El silencio me mataba.
Ryder me miraba con los ojos abiertos de par en par por la bomba que acabo de soltar. Sé que es mucho de asimilar de golpe pero no aguantaba más el silencio.
Sentí las primeras lagrimas deslizarse por mi mejilla desde mis ojos.
Aparte sus manos que todavía seguían sobre mis hombros y me fui corriendo.
Cuando salí del hospital envié un mensaje rápidamente a mi padre para decirle que me fui para que no se preocupara cuando salga de la consulta y no me vea ahí.
Después de terminar de enviar el mensaje me dirigí hacia un parque que quedaba cerca del hospital y ya ahí me senté en uno de los columpios.
Mire el cielo nublado. Según el pronostico iba a llover hoy razón por la cual el parque estaba prácticamente vació.
Suspire cuando me acorde de la mirada de Ryder al confirmarle que tengo leucemia.
Mi vida como una adolescente termino. Seguramente él le contara a los demás sobre mi enfermedad y entonces todo volverá a comenzar. Los susurros, las miradas de lastima...
Sentí como alguien se dejaba caer en el columpio que quedaba a mi lado.
Levante la mirada para encontrarme con unos ojos verdes que antes me parecían intimidantes pero ahora me parecían amables.
- Te encontré -dijo Ryder sonriendo levemente-.
- ¿Y qué si yo no quería ser encontrada? -soné más borde de lo que pretendía pero sinceramente lo último que quería en este instante era hablar con él-.
Ryder frunció el ceño como de costumbre cuando algo le disgustaba. Con el paso del tiempo aprendí a descifrar algunas de sus expresiones. Como cuando frunce el ceño es porque algo le molesta o cuando aprieta la mandíbula es porque se le esta terminando la paciencia y esta apunto de explotar.
- Me importa una mierda si no querías ser encontrada -espeto con brusquedad-. Tenemos que hablar. No puedes soltar una cosa como esa y salir corriendo sin más. Además, si no querías ser encontrada haberte buscando un mejor escondite.
Solté un largo suspiro mientras restregaba mis manos por mi cara. Después de unos segundos me gire hacia él.
- ¿Qué quieres saber? -pregunte finalmente-.
Ryder hizo una mueca como si la respuesta que le di no era la que esperaba.
Bueno, realmente no me apetecía contar nada de esto pero tenia presentimiento de que no me iba librar de él fácilmente. Así que, ¿para qué discutir?
- Todo -fruncí el ceño al escucharle, al ver mi expresión añadió rápidamente-. Quiero decir sobre tu enfermedad. ¿Cómo y cuándo comenzó?
Suspire de nuevo.
- Creo que lo descubrieron hace un año. Un día que tenía educación física me desmaye. Mi padre pensó que tal vez podría ser por anemia así que me llevo al hospital para que me hagan un análisis de sangre -solté un bufido-. Pero lo que descubrieron es que tenia leucemia mieloide crónica (LMC). Y para empeorar las cosas, resulto que ya estaba en la segunda fase de la enfermedad por lo que controlarlo era mucho más difícil.
- Pero hay tratamientos.
- Si, los hay -mire a Ryder a los ojos- pero no siempre funcionan.
El abrió los ojos como platos por el asombro. Normal, es muy raro escuchar que el tratamiento no tenga eficacia pero pasa. Y yo he tenido la mala suerte de formar parte de ese pequeño porcentaje de personas en las que no sirve el tratamiento.
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The Last Breath
RomanceCassandra Murray se muda a Sheffield junto a su padre y su hermana pequeña, donde decide comenzar desde cero. Ella tiene un secreto que no quiere que sea revelado pero las cosas no son siempre como uno lo desea. Y el pasado, que tanto le costó olvid...