Otra vez estaba en total oscuridad, como si durmiera. Se sentía pesado, como si su cuerpo fuera de cemento. El ruido de una voz de mujer, lo despertó, era extraño ya que no era que alguien le hablaba. Eran comentarios y reseñas lo que la voz femenina mencionaba y por el ruido de eco que tenía esa voz, pudo comprender que era la televisión lo que sonaba. Eran las noticias las que sonaban en el mismo y poco a poco sintió que las sensaciones volvían a su cuerpo, la respiración, el movimiento de sus brazos y piernas. Las heridas de bala eran las más sensibles en su cuerpo, aunque no tan dolorosas como antes. A darse cuenta que podía abrir sus ojos, lo hizo. Allí estaba la televisión en lo alto del cuarto en donde estaba. Encamado en lo que parecía ser un cuarto de hospital. Al mirar al monitor del mismo, solo pudo ver las imágenes de un edificio en llamas y palabras que describían lo que se observaba: Fuego en Edificio de Panamá. Eran noticias internacionales, aunque esas no eran las noticias que le interesaban dejo de poner atención al mismo. En el cuarto de color blanco no había nadie, su muñeca derecha estaba conectada a un suero intravenoso, debido a la deshidratación que debió haber sufrido al estar mucho tiempo inconsciente.
Era difícil saber cuántos días llevaba allí y hasta que no apareciera nadie en el cuarto estaba muy interesado en saber cómo pudo ser salvado cuando no había más nadie que el piloto y el. Cerró las manos para verificar que tenía movimiento de cuerpo, no había molestias. Hizo lo mismo con los dedos de sus pies. Todo funcionaba bien, aunque también se percato que una sonda había sido colocada en sus genitales.
Aun se sentía cansado, y muy mareado, tal vez por el tiempo que llevaba sin conciencia y sedado en ese Hospital. Así que era momento de hacer preguntas y que las mismas fueran respondidas, entonces llamo a la enfermera, sintiendo un dolor en la garganta cuando decidió llamarla. Por tres veces lanzó sus gritos llamándola y entonces en vez de una enfermera un hombre vestido de saco y lentes negros entro a su cuarto. No tenía que ser un genio para saber que el mismo era un agente en servicio y el mismo lo miraba fijamente cuando metió su mano derecha en su cintura para sacar un radio y llamar a alguien para avisar sobre su estado.
-¿Cómo se siente? –Le preguntó el hombre después de avisar por radio.
Con ardor en la garganta le contestó al agente.
-Un poco mareado y confundido. Gracias. Solo tengo una pregunta. ¿Cómo fue que me encontraron?
-Esa información no la manejo, me asignaron solamente a protegerlo y avisar cuando recuperara la conciencia. Al parecer sus superiores están enojados y contentos por su cruzada personal con el asesino que perseguía. –Al decir esto el ruido del radio contestando su aviso le hizo dejar de hablar con Velásquez.
-Entonces aunque estén contentos por demostrar mi teoría, igual voy a recibir una fuerte reprimenda por saltarme los canales oficiales y poner mi vida en peligro.
Su respuesta no obtuvo atención del agente, el cual salió del cuarto para seguir hablando por radio. La puerta se cerró tras del hombre.
Michael sabía que no hablaría con más nadie hasta que sus superiores e interesados aparecieran en ese cuarto para responder las preguntas que le harían sobre lo ocurrido. Entendía muy bien que Nicky escapó del lugar y que el único cadáver que encontrarían seria la del piloto del hidroavión, el cual ni siquiera murió por su mano. Esa sería la única prueba de que fue atacado por hostiles y que siguió un hombre con perfil sicópata, neurosis religiosa y autoestima de gobernante, además de un muy buen sentido del humor.
Así estaba en sus pensamientos cuando miro al lado izquierdo de la cama en donde estaba la mesita que utilizan para colocar alimentos y medicinas. En vez de eso había un librito negro. Podía ver que era una Biblia colocada por esos misioneros que visitan a los enfermos. Mientras estuvo inconsciente puede que alguno se haya escabullido a su cuarto, orado por él y dejarle ese librito para que lo leyera en su momento.
-Nunca están tranquilos, son como mamá. Persistentes. Si fueran asesinos por contrato ya estaría muerto, no imagino como el agente lo habrá dejado entrar aquí y hacer todo su espectáculo. –Pensó para sí.
Se quedo mirando el libro por unos momentos y recordó la investigación que realizó por encontrar a Nicky y le vino a la mente que había un libro en esa Biblia por la cual le puso el sobrenombre al asesino. Levantó su mano izquierda y tomo el librito para leerlo. Aun recordaba cual era el libro en donde vio el nombre. Era de un profeta judío, su nombre era Daniel. Como no recordaba donde estaba ese libro busco en el índice, y encontró la pagina donde estaba el libro.
Pasó página por página buscando el capitulo en donde estaba la visión de Daniel en donde apareció por primera vez el nombre y al fin lo encontró y lo leyó en su mente:
Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.
Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.
Al leer las frases de ese libro, por unos momentos imagino semejante ser viviente, como era posible y que podía significar. Porque Nicky se sentía identificado con ese pasaje de la Biblia. Al leer el capitulo completo, el mismo hablaba del tiempo del fin, de los últimos días de la tierra, según la fe cristiana. Tendría que buscar ayuda de teólogos cristianos para poder entender las profecías de este libro y así profundizar en la mente del hombre que arruino su vida como agente y la de su amigo.
Michael sabía muy bien que para atrapar a ese hombre tendría que volverse un teólogo para encontrar alguna pista que le ayudara a luchar contra ese hombre. La presencia de seres angelicales cambiaba todo, estaba claro que no podría mencionar todo lo ocurrido ese día, para evitar que lo tacharan de loco y le quitaran la investigación. Estaba pisando terreno extraño y el estaba caminando en la oscuridad. Necesitaría abrir sus ojos a otra perspectiva de la vida. Si lo que ocurrió ese día era real, entonces su madre siempre tuvo razón, cuando le hablaba de Dios y de la Biblia. La última vez que habían conversado, ella le había dicho que oraría por él todos los días, para que abriera los ojos y lo cuidara de todo mal. También recuerda haberle replicado que su pistola era todo lo que necesitaba para protegerse, en eso también se había equivocado. Se preguntaba cómo podría abordar semejante dilema moral y espiritual. La gran luz que había aparecido para protegerlo de lo que seguramente era un ser de la oscuridad, era un ángel de Dios, que lo cuido de ser muerto por ambos. Entonces después de pensarlo mucho lo musito con su boca.
-Gracias mamá, por no dejar de orar por mí. Perdóname.
Michael Velásquez no lo sabía, pero la luz que lo protegió aquel día estaba parado al lado de su cama, la silueta del ser que habitaba en medio de esa luz por fin dejo ver su figura. Un ser de gran tamaño vestido con trajes blancos muy brillantes, las mangas llegaban un poco después del codo, pero eran muy anchos con diseños dorados y una armadura dorada, la cual tenía dos alas esculpidas en el frente del peto. La armadura parecía de diseño medieval, cubriendo lo básico, una falda en su cintura. En las piernas tenia las partes completas, quijote, rodillera y grebas. Llevando sandalias como de cuero en sus pies. Todo el diseño era dorado y alas en todas sus partes esculpidas. Una capa blanca cubría su espalda, llevando una espada corta en su cintura también de estilo medieval. Su rostro era de un joven de aproximadamente 25 años, cabellos castaños y ojos del mismo color. Miraba al hombre acostado en la cama, leyendo la Biblia.
-Has dado el primer paso, Michael, si le buscas Él te encontrará. –Dijo el brillante ser al mirar con agrado al humano.
El joven hombre leía aun las páginas del libro de Daniel, cuando de repente entraron varios hombres al cuarto del hospital, eran cuatro sumando al agente que cuidaba del mismo. Todos vestidos igual, en traje de saco y corbata. Se pararon al frente de Michael mirándolo fijamente y el más viejo de todos lo saludo.
-Hola Agente Velásquez, hemos venido a tomar su declaración. El caso ha dado un giro inesperado con la investigación privada que usted llevo en Canadá.
ESTÁS LEYENDO
Los Ardientes
ПриключенияUn agente del FBI sigue la pista de un asesino llamado "Cuerno Pequeño". Su obsesion por atraparlo lo adentrara en un mundo espiritual del que nada conoce y lo llevara a Panama, siguiendo una pista que lo acercara a su objetivo y cambiara su vida p...