A las ocho en punto llegó mi madre de trabajar. Nos saludó a ambos y se fué a la cama sin cenar ya que estaba cansada.
-¿Shawn quieres cenar algo?- le pregunté entrando a la habitación.
Shawn había mejorado un poco, no mucho pero estaba un tanto mejor.
-No, gracias- sonrió desde la cama.
Suspiré.
Caminé a paso lento hasta sentarme a su lado. Shawn me miró con esos ojos brillantes que encandilaban, tenía el pelo revuelto y algunas greñas le caían por la cara. Sus mejillas se encontraban igual de rojas que en la mañana y seguía con el torso desnudo.
Aparté las greñas rebeldes de su frente y, al hacerlo, cerró sus ojos y suspiró.
-Buenas noches...- retiré mi mano y me levanté pero unas manos grandes y suaves atraparon mi brazo.
-No te vayas... Por favor... - susurró.
Mi corazón dio tal vuelco que llegué a asustarme.
Abrió los ojos y me miró esperando una respuesta.
-Está bien... Ahora vengo...
Soltó mi brazo y se acomodó en la cama.
Bajé a la cocina y me tomé un zumo de naranja para aunque sea tomar algo de cena. Tenía la garganta seca ya que apenas había bebido en todo el día porque estaba pendiente de la salud de Shawn. Mi garganta agradeció la fría bebida y mi estómago aún más.
Cuando me lo acabé dejé el vaso en la encimera y subí a mi habitación.
Había hechado a lavar mi pijama ya que es con el que vine y ya estaba sucio.
Busqué en el armario pero no había nada.
Suspiré y entré en la habitación de Shawn.
En seguida él me miró.
-Shawn... Esto... No tengo pijama- mordí mis uñas.
Él sonrió de lado. Se incorporó para levantarse pero corrí hasta él para detenerlo.
-Jaide...- rió un poco- que tenga fiebre no significa que no pueda moverme.
Se puso de pie y agachó un poco la cabeza para mirarme ya que era más alto que yo.
Me puse roja al instante y agaché la cabeza haciendo que esta chocara contra su pecho desnudo.
-Sólo quería cuidarte... Igual que haces tú por mí.
Shawn rió leve, me cogió delicadamente de la barbilla y hizo que le mirara.
Me sonrió y me atrajo hacia él para formar un tierno abrazo.
Me tensé un poco al notar su piel caliente contra mí, pero eso no me impidió estirar mis brazos y rodearlo con estos mientras escondía mi cara en su cuello.
Nos quedamos abrazados unos minutos hasta que Shawn levantó su cabeza y depositó un tierno beso en mi frente.
Se separó de mí y rebuscó en su armario.
Me senté al borde de la cama y esperé.
Tras escarbar un poco más, se giró y me entregó una de sus camisetas y unos boxers.
-Si quieres pantalones dímelo, pensé que mi camiseta te vendría lo suficientemente grande- me sonrió y yo le sonreí de vuelta.
-Está bien, gracias.
Me levanté y entré en mi habitación.
Dejé la ropa de Shawn encima de la cama y empecé a desvestirme toda.
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Empecemos a cantar. 《S.M》
RandomLa música fue un refugio para Jaide Sanders cuando pensaba que todo estaba perdido. Y desde ese refugio, observó una luz que la llevaría hasta las estrellas.