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Un molesto pitido es lo primero que oigo al despertar, junto con los gruñidos de Emma.
-¿No encontraste una alarma más molesta, de casualidad ? - refunfuña y se levanta.
- La próxima vez la pones tú- respondo y ella se encierra en el baño. Tomo mi uniforme y espero a que Emma salga para ducharme.
Por Dios, tarda horas.
- ¿Sabes?, creo que lo que más me gusta del dormitorio es el baño. Es tan grande que parece un pequeño departamento lujoso. - dice cuando sale y ahora se va al vestidor.
Yo tomo una larga ducha de 20 minutos. Sí, también me tardo.
Cuando salgo, me dirijo al espejo de cuerpo completo que está tras la puerta.
Sigo estando pálida y mi cuerpo se ve más delgado de lo normal. Mi cabello está "peinado" (porque en realidad, mi cabello es demasiado rebelde y rizado para quedarse peinadito) de manera que cae sobre mis hombros. No me gusta la imagen que veo. Parezco débil y asustada, como me siento. Y no quiero sentirme así.
- ¡Dioses, Sav! , ¿¡ya viste la hora?! ¡Increíble, primer día y ya vamos tarde!- grita Em saliendo del vestidor. A veces envidio su dócil cabello.
- ¿Qué? Pero si nos hemos levantado casi una hora antes. Vi el celular hace rato.
- ¡Savannah, tu teléfono está retrasado por media hora! ¡Vamos media hora tarde! - dice desesperada y enojada. Mi boca se abre.
-¿Ups...?- corremos escaleras abajo.
- ¿Dónde?- jadeo
- En...este.- nos detenemos frente a una puerta con una placa que dice " Literatura. Profesora Celia Anderson". Hacemos una mueca antes de abrir la puerta.
TODOS los ojos vuelan a nosotras y la profesora calla lo que sea que estaba diciendo.
- Señoritas, ¿tienen alguna buena explicación de por qué interrumpen así mi clase?- pregunta irritada. Es bajita y menuda, con cabello negro y lacio que cae sobre su cintura. Sus ojos azules nos miran detenidamente.
-Eh...- Emma, con sus ojos abiertos de par en par y sus mejillas coloradas. Estoy segura de que toda mi cara es igual a un tomate.
- Nosotras....somos nuevas y... y llegamos tarde.- Inmediatamente quiero borrar eso, porque ...¿pude ser más obvia?
- Eso lo noté- dice la profesora enarcando una delgada y perfectamente delineada ceja- ahora, dejaré pasar esto por hoy, pero si se vuelve a repetir... no lo haré, ¿quedó claro?
Asiento vigorosamente como una foca y Em balbucea un sí.
- Entren y tomen su lugar en los mesabancos libres.
Lo hacemos.

- Así que ustedes son...- deja inconclusa la frase , dejando claro que quiere presentaciones. Ugh.
Em se aclara la garganta y se pone de pie- Mi nombre es Emma Suz...McFayr - corrige rápidamente y me mira pelando los ojos.
Me pongo lentamente de pie , tratando de ignorar que toda la clase está mirándome.
- Savannah- digo corta.
- Ajá...
- FireSun- Y ahí, algo cambia en los ojos de la profesora , también pasó cuando Emma dijo su apellido, pero tan rápido como pasó, se va.

La clase pasa como si estuviera en algún universo muy lejano al mío. Mi mente está en casa, conmigo bajando las escaleras de dos en dos, sonriendo al ruidajal que hace mi mamá con la licuadora preparando el desayuno. Viendo por la ventana cómo papá limpia el auto. Viendo a Max, mi hermanito, sentado en el comedor contando su sueño lleno de dinosaurios gigantes y autos transformers. Y lo que más temo...esa noche...esa sonrisa escalofriante...sangre...

- Sav, vamos, el toque ha sonado.- Emma me salva de mi mente.
Salimos.
- ¿A dónde ahora?
- Álgebra. ¿Qué te pasó allá?
Suspiro
- Solo pensaba.
- Por supuesto. Imagino en lo que pensabas, tu cara lo decía- dice.

