capitulo X

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Después de darle muchas vueltas a la cabeza con lo que el teniente Logan me había dicho, haciendo miles de conjeturas porque alguien podía sería tan mezquino para condenar a un ser humano a permanecer en un lugar que no quería estar, conseguí conciliar el sueño. El camastro en el que me hallaba no era demasiado cómodo pero cumpliría su función.

El cabo Steel me despertó, me pareció que solamente había transcurrido unos minutos desde que cerré los ojos, me encontraba agotado, necesitado de descansar un poco más, no sabía que me estaba haciendo ese ambiente en mi cuerpo, sería la presión o algo por el estilo, pues no era normal en mí encontrarme tan apagado. Me dijo que me levantase, el teniente Logan le había ordenado para que me ayudara a ponerme el traje espacial y luego me acompañara hasta su presencia.

Fue una ardua tarea, pues mi inexperiencia en estos casos no ayudaba demasiado, es más creo que que jamás aprendería a colocarme el traje sin que alguien me tuviera que servir de ayudante de cámara, desistí de mi empeño por aprender y dejé que el experto hiciera su trabajo.

Tras terminar de vestirme nos dirigimos, según me indicó el cabo Steel, a la sala de juntas que era donde toda la dotación había sido congregada. Por el camino nos encontramos con el comandante de la nave que nos trajo hasta allí, le pregunté que tal le iba, solo lo hice por cortesía, pues él no se prodigaba mucho en intentar establecer nuevas amistades. Sorprendentemente correspondió a mi saludo, algo que ya me pareció todo un logro y fue acompañándome parte del camino. Me hizo saber que su nave ya estaba reparada de todos los daños sufridos, cargada del valioso mineral y a punto de partir. No quería estar allí un minuto más de lo necesario y estaba perdiendo el tiempo conmigo en una conversación que no nos llevaría a ningún lugar ni nos haría íntimos amigos. La verdad es que no esperaba ese alarde de sinceridad, pero ahora entendía por qué aquel tipo era tan arroganten y distante con los que le rodeaban. Simplemente era su mecanismo de seguridad, una especie de corraza para no sentir apego a ninguna persona con los que se rodeaba, así cuando llegaba su pérdida, algo que aquí arriba era más frecuente que en ningún otro lugar, no le hacía sufrir. Pero yo pensaba que tambien era una vida triste y muy solitaria. No se quien dijo que en esta puñetera vida no serías recordado por cuanto poseías sino por cuantos amigos tenías, pero en fin quién era yo para juzgar a nadie él sabra lo que hace.

Para no variar cuando entré en la sala de juntas ya se hallaban todos ahí, el teniente Logan me agradeció que hubiera tenido el detalle de haberme acercado por allí. Esa gracia a mi costa hizo arrancar una carcajada entre los hombres, lo cual me pareció bien, siempre era bueno mantener el ánimo levantado antes de comenzar una misión, y más si no sabías si volverías con vida de ella. Yo para seguir con la broma le respondí que el traje no se dejaba poner, que entre él y yo no había una buena conexión, lo que hizo que volvieran a reir.

- Ya esta bien de payasadas, seamos serios. - dijo el teniente Logan reprimiendo él también la sonrisa.

A continuación se preparó para informarnos de lo que ibamos hacer, nos indicó que bajaríamos a la mina en dos grupos, uno lo comandaría él con la mitad de los hombres y el otro lo conduciría yo.

Lo que nunca creí que volvería a experimentar estaba a punto de hacerlo, que era tener un grupo de valientes soldados a mi cargo, no era como en aquellas secretas misiones en centro América pero al menos no me moriría de aburrimiento.

Las órdenes que teníamos del mando estelar era registrar cada palmo de las galerías de la mina y destruir todo aquello que no deviera estar ahí. Desplegó un mapa de la mina, para después seguir diciendo que él se dirigiría por la galeria del Norte dejando todo despejado a su paso si fuese necesario, yo haría lo propio por el Sur. Si no había ningún contratiempo nos encontraríamos en el centro, ya que los túneles recorrían todo el planeta. Nos previno de que el oxígeno, aunque en estos nuevos trajes tenían una larga autonomía, no sería suficiente para realizar toda la misión. Así que deberíamos utilizar los puntos de habituallamiento que existían en algunos túneles, el teniente Logan nos lo señaló en el mapa que estaban representados en color azul y enumerados. Pero que no nos debíamos preocupar ya que estaban bien señalizados incluso, con señales acústicas. Debíamos tener cuidado con algunos ya que eran túneles naturales con impresionantes abismos, los mineros no se habían atrevido a explorarlos pero las entradas las utilizaban como almacenes para sus herramientas. Terminó su informe saliendo detrás del atriz donde se encontraba para acercarse a nosotros y ordenándonos que nos pusieramos de pie, nos dijo:

- Tened cuidado ahí fuera, mantener los ojos bien abiertos, haced un buen trabajo y procurar volver todos de una pieza.

- ¡ Uh, ah! - gritamos todos eufóricos para darnos ánimos.

Seguidamente nos dirigímos hasta una de las salidas de la estación que el cabo Steel nos iba indicando. En una pequeña antesala comprobamos que nuestras armas funcionaban correctamente, por el intercomunicador nos comunicaron que nos colocasemos los cascos, pues iban a extraer todo el oxígeno de la sala antes de cerrar la puertas que había detrás de nosotros, de inmediato abrieron la otra para que saliéramos.

Soldado espacialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora