-"Pasajeros, hemos llegado a nuestro destino. Por favor, sigan las indicaciones para bajar."
-Em, despierta- la sacudo un poco y abre los ojos lentamente dando un enorme bostezo en mi cara. Hago una mueca y se ríe roncamente como quien acaba de despertar.
-Lo siento- dice-Bien, se supone que alguien debería estar esperándonos.
- Ahí, mira- señalo a una mujer que sostiene un papel con nuestros nombres completos.
- Ugh, ¿no podía poner sólo Emma McFayr? ¡Está enseñando a todo el mundo mi...horroroso nombre!- dice y se cubre la cara. Caminamos hacia la mujer. Es guapa y elegante a pesar de que lleva vaqueros desgastados y una camiseta lila. Su cabello es tan rojo que destaca totalmente entre todos, peinado delicadamente en una coleta alta y lisa. Toco mi cabello negro-rojizo , según la luz, que cae en rizos despeinados y esponjados. Me siento como una escoba viéndola a ella. Suspiro y miro a Emma. Está mirando a la pelirroja y tocando su cabello café, brillante y liso , con el ceño y la boca fruncidos. Ahogo una risa.
- ¡Son ustedes! Bien, soy Olivia Liersh, secretaria personal de la directora Amanda Montgomery- nos tiende una mano delgada, fina y pálida.
Emma la mira como si hubiera hecho
una pregunta boba, entonces dos manchas rojas aparecen en las mejillas de Olivia.
- Yo soy Savannah- estrecho su mano y le doy una mirada fría a Emma, que rueda los ojos y termina por darle la mano.
- Emma. Pero parece que hasta te sabes mi segundo nombre. Ah, y ahora también lo sabe todo el aeropuerto. Gracias.- espeta y Olivia enrojece más.
- Vamos. Nos esperan. - dice Olivia, rápidamente.
Un Lanborgini negro está estacionado en la acera. Nos dirigimos ahí.
-Él es Brian Diagon, jefe de seguridad del Montreux.
En todo el camino nadie habló. Emma veía sus rodillas como si fueran el pastel de chocolate más bueno del mundo y sus hombros rígidos. Sé que ella no quería esto y no la apoyé, pero necesitaba irme de esa ciudad, donde todo me traía recuerdos. Solo espero que esto sea un buen cambio.
Mantengo mi cara inexpresiva, como casi siempre la tengo. Emma siempre ha sido la más terca y extrovertida. Es muy sensible pero directa. Yo soy la calmada y menos sensible. Pero no soy fría o mala. Solo no dejo que las cosas me tumben. Aunque ahora luche por seguir así.
En realidad, el internado no estaba muy lejos de la ciudad. El camino fue corto.
-Hemos llegado. Bienvenidas al Montreux.