Candy
Aún recuerdo su frío cuerpo, la sangre que en pesadillas amenaza con ahogarme. Su mirada perdida y vacía y el silencio de mi corazón. Nunca pensé que esto podría ocurrir, sabía que lo estaba pasando mal, pero creía que yo le estaba ayudando, que podía sacarle de esa tristeza que le impedía dormir, protegerle de esos monstruos que solo en la oscuridad de su imaginación existían. Eso es lo que pensaba, pero fallé, y no solo a él, sino también a sus padres, a Dyla, a sus fans, incluso a mí misma. Y tengo la impresión de que a pesar de haber pasado ya varias semanas desde su muerte, él no se va a ir, no del todo al menos. Sigue aquí, en el aire que respiramos, es cada palpitación de mi corazón, en los efímeros momentos que viven en nuestras mentes, en las lágrimas que caen irremediablemente cada vez que oigo su nombre. Y realmente no sé si quiero que él se vaya del todo o permanezca durante más tiempo, no estoy segura, solo sé que anhelo tener la sensación de estar a salvo a pesar de su ausencia, protegida de los monstruos que acabaron con él.
A veces, cuando cierro los ojos, todavía puedo ver el coche aplastado contra el muro y su cuerpo inerte dentro. Dicen que murió al instante, que no sufrió, pero yo no pienso lo mismo. Tuvo que sentir algo durante al menos unos segundos, seguramente fueron los peores que haya vivido jamás y odio que hayan tenido que ser los últimos. Incluso si quiero arañar aun más el recuerdo, puedo ver el ángel de fuego dibujado en la pared, con sus ondeantes cabellos anaranjados y su vestido blanco. Jamás hubiera encontrado la relación que existe entre el ángel y yo si no hubiera sido por sus ojos, de un verde chispeante, y eso hace que de un modo u otro me sienta culpable de su muerte.
Nadie puede saber qué ocurrió en su cabeza para que hiciera lo que hizo, si fue consciente de lo que estaba sucediendo o actuó bajo el efecto de las drogas y el alcohol, como nos dijeron, aunque soy incapaz de creerlo. Jamás podré saber cuáles fueron sus últimos pensamientos ni volveré a probar la textura de sus labios.
Así que prefiero que él se quede durante un tiempo más, encerrado en cada rincón de mí, aunque duela, porque al menos no me siento tan sola, porque quiero seguir engañándome en sueños, imaginando que él sigue a mi lado, aunque al despertar me dé cuenta de que hace frío y el jamás volverá, que estoy atrapada en este caos, destinada a vivir con el fantasma de su ausencia.
Dyla
Desde la muerte de mi hermano, nada ha vuelto a ser lo mismo. Todos se preguntan qué pudo llevarle a hacer algo semejante, pero no hay respuestas por ningún lado. Además, no ha pasado ni un solo día desde su muerte en el que no nos hayan pedido una entrevista o hayan llamado al timbre, pero Candy y yo hemos rechazado todo, dejando a mis padres solos en algo que dudo que puedan afrontar, aunque en cierto modo ya nos lo esperábamos, pues mi hermano cada vez estaba peor, pero nunca imaginamos que llegaría a este punto, o simplemente no queríamos pensar en esa posibilidad.
Sé que Candy se siente culpable por todo lo que ha ocurrido, pero en realidad no nos ha fallado, sino que cada uno nos hemos fallado a nosotros mismos. Siempre quisimos hacer algo para arreglar las cosas, para ayudar a Mark, pero estábamos demasiado ocupados en nuestras vidas como para detenernos un momento a pensar en lo que estaba ocurriendo y cuando nos quisimos dar cuenta, la vida para él había terminado. Candy fue la única que estuvo cerca de él las últimas semanas, la que de verdad quiso sacarle de la oscuridad en la que se había encerrado, y estoy segura de que ella fue el último pensamiento que mi hermano tuvo en la mente antes de morir, sobre todo después de ver el ángel de fuego de la pared contra la que chocó.
También pienso que no tiene ningún sentido buscar culpables ahora, echarnos en cara los fallos los unos a los otros. Está claro que si su amigo nunca le hubiera dejado su coche, nunca habría hecho lo que acabó con su vida, pero ya no hay vuelta atrás y aunque me duela decirlo, tenía heroína y alcohol en el cuerpo y podría haber muerto irremediablemente de cualquier forma aquella noche. No vamos a solucionar nada culpándonos, pero tampoco actuando como si nada hubiera ocurrido, porque sigue doliendo en lo más profundo de nuestros corazones y hay que darle tiempo a este vacío que nos está consumiendo. Por eso intento convencer a Candy de que mi hermano sí había consumido drogas, aunque ella se niegue a aceptarlo. Yo tampoco quise creérmelo, hasta que encontramos jeringuillas en la habitación de él, entonces tuve que admitir que sí había consumido heroína, aunque me doliera, porque nunca pensé que él llegaría tan lejos.
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Silencio
Teen Fiction*Dyla se ha unido* Isa: Ya está. Reb: ¿Tú eres Dyla? Cam: ¿Ya la has metido? Reb: Responde, no seas tímida. Dyla: Hola. Reb: Al fin. Bienvenida. Dyla: ¿Qué es esto? Reb: Tú mayor pesadilla, cariño. Isa: Jajaja eres cruel, R. Reb: ¿Y tú no? La idea d...