Las clases que siguieron de esa fueron lo mismo. El mismo cambio en los ojos de los profesores y, noté, de algunos alumnos ,al escuchar nuestro apellido.
Nos dirigíamos al jardín interior, donde pasan los descansos cuando de pronto alguien me empuja y lo siguiente que sé es que mi cara da con el piso.

- Auuuuch- gimo
- ¡Dios, soy una torpe, jamás me fijo por dónde voy! ¡Lo siento! - una chica alta y apiñonada de cabello ondulado en tonos castaños y dorados, y que al parecer fue la que me tumbó, me ayuda a levantarme.
- Seguro, no te preocupes - sonrío... O hago una mueca.
- De verdad lo siento...tu mejilla está tornándose roja. ¡Lo siento mucho!
- Eeeh, creo que de verdad está apenada- me susurra Em.
- Hey, está bien. Soy Savannah - sonrío.
- Lessa- me devuelve el gesto - Lessa Franco. Bueno, llevo años aquí y no las había visto...creo. Es que soy muy despistada- ríe- Pero, estoy segura de que son nuevas porque ya se corrió el chisme.

- Ah- digo
- Bueno, tengo que ir con Olivia, es que en la mañana rompí la lámpara de mi mesita de noche. Todo por culpa de Becca. Si quieren pueden sentarse con nosotras. Becca es la pelirroja de ojos verdes que está con otra rubia de ojos miel. - nos guiña un ojo y se va.
Emma se encoje de hombros y salimos al jardín.
Nos acercamos a las chicas que Lessa dijo, están sentadas en una banca junto al árbol más grande de ahí.
- Uh, hola- dice Em
Las chicas nos miran.
- Hola - sonríe la pelirroja , Becca.
- ¿Les importa si nos sentamos con ustedes? - pregunto
- ¡Para nada! - sonríe Becca.
- Yo soy Lauren...Falcón. - sonríe la otra.
- Savannah FireSun y Emma McFayr.- Le doy una mirada reprochadora a Em. No me gustó que ella me haya presentado...con todo y apellidos. Pero Em solo se encoje de hombros, así que me siento junto a ella.
- Así que...¿ustedes han estado siempre aquí? - dice Em
- Bueno es que esto es un Internado no un Orfanato, así que algunos nos quedamos aquí y otros van de vacaciones con sus familias. Es más como una escuela de tiempo completo...o una residencia de universidad. Yo he venido aquí desde los 10.- nos dice Becca.
- Yo vengo sólo algunos años. Desde que tengo 8. - comenta Lauren. Es un poco tímida, creo.
- Y ¿qué hay de ustedes? ¿Por qué vinieron?
Uh, no sé qué responder a eso.
- Mis padres a decir verdad, no nos dijeron el por qué. - me salva Em.
- ¿Son hermanas?
Y en ese momento Emma y yo nos tensamos.
-Eh...sí- decimos
- Wow. No se parecen.
- Cosas de ...genética- le resto importancia.
- ¡Hola, hola de nuevo! Becca, tuve que recibir un aburrido sermón por tu bromecita de en la mañana .- se nos une Lessa.
- Un precio pequeño por un gran momento- le guiña un ojo Becca.
- No estoy de humor para eso, Morandé- le advirtió.
- Ay Dios, cuando me llamas por mi apellido es malo. Sobre todo cuando marcas el francés.
- No tienes acento francés.- le digo
- Mis padres son franceses. Yo no - contesta
- Bueno, creo que ya hay que irnos. Nosotras tenemos artes.- dice Lessa
- Tecnología- contestamos al.unísono.

Y el resto del día fue normal.
Necesitaba un poco de normalidad en mi vida.

Aunque sigo pensando que aunque hubiera podido impedir lo que pasó, habrían encontrado otra manera de atacar.

MONTREUXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora