Marta no paraba de gemir, chillar resoplar y pedir a gritos que apagásemos el vibrador que aun funcionaba a máxima velocidad dentro de su coño.
Lo mío en este momento era una suma de placer visual por el hecho de ver retorcerse y jadeando a Marta a escasos centímetros de mi y el hecho de tener a Ana recorriendo mis partes bajas con su lengua.
Ana cesó en su mamada e incorporándose cogió el mando del vibrador que se encontraba sobre la mesita y lo apagó, haciendo que Marta dejara de revolverse como una posesa y por fin pudiese respirar y relajarse.
¿Te has gustado? - le preguntó Ana - mirándola sonriendo con cara de malicia.
¡Uffff! - acertó a decir Marta - era bestial, no podía parar de correrme y creo que hasta se me ha escapado un poco de pis. No se las veces que me he corrido y lo mejor de todo -seguía contando Marta recuperando poco a poco la voz mientras tomaba aire - era la sensación de impotencia al no poder desatarme ni moverme.
Ana le Cogió la cara y ambas se unieron en un profundo y apasionado beso cuando apartándose de golpe de ella le dijo a Marta, ahora te vas a quedar ahí atada y relajándote mientras disfrutas viendo un verdadero orgasmo.
Yo miraba a Ana sin entender lo que había querido decir al pronunciar aquellas palabras y como ya la iba conociendo de ella me esperaba cualquier burrada, por lo que opté por callar y esperar.
Ana acercó su boca a mi oído y me dijo que esta vez quería correrse pero como yo le había enseñado la otra noche.
¿Cómo? - le pregunté-
Quiero que parezca que me estás haciendo el amor -dijo Ana -
Túmbate - le respondí -
Se tumbó sobre la cama boca abajo y colocándome a su lado apartándole el pelo del cuello comencé a recorrer con mi lengua humedecida todo su cuello y nuca dándole de vez en cuando suaves mordiscos que hacían que su piel se erizase y le entrasen escalofríos de placer por todo su cuerpo.
Continúe el recorrido con mi lengua por todo su cuerpo hasta llegar a su culo, el cual rocé con mi lengua dando ella un respingo al notar la humedad en su agujerito.
Le di la vuelta y dejándola boca arriba sobre la cama me dediqué durante unos segundos a observar su cara de placer y relax.
Pegué suavemente mis labios a los suyos y acabamos fundiéndonos en un profundo beso en el que nuestras lenguas jugaban la una con la otra a acariciándose mutuamente.
Al despegar mis labios de los suyos, giré mi cabeza hacia donde Marta aun se encontraba atada y la vi mirándonos girándose todo lo que sus ataduras le permitían.
Seguí a lo mío y me dediqué a pasar mi lengua por sus tetas sin tocar sus pezones, solo recorriendo la aureola de esas tetas que aun encontrándose tendida boca arriba permanecían en su sitio sin que se les afectase la gravedad.
Mientras lamia sus tetas, observaba como sus pezones crecían en tamaño y se me antojaba que también en dureza, por lo que decidí que era el momento de capturarlos con mis labios y darles suaves mordiscos.
Ana no paraba de gemir muy suavemente y su cuerpo se tensaba en cuanto mi lengua recorría alguna de sus zonas más sensibles.
Dejando sus pezones continúe el recorrido por su cuerpo mientras observaba a Marta como aun con el vibrador colocado dentro de su coño cerraba fuertemente las piernas para intentar conseguir un mayor roce con el mismo para procurarse ella misma placer.
Abrí las piernas de Ana y colocando mi cabeza entre ellas me mi lengua comenzó a recorrer de nuevo aunque esta vez muy suavemente aquel coñito húmedo y chorreante debido al flujo que ya rebosaba y resbalaba por el interior de sus muslos.