-¿Han empacado todo?- pregunta la madre de mi mejor amiga.
-Sí , mamá- contesta Emma rodando los ojos.
Estamos en el comedor de su casa, desayunando apresuradamente...bueno, yo sólo picoteo la comida, de nuevo. Me he estado quedando aquí desde aquella noche, y ahora sus padres están enviándonos a un internado en Londres. Cuando sus padres nos lo dijeron, bueno, Emma no se lo tomó muy bien. Se puso toda dramática gritando que siempre había sido una buena hija, que no merecía eso , que solo estaban buscando excusas para deshacerse de ella.
Aquello se alargó un par de horas, mientras yo permanecía callada y viéndolo todo como en una telenovela, hasta que dije que no podria ser tan malo, sería algo diferente en la rutina.
De eso siguió un largo silencio y una mirada de muerte de Ella, quien finalmente gruñó un "vale". Así que hoy vamos para el aeropuerto.-Háganme saber cuando lleguen, ¿de acuerdo?- dice la Sra. McFayr. El vuelo se ha retrasado y llevamos aquí media hora, por lo que Emma está bastante gruñona.
-Has dicho eso como 100 veces, ya sabes que lo haremos - dijo entre dientes.
-¡No me respondas en ese tono, Suzethea!- espetó de regreso su madre.
Emma se puso colorada y frunció los labios. Suzethea es su segundo nombre. Su padre la nombró así en honor a su difuntaadre. Emma Suzethea no suena bien, así que Emma odia el nombre, pero su madre lo usa cuando está enojada.
- "Pasajeros con destino a Londres, favor de abordar su vuelo."
-Adiós - dice Emma y se las arregla para darle un torpe abrazo, safándose rápidamente. La Sra. McFayr se acerca entonces a mí, envolviendo sus delgados brazos a mi alrededor.
-Cuídate, Savannah. Honra tu apellido. Ellos jamás se han rendido- me dió un apretón más y me soltó. No entendí el sentido de sus palabras. Su voz transmitía una especie de nostalgia y orgullo. Pero, qué iba a saber yo.
- Nos vemos en Navidad, Sra.McFayr.- Sonreí
Subimos al avión y me senté junto a la ventanilla.
-Yo quería ir ahí- Emma hizo un puchero gracioso que trajo una sonrisa de diversión a mi rostro y me encojo de hombros. Suspiró y se sentó a mi lado murmurando " la próxima vez seré yo en tu lugar".
Iba a ser un viaje cansado, como me sentía, pero estaba reacia a dormir en público, exponiéndome. Nadie sabía sobre las pesadillas, aún, y no tenia ganas de hacerlo saber en un avión.
Emma se durmió en un par de minutos, tan fácil que daba envidia. Ojalá fuera así de fácil para mí, pero desgraciadamente no.
Leí, ví algunas películas de terror, escuché música y pensé. Pensé en si todo habría sido muy diferente si esa noche jamás hubiera pasado. Si aún seguiría aquí, sentada en un avión, a miles de metros en el aire, yendo a un internado en Londres con mi mejor amiga.