Ana con cara de borde se acercó a su boca y dándole un beso le dijo que esto solo era el principio, que se relajase.
Marta incapaz de levantarse por el momento sonrió mientras nos miraba y trataba de recuperar fuerzas.
Yo desde el borde de la cama tenía una visión privilegiada de ambas, eran prácticamente iguales en altura y tamaño de pechos etc. Prácticamente la diferencia eran sus caras y el color de su pelo.
Ana me indicó que me pusiera de pie y le dijo a Marta que se sentase a su lado en el borde de la cama, mientras yo me situaba delante de ellas.
Coge de ahí le dijo Ana a su amiga indicándole el lateral del pantalón corto que yo aun no me había quitado.
Ana cogió del lado contrario al que sujetaba Marta y entre las dos me bajaron el pantalón y calzoncillo a la vez hasta sacarme lo por los pies.
Mi polla salió por fin de su encierro y quedó a la altura de sus ojos.
Marta abrió los ojos lo más que pudo y era incapaz de articular palabra mientras seguía admirando mi polla tiesa y dura marcando las venas por el punto de excitación que tenía y Ana la animó a tocarla.
Marta rodeo mi polla con sus manos y como si se tratase de un impulso incontrolado se la llevó a la boca intentándola engullirla toda de una vez.
Mi polla al notar el cálido aliento de la jovencita dio un respingo como para que entendieran lo contenta que estaba de estar en aquella situación.
Marta sacó mi polla de su boca y yo me tumbe en medio de las dos mientras ambas se dedicaban a recorrer con sus lenguas todo el tronco de mi polla, llegando incluso a lamerme los huevos y de cuando en cuando sus bocas se juntaban en un profundo beso mientras seguían acariciándome los huevos con sus manos.
Yo estaba tumbado y miraba hacia el techo con el fin de concentrarme y pausar la respiración para poder aguantar lo máximo posible y retrasar mi corrida.
Si siguen así - pensé - voy a durar dos minutos, esto es un regalo de los dioses y tengo que dar la talla.
Me levanté y las aparté de su polla indicándole a Marta que se sentase sobre mí y fuese introduciéndose mi polla poco a poco y a su ritmo.
Eso no me va a caber - decía Marta mientras Ana se reía -
Tranquila - le dije - esta muy mojada y metiéndola poco a poco tu vagina se acomodará al grosor y longitud de mi polla.
Tampoco es que yo tenga una inmensa polla - pensé - mi polla mide sobre unos 18 o 19 cm de longitud y un grosor que yo creo normal por lo que he visto en las películas.
Marta se sentó sobre mí con las piernas abiertas y las rodillas apoyadas una a cada lado de mi cuerpo y cogiendo mi polla con su mano la dirigió a su coñito empezando introducírsela poco a poco.
Ana y yo estábamos mirando la escena y la cara de Marta que era como una mezcla de placer y dolor.
Marta poco a poco fue dejándose caer sobre mi polla que entraba poco a poco mientras yo notaba como se iba abriendo paso hasta el fondo de su coñito.
Cuando ya la tenía dentro del todo apoyó sus manos sobre mi pecho como esperando a que su coño se acostumbrase a ese trozo de carne que la había invadido las entrañas y poder controlar su respiración.
Marta comenzó a moverse poco a poco sobre mi polla mientras yo miraba como sus tetas se movían de un lado a otro.
En ese momento Ana se levantó y colocando una pierna a cada lado de mi cabeza, puso su coño sobre mi boca y quedó cara a cara con Marta.