidí seguir una táctica que hace muchos siglos atras ya se usaba con unos excelentes resultados por los romanos, que era la formación tortuga. Modificada a traves de los años según el armamento que iba apareciendo en ese momento. Simplemente consistia en avanzar despacio cubriéndonos las espaldas unos a los otros. Si durante todo este período de tiempo había funcionado, por que a nosotros no. No era de las más sostificadas pero daba muy buenos resultados para este tipos de escaramuzas.

Continuamos avanzando unos cientos de metros más sin ninguna novedad que mencionar. De pronto alguién me llamó muy excitado.

- Sargento... Dios mío, que horror voy a vomitar.

La voz que requería mi presencia provenía del franco izquierdo, justo donde la galería volvía a disfurcarse. Me acerqué lo más rápido que me fue posible, pues mis hombres se agolpaban para saber lo que queria y me cortaban el paso. Practicamente me tuve que abrir camino a fuerza de codazos. La primera imagen que vi fue un enorme charco de sangre, a continuación un cordón de este preciado elemento para nuestra supervivencia me condujo hasta un cuerpo, es decir un montón de carne, por que lo único que quedaba era de cintura para arriba. Como los anteriores que ya vimos tenía un boquete en medio del pecho. Los intetinos se los habían sacado y esparcido por todas partes, incluso por las paredes de roca, parecía como si las hubiesen pintado con la sangre de ese pobre desgraciado. Enseguidas pensé en Shanon quería que no se acercara para que no contemplara ese horror, pero luego caí en la cuenta que debiamos pasar por ahí sin más remedio para continuar con nuestro camino, así que no podria evitarle este mal trago. Además ella era científica, tendría que estar acostumbrada a ver cuerpos mutilados y todo eso. No sería un gran trauma contemplar esta escena o eso deseaba yo.

Seguimos el regero de sangre hasta una galería bastante más amplia, ¡ Dios mío! que masacre. Allí encontramos a nuestros compañeros desaparecidos, o al menos lo que quedaban de ellos. Cuerpos desmenbrados esparcidos por todas partes, una visión horrenda, incluso para un soldado tan curtido como yo. Creía haberlo visto casí todo, pero esto superaba todas las barbaries que hasta ahora me había tocado vivir. Intentando no pisar ningún miembro recorrí aquella instancia recogiendo uno a uno todas las chapas identificativas de mis compañeros caidos en combate, no los llegué a conocer demasiado, o debería decir que apenas tuve relación con ellos, el tiempo no jugo a nuestro favor enseguidas que yo aparecí por aquí surgieron los problemas. Pero eran Rangers al igual que yo, compañeros de armas y eso forma un vínculo que nos unia como hermanos. La pena que pesaría en mí alma era que no podría repatriar lo que quedaba de sus cuerpos, como normalmente haríamos para que recibiesen los mayores honores militares al dejarse la vida por su patria, pero seguro que sus familiares agradecerian tener una posesión tan cercana a sus seres queridos para ser recordados, además de una carta explicandoles como murieron y en este caso tan particular por qué. Yo personalmente me encargaría de hacer dicha cosa uno por uno aunque no este autorizado para ello. Ya que esa función supuestamente recaeria en el comandante de la estación, pero al observar como estan las cosas aquí y ver cuales son las prioridades, las cartas de condolencia las escribiría en el mismo instante que termine esta misión.

En un rincon encontre al teniente Logan, estaba destrozado, despedazado exactamente igual que todos los que habiamos hallado hasta ahora. Al intentar quitarle su chapa se le giro la cabeza hacia mí, entonces pude ver que la mitad de su rostro la carne habia desaparecido, la tenía completemente abrasada, el ojo se encontraba fuera de la cuenca apenas lo sujetaba un nervio muy fragil. Pense que  todo lo que hacia era para consegir salir de aquí, volver con los suyos a toda costa  y como habia acabado. Pobre hombre que final más deprimente no es que la muerte tenga un final feliz pero si algo más honorable.



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