Dyla
Levanto la vista de la dalia que estoy dibujando y me encuentro con el profesor atravesándome con la mirada. Sus espesas cejas se juntan cuando frunce el ceño y sus pequeños ojos marrones se posan en mi libreta. La cierro y la guardo en mi mochila, él asiente lentamente y se gira a la pizarra.
Rob Rommer, profesor de Literatura, es el único que me trata como a los demás alumnos, el resto de los profesores apenas me reprenden, porque saben quién soy. No lo veo muy justo, la verdad, pero en ocasiones, cuando llego tarde a un examen, me lo hacen sin ponerme objeciones. Yo sé que el señor Rommer sabe perfectamente quién soy, supongo que por esa misma razón no se va a dejar intimidar por una niña de dieciséis años, pero él tampoco consigue cohibirme.
En el mismo momento en que se gira para seguir escribiendo en la pizarra, le doy un leve codazo a Candy y ella levanta la vista del libro que está leyendo, el cual oculta bajo la mesa, sobre su regazo.
—¿Qué quieres? —me pregunta, distraída.
—¿Soy la única que piensa que la nariz del señor Rommer crece cada día?
Candy pone los ojos en blanco y niega lentamente con la cabeza, con desaprobación.
—Deberías atender —musita, bajando la mirada a su libro.
—¿Y tú? ¿Es que no te cansas de leer libros de cocina?
Me mira con sus grandes ojos verdes y sonríe levemente. Después vuelve a concentrarse en el libro.
—Uno nunca se cansa de hacer algo que le gusta —responde con un hilo de voz.
Abro la boca para comentar lo que acaba de decir cuando la sirena suena y todos los alumnos parecen levantarse a la vez, creando un sonido estruendoso. Ventajas de vivir entre salvajes.
El aire frío del otoño me revuelve el pelo. Inspiro profundamente, en el instituto parece no haber oxígeno.
—Y bien, ¿qué tienes pensado hacer esta tarde? —le pregunto a Candy.
—Mmm... supongo que cocinaré algo.
Suspiro, creo que mi tarde será aburrida.
Caminamos hasta que estamos fuera del instituto y veo a mucha gente alterada en torno a alguien o a algo.
—¿Qué está pasando? —Noto una mezcla de preocupación e intriga en su voz.
Me encojo de hombros y es entonces cuando veo la melena castaña oscura de mi hermano.
—Oh, no... —musito.
¿Por qué habrá venido? Tal vez venga a recogernos, pero somos bastante mayores como para ir solas hasta casa. Además, yo no me atrevería a venir aquí con tantas niñas locas por él.
—Tenemos que sacarlo de ahí —digo, sin ser muy consciente de dónde me estoy metiendo.
De repente, noto una mano en mi hombro y me giro.
—Dyla, espera.
Es Isaac.
—¿Puedo acompañaros a casa? —pregunta muy sonriente.
—Mira Isaac... —comienzo, intentando buscar una excusa.
—Llámame Newton —sentencia, sin dejar de sonreír.
—Está bien, Newton —Suspiro—. Tengo que sacar de ahí a mi hermano y no creo que te guste mucho correr mientras una manada de fans te persigue. Lo siento, otro día será.
El chico baja la mirada y se encoge de hombros.
—No pasa nada —Me mira con sus ojos color miel—. Hasta otro día, chicas.
Él se despide, alicaído. Me duele decirle que no, es un buen amigo.
—Pensé que por un momento había un chico interesado por ti —suelta Candy.
La miro, perpleja, y luego pongo los ojos en blanco.
—No soy yo la que le intereso, no le gustan las chicas. Él estaba aquí por él —digo, señalando a mi hermano.
—No me puedo creer que nos hayamos deshecho de toda esa manada de fans —Resoplo, apoyándome en la pared—. Deberías sacarte cuanto antes el carnet de conducir.
—Sabes que aún me queda un año. —Se retira el cabello de la frente, el cual tiene pegado por el sudor.
—Bueno, ve al grano. ¿Por qué has venido? —le pregunto, llena de curiosidad.
—Papá y mamá no están en casa —Sonríe—. Os llevaré al estudio de grabación.
—¿Tienes una nueva canción? —pregunta Candy con entusiasmo.
—Sí, y quiero que seáis las primeras en escucharla.
—Seguro que triunfarás con ella, Dymon —le digo de corazón.
—¿Cuantas veces te tengo que decir que no me llames así? —Revuelve mi cabello —. Soy Mark, tu hermanito.
Candy y yo estamos sentadas, observando a mi hermano grabar su nueva canción. Paseo mis ojos una vez más por la letra de Silencio. Creo que va a ser uno de sus mejores temas. Es emotiva y desgarradora. Jamás pensé que él escribiría sobre este tipo de cosas, pero una vez más, nos ha sorprendido a todos.
"Escucho silencio:
en mi cabeza, en mi corazón.
Está a mi alrededor, atrapándome,
¿a quién quiero engañar?
jamás escaparé de este silencio.
Escondido bajo las sábanas,
paredes de un frío gris,
no huyo de los monstruos, tan solo de mí.
Ojalá pudiera escapar de este silencio,
arrancar la soledad de mi interior,
pero si dejo que pase el tiempo
más se adentrará en mi corazón..."
Cierro los ojos y respiro hondo mientras siento cómo cada una de las palabras se funden en mí. Describen el dolor de sentirse solo, cuando los demás te aislan del mundo y la soledad se abre camino en tu pecho. Cuando estás atrapado en ti mismo y lloras en tu habitación, cuando solo hay días grises y siempre hay tormenta en tu cabeza.
Es una canción triste y real, pero estoy segura de que llegará al corazón de muchísimas personas. Aún no logro entender cómo mi hermano ha podido escribir sobre esto, él jamás se ha sentido así, que yo sepa. Por el contrario, describe perfectamente mi situación muchas veces, el miedo que siento al oír ese silencio en la habitación de al lado y saber que mi hermano se ha vuelto a ir. Miedo a quedarme sola. En ocasiones imagino ese mundo de pesadilla donde mis padres se han ido para siempre, mis amigos no me reconocen y mi hermano viaja por el mundo, haciendo felices a miles de personas, mientras yo estoy en mi habitación, con mis lágrimas como únicas compañeras.
Tal vez me equivoque y no le conozca tanto como pienso. Puede que todos sus fans lo hagan mejor que yo o simplemente sea tan solo una desconocida más que le idolatra pero apenas sabe de su vida.
Ahora que lo pienso, puede que él también sienta temor a oír ese silencio en la habitación de al lado.
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Silencio
Jugendliteratur*Dyla se ha unido* Isa: Ya está. Reb: ¿Tú eres Dyla? Cam: ¿Ya la has metido? Reb: Responde, no seas tímida. Dyla: Hola. Reb: Al fin. Bienvenida. Dyla: ¿Qué es esto? Reb: Tú mayor pesadilla, cariño. Isa: Jajaja eres cruel, R. Reb: ¿Y tú no? La idea d...