capitulo XXIX

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La agarré por la cintura, ella me rodeó con su brazo mi cuello para apoyarse en mí, lentamente nos dirigimos al pabellón de descanso. A cada paso que daba se le escapaba un gritito de dolor, lo que me hacía sentirme mal. Le imploré una vez más delante de la puerta de su habitación que me perdonara, ella me replico que no le diera más vueltas al asunto que había sido un accidente tonto y mañana no tendría nada.

Intodujo su tarjeta en la cerradura magnética para que la puerta se abriera, momento que aproveché para soltarla de la cintura, ya que estaba a punto de estallar y echarme de lleno en sus brazos. En vez de eso le desee buenas noches.

-¿Que prisa tienes? - me preguntó ella proponiendome entrar en su habitación para tomar un café. No es que me apeteciera mucho, además no era compatible con lo que pensaba hacer antes de tropezar con Shanon, que era irme a dormir. Acepté para que no creyera que la eludia.

La ayudé a entrar, me ofrecí  a prepararlo yo mismo si me enseñaba donde lo guardaba. Se nego rotundamente alegando que podía hacerlo ella, que clase de anfitriona sería si el invitado tenía que servirse el. Me obligó a sentarme en un pequeño sofá de dos plazas que se ubicaba en el centro de la salita mientras ella abandonó la estancia, este modulo no era como los que teniamos nosotros, era mucho más grande. Por lo que pude observar desde la posición donde me encontraba, que aparte de la salita poseia una cocina, no muy grande más bien diminuta, pero suficiente para prepararte unos piscolabis si tenías hambre, un baño y por supuesto el dormitorio que suponia que no seria tan frio como el mio. Lo que me hizo sospechar que aqui arriba tambien había clases sociales, cosa que me parecía muy mal. Aunque tampoco sabía de que me sorprendía, era logico que las hubiesen, estas instalaciones estaban construidas para la investigación y manipulacion genetica. Así que debían contentar en la medida de lo posible a sus científicos con una vida algo más comoda, los demás simplemente eramos peones prescindibles.

Mientras reflexionaba sobre todo esto, en la cocina se oía unos tremendos ruidos de cacharros lo que me hizo sospechar que muy hábil no era en este tema. Apareció con una bandeja plateada, en ella traía una cafetera con dos tazitas blancas, en uno de sus lados contenia un dibujo de flores con el relieve en dorado, dos vasos una cubitera con hielo y una botella de whisky Jhony Walker, me imagino que el alcohol era de la bodega personal del cabo Skipper, por que os recuerdo que en toda la estación se regía por la ley seca. Lo más curioso fue que salió de la cocina sin cogear, ya andaba perfectamente, una recuperación impresionante.

- Veo que tu pie a mejorado muchísimo - le dije esbozando una picarona sonrisa.

Se ruborizo como si de una adolescente se tratase, luego intento explicarme entre balbuceos que queria quedarse un rato a solas conmigo para hablar de nuestras cosas sin que nadie nos interrumpiesen, no tuvo valor para decírmelo abiertamente debido a los ultimos acontecimientos acaecidos y por ello armó todo este teatro. Me preguntó si me había molestado.

Se refería al engaño que sufri por parte de ella desde que llegué aquí, pero por lo que a mí respecta  estaba olvidado, aunque me mantenia alerta para no volver a caer en la misma situación.

- No - le respondí sin poder dejar de mirarla. Su tez blanca, llena de pecas hacía que los coloretes que le salieron en la mejillas por haber sido descubierta le dieron un puntito sexy. Su cabello rojo suelto, pues habitualmente lo llevaba recogido con un moño, sus grandes ojos verdes liberados de esas horribles gafas que le hacían parecer la empollona de la clase, que por otro parte lo era, me estaban tentando demasiado. No sabía si podría contenerme o querría.

Me sirvió una taza de café agachándose enfrente de mí, de tal manera que dejaba entre ver sus senos. La tentación era muy fuerte, al fin y al cabo era un hombre y no pude evitar mirar dentro del escote. Ahora el que se ruborizó fui yo por que ella me descubrió.

- Lo siento - le expresé mis disculpas por mi pueril comportamiento. Aunque en realidad no me arrepentia de haber admirado tal belleza.

- No te ha gustado lo que has visto - me replicó descaradamente retirándome la taza de café. Se sentó en mi regazo, algo que me cogió de sorpresa totalmente, posó sus manos en mis mejillas y me besó.

Un beso cálido, húmedo, intenso con esos carnosos labios que invitaban dejarse arrastrar a la lujuria. Ya no lo soporte más y fue exactamente eso lo que hice dejarme llevar por la pasión.

La acaricie el pelo, entre tanto ella me iba desabrochandome los botones de la camisa, con las prisas o el impectú más bien me los arranco dejando mi pecho al descubierto. Dejó de besarme en la boca para darme mordisquitos en el cuello, despues continuo acariciandome el pecho, en  un principio todo era suavidad, delicadeza. De repente me clavo las uñas en la espalda y la recorrio entera arrañandome, creo que hasta sangre me hizo. Le retire las manos y pase al contrataque.

De un tirón le abrí la blusa, los botones saltaron cada uno por un lado de la salita. Con la mayor suavidad que fuí capaz probe a desabrocharle el sujetador, digo esto por que despues de un rato de intentar quitarselo fue Shanon quién al final se despojo de el. Mi inexperiencia en estos menesteres unido al nerviosismo que sentía en ese momento me hacía parecer más torpe de lo que relmente lo era.

La reacción de ella fue enternecerse aún más conmigo, le pareció encantador que no tuviera ninguna costumbre en quitar ciertas prendas de vestir. La bese en el cuello, fuí bajando lentamente hasta sus exhuberantes y firmes senos, finalmente los mordisquee los dos. Acontinuación no pude escapar a la tentación de estrujárselos, un grito se le escapó, no se si fue de placer o como creo yo por que fuí muy rudo y le aprete demasiado fuerte, ella no se quejo. Se dejaba hacer todo lo que se me ocurría. Le coloqué las manos sobre su trasero, que por cierto lo tenía prieto como una roca se notaba que hacía bastante ejercicio, por otro lado que otra cosa se podía hacer aquí después de terminar la jornada laboral, me levanté del sofá mientras ella me abrazaba y me atenazaba con sus piernas. Como buenamente pude logré llegar al dormitorio, la deposité sobre la cama, debido a que como me tenía sujeto caí encima de ella, cosa que estoy casí seguro que lo provocó ella. En un movimiento que parecia más bien de lucha libre me giro dejándome a mí debajo, todo esto sin dejar ni un solo instante de besarnos. Me desabrocho el botón del pantalón y me lo quitó a la fuerza, por poco me lo hace girones. Era tal el impectu que ponía en sus acciones que parecía tener prisa por terminar con los preliminares. Nos amamos una y otra vez hasta terminar exhaustos, sudorosos encima de la cama intentando recuperar el aliento que nos faltaba por el esfuerzo tan placentero realizado. Terminamos abrazados los dos, en silencio pero la cara de felicidad de Shanon lo decía todo. No quise hablar para no romper la magia del momento, además con mi torpeza que me caracteriza podría decir algo inapropiado.

Se acurrucó sobre mi pecho hasta que se durmió, minutos después yo también me quedé dormido, pero no antes de pensar que hoy había sido el primer día de mi existencia que realmente he sido feliz de verdad. A partir de hoy, creo y gracias a la mujer que estaba acostada a mi derecha mi suerte estaba cambiando.








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