Ya pasaron varios meses desde el asunto de Gina sintiéndose amenazada por mi presencia. Después de ese día ella comenzó a actuar de una forma extraña. Así que decidí dar el primer paso y hablar con ella. Dijo que recapacito y se dio cuenta que su actitud fue bastante infantil y se disculpo por su modo de actuar conmigo. Yo, sinceramente, no estaba enfada con ella. Su único error fue tener miedo de perder sus amigos pero ¿siquiera podemos considerar eso un error? Además, ya se sentía bastante avergonzada como para que yo eche más leña al fuego. Por lo que la perdone y comenzamos desde cero y desde entonces nuestra relación a mejorado mucho y de eso se dio cuenta todo el grupo. Phoebe pregunto por lo que paso entre nosotras pero por el bien de Gina decidí no decir nada.
Respecto a Ryder.
Pues, no hay mucho que decir. Después de esa noche todo volvía a ser como antes. Seguía distante y callado.
Creo que, en realidad, ese es su comportamiento normal.
Pero ahora ya sé que es buena persona y a pesar de su aspecto "no tengo nada que ver contigo", sé que esta atento a lo que esta pasando a su al rededor y realmente se preocupa por sus amigos.
Ahora me encuentro en la sala de espera del hospital para saber los resultados de mi último chequeo rutinario de cada mes. Si por mi fuera serian cada tres meses o dos veces al año, ya que son innecesarias porque me encuentro perfectamente bien.
Pero eso no le puedo decir a mi padre. Cuando se lo menciono me mira con cara de "tu aquí no tienes voz ni voto" así que prefiero ahorrarme las quejas ya que lo único que logro con ellos es enfadarle.
- Cassandra Murray, es tu turno -la enfermera me sonrió animándome a pasar-.
Con mi padre nos levantamos y entramos a la consulta de la doctora.
La doctora Andrews es mi nueva doctora desde que nos mudamos a Sheffield. Es una mujer de unos 40 años con un cabello rubio y ojos pardos. Y comparado con mi antigua doctora mucho más simpática.
Cuando entre al consultorio junto a mi padre la doctora Andrews nos regalo una sonrisa y nos pidió tomar asiento.
- Es bueno volverte a ver Cassandra. Tienes buen aspecto.
Me limite a sonreír. Claro que estoy bien. Por algo pienso que los chequeos mensuales son innecesarios.
Carraspeo y siguió hablando.
- Bueno, los resultados fueron normales. Nada fuera de lo normal. Por lo que de momento no hay nada de que preocuparse.
- Pero últimamente se ve más cansada y más pálida... -puse los ojos en blanco cuando escuche a mi padre-.
- Si, bueno, es algo normal -prosiguió la doctora- es una de las síntomas. Es de esperarse que poco a poco vaya avanzando.
Mi padre frunció el ceño y dejo escapar un suspiro.
Me sentía mal por él. Creo que todavía tiene la esperanza de que todo vuelva a estar bien.
Pero las cosas nunca volverán a estar bien. Al menos, no como antes.
- Cassandra, cielo, ¿puedes dejarnos a solas a tu padre y a mi por unos minutos, por favor?
Mire a la doctora Andrews y luego a mi padre. Ya me imaginaba lo que tocaba. Charla de adultos. Es tan estúpido pedirme que salga cuando sé perfectamente que hablaran de mi.
Aún así, me limite a asentir y salir.
Cuando cerré la puerta de la consulta deje escapar un gran suspiro.
Recosté mi cabeza contra la puerta de la consulta y me permití por unos segundos cerrar los ojos.
A veces deseo que todo esto acabe ya. Pero luego recuerdo el rostro de Mack y de mi padre, si sigo aquí es solo por ellos.
Abrí los ojos y me aleje de la puerta.
Gire hacia la derecha para ir la maquina expendedora, que quedaba cerca de ahí, para coger un refresco pero a penas di unos pasos cuando me choque con un cuerpo.
- Lo sien... -cuando mire la cara de la persona con quien choque abrí los ojos como platos y estoy segura que por unos segundos mi corazón dejo de latir por la sorpresa-.
Santa virgen purísima y castísima.
Es la última persona del todo planeta que pensé ver en este sitio.
Sus ojos verdes me inspeccionaron de arriba a abajo mientras fruncía cada vez más el ceño.
- Cassandra, ¿qué haces aquí? -preguntó con su voz ronca-.
Yo sonreí nerviosa.
Piensa rápido, piensa rápido.
- Y-yo... e-esto... p-pues... -no pude evitar que mi voz tartamudeara por los nervios-. ¿Una revisión? -pregunté con la esperanza de que no se diera cuenta de la planta en la que estamos.-
Me miro a los ojos antes de preguntar lo inevitable.
- ¿En la planta de leucemia?
Cerré los ojos cabizbaja.
Sentí sus manos apoyarse en mis hombros antes de que volviese a hablar.
- Cassandra -dijo lentamente como si tuviera miedo de decir las próximas palabras- ¿sufres de leucemia?
Su voz es apenas un susurro al hacerme aquella pregunta.
Abrí los ojos lentamente intentado atrasar la respuesta a su pregunta aunque ya nada quedaba por hacer. Mi secreto fue descubierto. Y para rematarlo, descubierto por la persona menos esperada.
- Si, Ryder. Tengo leucemia. -solté sintiendo un nudo en mi garganta con las primeras lágrimas asomándose en mis ojos.-
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¡BAM, QUE!
Por favor que nadie me odie (/_\)
Sé que acabo de soltar una bomba (y de las grandes) ε=ε=(⊃≧□≦)⊃ *huye*
En fin, ya se sabe el gran secreto de Cassie. No sé si alguien ya lo sospechaba o no pero si alguien ya lo veía venir que me diga en un comentario donde y porque sospechaba de que algo así iba a pasar que estoy muy interesada en vuestras teorías.
PD: Ah si, os recomiendo leer el capitulo con alguna canción triste. Así impacta más.
El de la foto es Ryder.
Gracias por leerme. Dejad un comentario con lo que os pareció el capitulo y una estrellita. Gracias. Nos vemos en el próximo capítulo. Besos.
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The Last Breath
RomansCassandra Murray se muda a Sheffield junto a su padre y su hermana pequeña, donde decide comenzar desde cero. Ella tiene un secreto que no quiere que sea revelado pero las cosas no son siempre como uno lo desea. Y el pasado, que tanto le costó olvid...