En los 20 días antes de la fiesta, hemos estado ayudando para la decoración. Obviamente no todo, solo las mesas. Del sonido, luces, manteles, cubiertos, comida y todo eso, se encarga otra gente.
La directora y los maestros enviaron las invitaciones a las familias de todos los alumnos.
Así que los padres, Chris y la abuela de Emma vendrán. Mañana.Supongo que ya imaginarán cómo andan las chicas. Terriblemente emocionadas.
No entiendo por qué se emocionan tanto. Bueno, sí lo entiendo, hasta yo me emocionaba en las fiestas a las que asistía de mis amigas o de la secundaria y parte de instituto.
Solo que ahora...la emoción se ha ido.– ¡Oh, Dios! ¡ va a venir mi tía y sus hijos! – se queja Becca . – son tan...tan...¡desesperantes!
Hace más o menos media hora invadieron el dormitorio. Ni siquiera nos pidieron permiso ni saludaron. Entraron quejándose las dos y a la vez diciendo que esta vez sí iban a bailar bien.
– He pensado en que tal vez me tiña el cabello. – dice Lauren.
– No lo hagas. ¿Ya olvidaste lo que pasó el año pasado? – apresura Lessa.
– ¡No fue mi culpa que ustedes mezclaran los colores!– se defiende.
– ¡No lo hicimos! – dicen al unísono Lessa y Becca.
– ¿Entonces por qué mi cabello quedó como vómito de unicornio enfermo y podrido? – las dos la miran culpables – Esta vez no dejaré que toquen el tinte. Además solo me haré puntas.
Supongo que sabe hacerlas ella sola.
– ¿ Han explorado el Montreux de noche? – sonríe traviesamente Lessa.
La miramos como si hubiera perdido la cabeza.
El internado es muy bonito y todo, pero en la noche cualquier cosa mata del susto.– ¡Oh, vamos! ¿Y si hoy nos escapamos de los dormitorios? – insiste.
– No, gracias – decimos Em y yo al tiempo que Lauren y Becca decían:
– ¡Genial!
Lessa bufo.
– Vamos, no es como si fuera un psiquiátrico abandonado o una casa asesina.
Pero es que Em y yo somos tan miedosas que dormimos con la luz del baño encendida.
Patético.– Digan que sí– ruega Lessa– ¡Va a ser genial! ¡Por favor!
– Bueno...está bien. – acepté. Em me miró como si tuviera otra cabeza, pero le di una mirada inocente.
Esta noche quería enfrentar mi miedo a la oscuridad.
Y a Emma no le quedó de otra que aceptar también.
Acordamos vernos en las escaleras a la 1:00 am, que es la hora en la que todos estarían dormidos sin excepción. O eso esperamos.
– Vamos – le digo a Em.
Tal vez hubiera sido más divertido habernos vestido como espías y todo, pero optamos por la pijama. Así por si alguien nos descubre levantadas en el regreso, una excusa apresurada será más creíble si estamos en pijama.
Cuando llegamos a las escaleras, las otras 3 ya están ahí.
A medida que nos acercamos más a ellas, puedo ver que tanto Lauren como Becca tienen las facciones tensas y una mirada un poco asustada y perturbada. Lessa, por el contrario, nos mira con una expresión divertida.– Empecemos por el jardín de afuera. – dice ésta.
Asentimos y bajamos las escaleras para luego salir silenciosamente al jardín.
– Aquí no hay más que árboles y césped, y animales – dice Em luego de unos minutos que llevamos caminando. – No entiendo qué quieres ver aquí afuera.
A pesar de estar completamente oscuro, y que solo llevamos dos lámparas, puedo suponer que Lessa ha puesto los ojos en blanco.
– Tú sigue caminando – le dice – ésta parte jamás la exploré completamente. Pero hace unos días ví otro edificio pasando el sendero de piedra.
Frunzo el ceño. No es que me sienta intimidada...no tanto. Es solo que el sendero de piedra al que se refiere, está un poco lejos del edificio principal. Lo sé porque también yo exploro mucho y me encanta.
Me da curiosidad el por qué fue tan insistente en esto. Pero, tal vez sólo es eso ¿no? Curiosidad, también.
Luego de caminar lo que siento fueron horas, nos detenemos frente a un edificio similar al principal, solo que parece más viejo y está descuidado.
Aún así sigue siendo imponente y su arquitectura es bellísima.
– ¿Y ahora? – jadea Becca.
Lessa sonríe. Y esa sonrisa no me gustó nada.
– Ahora entremos. – responde.
Las puertas eran mucho más pesadas de lo que pensamos, pero finalmente cedieron.
Esperaba polvo, telarañas, ratas, cucarachas, monstruos...lo que se podría esperar. Pero me quedé sin aliento al ver todo tan pulcro y elegante. Igual de elegante que el otro edificio, pero aquí no había pisos de mármol o escalones de cuarzo. Era todo de piedra y lo que parecía obsidiana. No lo describo porque tardaría demasiado, pero resumiendo sería decir: esto es bellísimo.
– ¡Vaya! – susurró Lauren.
Las demás no dijimos nada. No hacía falta cuando nuestra cara misma lo decía todo.
Recorrimos cada rincón de esa gran sala. Observamos cada cuadro que adornaba cada pared. Lo analizamos todo .
Hasta que dimos con una puerta escondida tras un tipo de gran archivero.
Ahora es cuando me pongo nerviosa. Esta puerta parece fuera de lugar en éste espacio tan hermoso. Parece muy vieja y desvencijada y es del tamaño de una puerta normal.Becca toma la manija y la gira, causando que la puerta se abra con un horroroso chirrido.
Pasaría por una puerta normal si no fuera por los rasguños que tiene en toda su área.
Dan miedo. Incluso hay partes con sangre seca.Entramos a una especie de cuarto. Un cuarto grande y espacioso, que al igual que la puerta, desencaja totalmente entre la sala enorme.
Con eso me refiero a desencajar en cualquier aspecto.
El piso de piedra, y cubierto de polvo. Incluso pude ver montones de insectos. Asco.Las paredes tenían moho y humedad, igualmente el techo.
En el centro de la habitación, hay un escritorio de pinta antigua y opaca.
Mis piernas lentamente me llevan a él, y mis ojos prestan atención a una hoja de papel sobre el escritorio.Me siento como en una nube o en otra realidad, porque esto...esto es tan confuso y a la vez claro.
Pero es como si mi mente no comprendiera nada.Porque sinceramente no entiendo por qué el nombre de mis padres y el de mi hermano están escritos en esa hoja.
Hay muchísimos nombres escritos antes y después de los de mi familia. Y eso es terrorífico porque ahora mismo, mi mente me está corriendo imágenes terribles de las razones posibles de la inscripción de todos esos nombres en este papel, en este cuarto, en este edificio alejado.
Pero lo que más me extraña, es:
¿Por qué no está mi nombre ahí también?
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