Steven Universe: Onix, La Gema Oscura

Capitulo 13: Hasta siempre

- ...Zafiro...
Rubí tenía en las manos los trozos de la gema de su amada, se mecía hacia delante y hacia atrás desesperadamente mientras empapaba sus manos con sus lágrimas.

- ...Perdóname Zafiro... No pude... yo... ¡No te vayas! ¡Zafiro por favor! - los sollozos de Rubí se tornaban cada vez más desesperados y desgarradores.

La bestia veía la escena con sumo placer. Reía al escuchar los lamentos de Rubí, incluso le arrojaba más de los trozos de la gema azul como si fuera un juego enfermizo. Rubí solo los reunía en sus manos y lloraba sobre ellos al mismo tiempo que los besaba sin importarle si se astillaba con uno.

- Aww que lástima, creo que ya no veras a la enana azul otra vez - dijo la bestia con sarcasmo -. Ten cuidado, que tantas lagrimas apagarán tu apestoso fuego. - rió maliciosamente

Rubí gruñia, pero el dolor la consumía y era más fuerte que la ira. Por su mente pasaban recuerdos fugaces de Zafiro: cuándo la conoció. Cuándo sujetó su mano por primera vez. Ese secreto y prohibido primer beso bajo las dos lunas de Homeworld. El momento donde decidieron permanecer unidas como un solo ser llamado Garnet, ser que de algúna forma también había muerto. Apretó sus manos al igual que sus ojos de los cuales corria un torrente. Era insoportable.

- ¿Que tal si la pegas con barro o fango? ¿O podria orinar sobre ellos? - la bestia mostraba su asquerosa sonrisa burlona mientras era victima de diversos tics - ¡Ya se, yo escondo los pedazos y tu los encuentras, encuentra el cadaver o lo que sea de tu desgraciada novia y de ese niño tambien! - sus carcajadas eran cada vez mas perturbadoras y freneticas

El cuerpo de Rubí temblaba, en parte por la gran ira y el odio que recorría cada fibra de su ser y por el dolor incosolable de perder a su amada. Quería levantarse y partir a Labradorita en mil pedazos, quemarlo hasta incinerarlo, reducir su gema a cenizas... pero sabía que eso no le devolveria a Zafiro. Sus fuerzas la traicionaron y la abandonaron ahí frente a su detestable enemigo. De repente sintió como todo el peso de las heridas recibidas en batalla venía sobre ella.

- Bien - la bestia ceso sus risas de golpe - acabemos con esto de una vez.

Se acercaba paso a paso, acechando, mostrando esos terribles colmillos, los cuales se recubireron de metal haciendo parecer su hocico a una trampa para osos, solamente rugidos feroces salian de sus fauces.

Rubí abrió sus ojos mirando todos los trozos de la gema de Zafiro en sus manos. Volvio su vista y miró a un pequeño Steven dormido justo donde lo había dejado, su carita sonrojada y su ligera sonrisa arrancaron a Rubí una sonrisa acompañada de más lagrimas.

- Perdoname tu tambien Steven - le dijo con la voz quebrada aunque no pudiese escucharla - ...les falle...les falle a todos...

Labradorita se lanzó con todas sus fuerzas hacia delante con el hocico bien abierto. Rubí no quito la vista de Steven. El tiempo pareció detenerse en ese momento.

- ¡¡Sombra etérea!!

Justo antes de que Labradorita pudiese alcanzar a Rubí este fue interceptado por un gran lobo oscuro que había aparecido de las sombras. El lobo embistio a Labradorita mordiendo su cuello con fuerza, ambos cayeron al suelo rugiendo y gruñendo. Las enormes bestias se revolcaban en la tierra, entrelazadas en una encarnecida batalla donde las mordidas y los zarpazos volaban, haciendo escurrir la sangre de ambas por todos lados. Rubí reaccionó de golpe ante la escena, pude identificar inmediatamente quien impidió que acabarán con ella.

- ¡¡Ònix!! - grito sorprendida
- ¡Rubí vete de aqui y llevate a Steven, este lugar va a explotar! - Ònix logro apartar a Labradorita de una embestida
- ¡Ònix no puedo irme! ¡Zafiro esta muerta tengo que encontrar todos los trozos de su gema! - Rubí continuaba sollozando, el alivio que sintió al ver a su amigo se esfumó al instante
- Cortesia de la casa par de imbeciles - dijo Labradorita reincorporandose, se sacudió para quitar la sangre que escurría por su ojo
- No puedo dejarla aqui Ònix, no puedo irme sin ella...