Parte 7

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A la mañana siguiente desperté con una sensación de hormigueo en el brazo y con las piernas aplastadas e inmovilizadas, al abrir los ojos descubrí la razón de estas sensaciones, Marta se había dormido sobre mi brazo y una de sus piernas estaba sobre las mías.

Habíamos dormido toda la noche sin movernos debido al cansancio de la noche anterior.

Giré mi cabeza hacia la otra parte y me encontré a Ana boca abajo totalmente dormida, tal y como se quedó la noche anterior.

Me estaba meando y necesitaba levantarme de la cama, por lo cual con mucho cuidado y con la intención de que ninguna de las dos despertase me dispuse a quitar la cabeza de Marta de mi brazo moviéndola muy despacio pero al primer movimiento, Marta abrió los ojos y mirándome a los ojos sonrió y me preguntó que donde iba.

No te preocupes - le dije muy bajito - voy al baño y vuelve, sigue durmiendo que es pronto.

Ella con su cabeza asintió y moviéndose liberó mi cuerpo de forma que pude levantarme.

Llegué al baño con unas terribles ganas de mear y creo que tuve el tiempo justo, ya que al levantar la tapa de mi polla salió un chorro como si no hubiese meado en una semana.

Me lavé las manos y la cara con la intención de despejarme y me fui a la cocina a ver si encontraba algo para desayunar, mi estomago me lo pedía a gruñidos.

Ya en la cocina conseguí encontrar la leche y algo de bollería que me ayudarían a recuperar fuerzas y poder pensar con claridad en todo lo acontecido durante el fin de semana.

Tras desayunar un café con leche y comer algo de bollería me dirigí al salón a fumarme un cigarro y aclarar mis ideas.

Sentado en el sofá intentaba recordar que era lo que nos había llevado a esta bacanal de fin de semana, yo con 48 años disfrutando durante el fin de semana del cuerpo de unas jovencitas cuya suma de sus edades aun era menor que la mía.

Hay que reconocer - pensaba - que tienen un cuerpo de infarto y que me encanta el suave tacto de sus cuerpos, además de tener las dos unos cuerpos casi perfectos.

Ana era un poco más alta que Marta, pero solo un par de centímetros pero sus tetas eran iguales en tamaño y tersura, aunque los pezones de Marta eran bastante más grandes cuando estaba excitada.

Pero ambas parecían unas diosas y aunque no tienen mucha experiencia en el sexo, saben dejarse llevar muy bien.

Además - me dije sonriendo a mi mismo - le he desvirgado el culito a Ana, que gozada.

Hacía muchos años que no disfrutaba de una sesión de sexo como este fin de semana y todo por una casualidad, además esto no me lo imaginaba yo ni en las mejores de mis fantasías.

Pero claro... esto se termina y hay que volver a la realidad, espero que Ana sea lo suficiente adulta mentalmente y se dé cuenta que yo estoy casado y que a partir de ahora, en cuanto nos crucemos por cualquier lugar, hay que aparentar que no nos conocemos mucho y hay que continuar con ese hola y adiós del día a día.

Me encontraba sumido en mi pensamiento y no escuché llegar a Marta al salón.

Iba descalza y totalmente desnuda, sus tetas aun siendo naturales, no hacían prácticamente ningún movimiento al andar debido a la juventud de la chica.

Se acercó al sofá y se tumbó de lado apoyando su cabeza sobre mis piernas de forma que mi polla en reposo quedaba a escasos centímetros de su boca.

¿Molesto? - me preguntó -

Para nada - respondí - estaba aquí fumando un cigarro y relajándome un poco.

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