Capítulo 18. "Planificaciones para el éxito seguro"

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- ¿Ad dónde damod ahoda? -Mi pregunta seguro sonó algo más que divertida y curiosa, pero con el pedazo de Subway de salami y pollo que masticaba en mi boca, era algo difícil articular las palabras con total claridad. Escuché una suave risa de mi compañera de viaje ante el modo en el que había dicho las cosas, pero pronto aclaró su garganta y continuó en lo suyo. Tomé algunos sorbos de Coca-Cola, dejándo el sándwich de lado a la vez que el burbujeante líquido abrumaba mi garganta- Perdón, ¿A dónde vamos ahora? -

La hija de Zeus volvió su mirada a mí, anteriormente puesta en Argos y en la charla acerca de a dónde nos dejaría para tomar el metro y llegar a Washington DC.

Se levantó de su asiento y pude ver como Nico, que antes estaba en el último asiento del bus, en una esquina mientras jugaba con su anillo de calavera, se acercaba a su vez con decisión, hasta que ambos se colocaron en asientos seguidos al mío.

_______ a la par, y Nico atrás nuestro.

- Bien, justamente de eso hablaba con Argos, estamos aproximadamente a veinte minutos de la estación de tren, en el que haremos también unas tres horas, si no tenemos inconvenientes -Explicó con detenimiento, viendo en su mirada un ardiente deseo de que sus palabras se hiciesen realidad con solo pedirlo.

Yo también esperaba no tener problemas, pero sabía que ese no sería el caso.

- Aún no entiendo porqué iremos a Washington DC, fácilmente podríamos viajar unas horas extra y llegar hasta Nashville o Memphis, dónde podríamos descansar -Dije con un poco de ansiedad.

La verdad lo había pensado poco, mi mente se negaba a aceptar el hecho de que mi padre hubiese sido raptado. Necesitaba saber de él, ¿Lo estarían torturando? Todas esas preguntas me martilleaban en la cabeza, si bien él no era el padre modelo, pero quizás sería uno de los dioses que más se preocupaba por sus hijos.

Hoy tenía que actuar con el mismo afan y cariño que él ha hecho conmigo.

Nico rodó los ojos, un tanto molesto por mis negativas a quedarnos en Washington DC. No pude evitar darme cuenta cuando él quito el mapa con algunas líneas trazadas en él, con una crayola color púrpura que encontramos en un compartimiento del bus de Argos, mientras él rozaba con sutileza sus manos a medida extraía el papel de ellas.

"Estúpido" Me recriminé mentalmente, "¿En serio creiste que ella podía llegar a quererte? Vamos, Percy, lo sabes. Ella no tiene la culpa. Tú solo te creaste una falsa realidad en tu cabeza, un mundo imaginario en el que ella te quisiera, ¿O no?" Se burló mi subconsciente.

- ¡YA BASTA! -Grité tomando mi cabeza entre mis manos, intentando alejar aquellos pensamientos tormentosos de mi mente.

Vi como ella me observó con cierto asombro y terror en los ojos, terror que yo había ocasionado. Me maldije en mi interior, haciéndome saber lo idiota que era, una vez más.

Nico se levantó de su puesto con rapidez, sacando su espada estigia de su funda a la vez en la que sus ojos penetraban mi alma, quizás queriendo saber si me había vuelto loco de un momento para otro.

- ¿Percy? -Inquirió _______ mi nombre con cierto temor. ¿Y cómo no? Si yo era el chico que la había salvado y en quién tenía que confiar.

Negué con la cabeza con viva y fresca energía, sonriendo de costado, imitando uno de loa múltiples gestos 'sexys' del duende latino, Leo.

Claro que viniendo de mí no surtía mucho efecto, yo no tenía la cautivadora y carismática personalidad de Leo.

Me pregunté si el moreno me quisiera dar algunas lecciones de como tratar a las chicas, quizás así podría llegar a gustarle a cierta hija de Zeus, y no, no me refiero a Thalia. Y menos a Jason 'La Diva' Grace.

Sangre de semidiós. |Percy Jackson y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora