capitulo XXII

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Después de esperar un poco para recuperarme del aturdimiento comenze a retirar las rocas que obstruian la entrada. Era una ardua tarea, transcurridos unos minutos estaba agotado. Ahí comprendi que de esa manera jamás podría salir del encarcelamiento donde me hallaba. Tardaria una eternidad,  las rocas eran muchas y demasiado pesadas para mí, se me agotaria el oxigeno antes de liberar la entrada. Tenía que idear otra forma de escapar de allí, y rapido por que no me podia permitir el lujo de desperdiciar el tiempo. Alguién me ofrecia una segunda oportunidad de seguir viviendo y no estaba dispuesto a desaprovecharla. Recorde que aún me quedaba una mini bomba, no podia utilizarla tal como esta por que era demasiada potente, lo unico que provocaria era otro derrumbe ocasionandome seguramente la muerte y si esto no sucedia la onda expansiva lo aria.

De repente me vino una idea a la cabeza que podia funcionar, saque mi navaja multiusos que llevaba en el bolsillo de la manga del traje, con la cual iba a todas partes ya que no se sabía cuando la podria necesitar. Con sumo cuidado empeze a desmontar la bomba para averiguar que detonante contenía. Se trataba de utilizar una minima cantidad de ese explosivo, la suficiente para que volara las rocas dejando la entrada libre y a mí dejara intacto. Una vez que la tuve desarmada confirme que contenia dos liquidos, uno de color azul y el otro rojo. No era un experto artificiero pero entendía que cuando los dos liquidos se unían se producía una reacción y la bomba detonaba. Solo tenía que ingeniarmelas para unir las dos sustancias sin estar yo cerca de ellas. Su manipulación tendria que hacerla con todo el cuidado del mundo, si solo una gota de un liquido se juntaba con el otro seria catastrofico para mí. Extraje la primera probeta que contenia la sustancia de color azúl, con la navaja corte el microtubo que comunicaba un liquido con el otro. Lo deposite con sumo cuidado sobre una roca para que no sufriera ningun daño el recipiente, después hize lo mismo con el otro. Lo retire un poco más lejos para evitar accidentes, me desize del resto de la bomba ya que no me servian para nada. Busque una roca donde poder derramar una parte del primer liquido, con la particularidad de que quedase estancado y no se esparciera para ningún lado. A continuación cogí una pequeña roca plana, la coloque muy cerca de la otra roca, con una inclinación de 90 grados para que el liquido de color rojo se deslizara poco a poco hasta fundirse las dos sustancias. De esta manera esperaba provocar la explosión que me liberaria. No tenía la certeza de que funcionara pero nada perdia con provar.

Algo tembloroso me dispuse a verter el liquido en la roca, rapidamente corrí a refugiarme detrás de un saliente. Observaba como el liquido azul se deslizaba lentamente, siguiendo el camino que yo le había trazado. Solo faltaba unos segundos para que se reuniera con el otro pero se me figuro que tardaba una eternidad. Mis nervios se encontraban al limite de su aguante, casí salgo de mi refugio para acelerar el proceso. Mi impaciencia por poco se convierte en imprudencia.

Hubo una pequeña explosión, lo suficientemente fuerte para apartar algunas de las rocas y hacer una apertura por donde pude salir.Por primera vez desde que llegué aquí sonrei, no podía creermelo funciono y lo más increible es que seguia vivo.

Sin ninguna vacilación me dirigí en busca de los compañeros que se quedaron a mi lado para saber si habían tenido la misma suerte que la mía, sorteando todos los obstaculos que se me presentaban por el camino. Pronto me encontré donde los ví por ultima vez. En el ambiente flotaba una especie de esporas verdes denso, casí se podía cortar con un cuchillo, que cubría toda la cueva, no sabía de su procedencia pero de lo que si estaba seguro era de que se debía a la explosión que provocamos con anterioridad. En el suelo halle los cuerpos sin vida de los compañeros caidos en el combate, a su lado los de los Necromorph abatidos, no por nuestras armas pero si por nuestro arrojo y teson. Todo esto mezclado con un gran sentido de supervivencia que nos hacía superarnos día a día. Una cualidad humana que poseiamos solamente nosotros y que jamás tendrían esos seres. Algunos continuaban vivos debajo de las enormes rocas que se desprendieron del techo, me acerque a uno de ellos, al notar mi presencia se agitó. Gruñia e intentaba liberarse para poder atraparme, había que reconocer que no cedian en su empeño, no se rendian nunca. Aunque por otra parte solo me parecia el instinto sanguinario de un animal.

Iba a terminar con su sufrimiento, o al menos a intentarlo. Le apunte con mi arma directamente a la cabeza. Dispare, durante unos segundos mantuve el gatillo presionado, no deje de hacerlo hasta que le revento, literalmente la cabeza. Me sentí orgulloso de haberlo echo, aunque sabía que ya era demasiado tarde, la mayoria de mis hombres estaban muertos. A decir verdad no sabía con certeza si sobrevivio alguno incluido Shanon, rezaba para que así fuera. Necesitaba calmar la sensación de rabia e impotencia que mi cuerpo contenia. En una palabra necesitaba vengarme.

Enfurecido comenze a eliminar a todos los Necromorph que encontraba en mi camino y seguian con vida atrapados bajo las rocas. Con cada uno de los que me iba deshaciendo mi sastifación aumentaba, experimentaba como me liberaba de un peso que me oprimia el alma. Ese peso el remordimiento por no haber sido capaz de salvar la vida de mis hombres. Continuaba ofuscado cometiendo los asesinatos, que en realidad era lo que hacía, me gustase o no perdi a mis soldados a manos de un enemigo más poderoso que nosotros. Ellos no pidieron entrar en esta guerra, fuimos nosotros quien invadimos su planeta además de despertarlos de su letargo y robarles su mineral que quizas para ellos tenian algún valor, de ahí tal vez su comportamiento tan agresivo. ¿Quién sabe?. Lo que si es cierto que si estos seres fueran humanos ahora mismo estariamos quebrantando el tratado de Ginebra. Pués los estamos exterminando en vez de hacerlos prisioneros ya que ahora se encuentran indefensos. Pero aquí arriba, y visto lo que son capazes de hacer estas bestias las reglas son distintas, no hare prisioneros alguno. De repente percibir que algo se movia detrás de mí, rapidamente me di la vuelta decidido a terminar con su vida, por poco lo logro. Aunque no era quién yo creia. Uno de mis hombres aún vivia, se acerco a mí demasiado sigiloso error que casí le cuesta la vida. Mi alegria de volver a verlo supero el susto inicial.

Después de recriminarle la forma de presentarse que tuvo le pregunte si se encontraba bien y que sabia del paradero de los demás. A la primera cuestión me respondio simplemente que sí, para la segunda quiso que lo acompañara. Me condujo hacía un lado de la cueva donde pude constatar el cadaver de uno de mis hombres, murio aplastado por una roca. Unos metros más alla se encontraba el otro, medio devorado. Encima de él se hallaba su asesino moribundo que había sido sorprendido por el derrumbe. De los cinco que permanecimos para cubrir la retirada del grueso del peloton ya solamente quedabamos dos con vida. Me cuadre, salude al cadaver rediendoles honores y le jure que su muerte no habria sido en vano. Que haria todo lo que estuviera en mi mano para que todo el mundo se enterara de lo que aquí ocurria. De como unos excelentes soldados eran sacrificados para el beneficio y enriquecimiento de unos pocos avariciosos hombres de negocios de dudosa moralidad.

Liquidamos  a ese cabron y nos dirigimos hacía la salida todo lo rapido que las piernas nos permitian. No nos quedaba mucho oxigeno, la comunicacion con la subestación seguia siendo nula por lo tanto no teniamos forma de saber que decidiria hacer el mando con la mina. Quizás lo más facíl para ellos, lo que ya habían echo con anterioridad, que era destruir el planeta e ir en busca de otro que explotar. Sin importarles si alguien quedaba atras con vida o si destruian alguna civilización milenaria. 




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