Capitulo 38

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Caminamos hacia el ascensor, cuando entramos vi que la chica me fulminaba con la mirada todavía, yo solo sonreí hipócritamente antes de que las puertas del elevador se cerraran.

-Mama.- dijo Jake tirando de mi mano.- ¿Puedo entrar al mar?- me preguntó saltando en el elevador.

-Sí, entraremos todos en un minuto. - dije sonriendo. Las puertas del elevador se volvieron a abrir, y salimos de este. Buscábamos la habitación, y finalmente la encontramos después de varios minutos. Samuel abrió la puerta con la tarjeta que le habían entregado en recepción, las maletas estaban en la entrada de la habitación. Caminamos más adentro, y era simplemente hermosa. Una de las paredes eran de un rojo casi marrón, y las demás
blancas, adornadas con cuadros de varios colores. Había una pantalla gigante, dos camas, una individual y otra matrimonial, perfecto. Había un gran armario para guardar la ropa, y una pequeña sala. Había un balcón, con vista al mar, era hermoso todo.

-Wow.- gritó Jake soltándose de Samuel, para lanzarse sobre una de las camas. Comenzó a saltar en una, y después se sentó. -Papi, ¿vamos al mar?- preguntó golpeando ligeramente la cama. Samuel se tardó un poco en contestar.

-Sí.- dijo sonriendo.- Saquemos todo de las maletas, y nos vamos.- tomó su maleta y la mía, y la puso sobre la cama. Abrió la suya, y comenzó a sacar la ropa, para guardarla en el armario, yo hice lo mismo con la mía, y Samuel me ayudó con la de Jake, ya que el llevaba menos cosas. Después de guardar todo en el armario, todos nos cambiamos por los bañadores, y salimos de la habitación. En el hotel solo habían un par de familias más, así que el hotel era casi solo para nosotros. Llegamos a la playa, y Samuel extendió las toallas sobre la arena, bajo una sombrilla.

-¡Mira el mar!- gritó Jake, llamando la atención de las pocas personas que estaban ahí.- ¡Vamos!- gritó tomando de la mano a Samuel, que me hizo una seña con la cabeza, para que lo siguiera, cosa que hice.
Jake comenzó a saltar las olas que se le acercaban, y reía descontroladamente. Se acercó a mi, y me pidió que lo acompañara un poco más adentro del mar.

Caminamos Jake y yo, mientras Samuel esperaba en la orilla, porque decía que estaba "muy fría". El agua casi cubría a Jake por el cuello, quería avanzar más, así que tuve que cargarlo. Jake había aprendido a nadar cuando cumplió los dos años, nadaba bastante bien para su edad. Una ola llegó hacia nosotros, y nos envió casi a la orilla, Jake solo reía y decía que otra vez. Logré convencer a Samuel de entrar, y después de que estuvimos 2 horas en el mar con Jake, salimos y nos recostamos en las toallas, mientras Jake jugaba con la arena.

-Tengo hambre, ¿tu no?- me preguntó Samuel tumbándose en una de las toallas.

-Algo.- dije haciendo una mueca.

-¿Qué tal si vamos a ver los restaurantes del hotel?- me preguntó.

-Esta bien, vamos.- dije poniéndome de pie. Llevé a Jake a una de las regaderas junto a la piscina, para quitarle la arena que le cubría todo el cuerpo.
Caminábamos por el hotel, Samuel y yo buscábamos algún restaurante que nos agradara a ambos, Jake solo prestaba atención a los toboganes de la piscina de niños, y a uno mucho más alto, en la piscina más honda.

-¡Papa!- gritó Jake tirando del brazo de Samuel. -¿Puedo entrar?- preguntó apuntando a los toboganes de la alberca de niños.

-Después de comer.- le dijo Samuel sonriendo, sin dejar de caminar. Después de caminar, y pensar en que comer, nos decidimos por el buffet. A Jake le serví una hamburguesa con papas fritas, yo me serví ensalada, y Samuel una hamburguesa y ensalada.

Después de comer, Jake estaba algo furioso porque tenía que esperar una hora para poder entrar a la piscina. Estábamos en la habitación, yo estaba tirada en la cama, mientras Jake no paraba de preguntar cuánto tiempo faltaba para que se cumpliera la hora de espera.

¡Vendida! - Samuel De LuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora