Capitulo 2

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-Tu nombre también es bonito- sonrió y yo intenté hacerlo, pero me salió más como una mueca.

-Gracias...

Abrió la boca para hablar pero la cerró de golpe. Dudó en hablar pero al final lo hizo.

-¿Qué te ha pasado en la mejilla?- frunció el ceño.

-Eh... esto...- las lágrimas se acumularon en mis ojos y desvié la mirada.

-Hey... Tranquila- colocó dudoso su mano en mi hombro en un intento de reconfortarme.

Asentí mientras suspiraba.

-Me gusta tu guitarra- dijo sonriendo mientras la tomaba.

Sonreí pero fracasé en el intento.

-Tengo tres, pero esta me gusta mucho- la acomodó en sus piernas y empezó a tocar.

Me quedé encantada cuando cantó una canción que no conocía pero realmente era preciosa.

Este chico tenía la voz angelical.

Acabó y se giró sonriendo.

-Wow- dije porque realmente no me salían otras palabras.

Rió un poco.

-Es una de mis canciones.

-¿Compones?- me sorprendí.

-Soy cantante- sonrió.

-¿En serio? Vaya... Nunca he oído hablar de ti.

Se encogió de hombros y sonrió.

-¿No te cansas de sonreír?

Sonrió otra vez.

-Me vas a dar tu guitarra- ignoró completamente mi pregunta.

-No, tú tienes tres- entrecerré los ojos.

-Ya, pero la tuya es muy chula- tocó las cuerdas y hizo una tontería junto a una carasa.

Sonreí, lo conseguí, este chico me había sacado una sonrisa.

-Hey... has sonreído- me dijo Shawn y sonrió mientras yo me ruborizaba.

-Me tengo que ir Shawn- hizo una mueca de desagrado- está oscureciendo y mi madre no tardará en llegar a casa.

Asintió.

-Me alegra haberte conocido, Jaide- nos levantamos del suelo y me sacudí los vaqueros.

-Igualmente Shawn- sonreí, guardé la guitarra en la funda y me la colgué a la espalda.

-Supongo que nos veremos- sonrió.

-Claro... Adiós Shawn- me despedí y empecé a caminar en dirección contraria a la que él venía.

-Adiós Jaide- le escuché decir antes de oír como se alejaban sus pisadas.

Cuando llegué a casa, mi madre aún no había llegado.

Me dispuse a dejar la guitarra en una esquina de mi habitación y ponerme el pijama.

Pasaban de las ocho y media y decidí preparar la cena para cuando mi madre llegase a casa.

Preparé una receta familiar que me salía exquisita y lo repartí en dos platos esperando que llegase mi madre.

Salí de la cocina apagando las luces y caminé por el pasillo hasta llegar al salón.

Me senté en el sofá y enchufé la TV para ver alguna serie o programa que me entretuviese.

Dejé una serie de comedia y tras unos minutos llegó mi madre.

Empecemos a cantar. 《S.M》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora