Capítulo 13

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Cuando llegue a casa de clase me encontré con la carta del hospital que contenían los resultados de las últimas pruebas que me hicieron

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Cuando llegue a casa de clase me encontré con la carta del hospital que contenían los resultados de las últimas pruebas que me hicieron.

Subí a mi habitación con la carta en la mano. Deje la mochila en el suelo y me senté en la cama mirando la carta. A pesar que solo era papel sentía que pesaba una barbaridad. No sé cuanto tiempo pase mirando la carta pero en un momento dado me arme de valor, rasgue el sobre y saque los papeles que contenían. Mientras leía los resultados sentí una lagrima deslizarse por mi mejilla. 

***

— ¿Cassie? ¿Estas en casa?

Al no oír respuesta mi padre abrió la puerta de mi habitación. 

— ¿Cassie? —volvió a preguntar mi padre pero con un tono mucho más preocupado al verme metida en la cama tapada con la sabana hasta la cabeza—. ¿Estas bien, cielo? ¿Paso algo? 

No conteste. 

Escuche como comenzaba a respirar con mayor fuerza. Seguramente encontró la carta. Después de un rato escuche la puerta cerrarse. Tal vez sea raro pero mi padre y yo eramos muy parecidos. En estos momentos, cuando recibíamos malas noticias, necesitábamos estar solos para pensar, para procesar toda la información. A ninguno de los dos nos gustaba que nos vean en un momento de debilidad, si lloramos preferimos hacerlo donde nadie nos ve. 

Esa noche no salí de mi habitación ni para cenar. Mi padre tampoco me molesto, solo entro una vez para decirme que mañana íbamos al hospital por lo que iba a faltar a clase. 

***

A la mañana siguiente el cielo estaba nublado amenazando con llover en cualquier momento. 

Me vestí con un vaquero negro y un jersey rojo junto con unas botas y baje a la cocina donde me esperaba mi padre con el desayuno ya listo. Me senté en la mesa y mi padre coloco frente a mi un plato de tortitas con trozos de plátano y miel. 

— Ya lleve a tu hermana al colegio. 

Yo solo asentí con la cabeza y seguí comiendo. Cuando termine lleve el plato al fregadero. Mi padre se acerco para abrazarme y después de darme un beso en la frente me soltó. Era hora de irse.    

Cuando llegamos a la consulta de la doctora Andrews no tuvimos que esperar mucho para que nos atendieran. Al entrar la doctora nos recibió con una sonrisa triste. 

— Tomad asiento. 

En cuento nos sentamos frente a ella la doctora siguió hablando. 

— Lamento deciros pero tras esta nueva revisión no hubo ninguna mejora. Como no controlemos pronto la leucemia, entraras en la fase blástica. Para evitar eso te aumentare la dosis de imatinib. Otra opción es el trasplante de célula madre pero para poder hacer el trasplante deberías someterte a quimioterapia para tener la leucemia bajo control. Aunque posibilidad de que tras el trasplante te cures es muy baja si servirá para regresar a la fase crónica. 

Cuando termino de hablar, reino el silencio en la habitación. 

No es como si me hubiera esperado alguna mejora. Hace mucho que deje de creer en los milagros pero, a pesar de todo eso, en una parte de mi ser todavía mantenía la esperanza. Pero ya era hora de afrontar la realidad y aceptar que para mi ya no hay esperanza. 

— Quiero pensármelo antes de tomar una decisión. 

La doctora asintió con la cabeza mientras mi padre me miraba con una pizca de esperanza. Antes siempre que mencionaban la palabra quimioterapia mi respuesta siempre era un rotundo no y pasar de una negación a un "me lo pensare" es un gran cambio. Por eso, comprendía la esperanza que sentía mi padre. Si acepto la quimioterapia sera por él y Mack. 

Nos despedimos de la doctora y salimos de la consulta. 

Mi padre me miro a los ojos y apoyo sus manos en mis hombros.

— Sabes que tomes la decisión que tomes, yo te apoyare.   

— Lo sé —le sonreí levemente.

Mi padre sonrió y me dio un beso en la frente. 

Cuando salimos, fuera estaba lloviendo. 

— Vamos a correr hasta el coche—dijo mi padre. Yo le asentí en respuesta. 

Llegamos al coche y nos metimos rápidamente. Mi padre encendió el motor del coche y comenzó a conducir camino a casa. Estaba mirando por la venta cuando pasamos al lado del parque donde le confesé todo a Ryder. Me fije que en un banco del parque había alguien sentado sin ninguna protección contra la lluvia. 

— Papá, para el coche. 

— ¿Qué?

— ¡Para el coche, por favor! 

— Pero, ¿a dónde quieres ir con esta lluvia? 

— Necesito ir a un lugar, es importante. 

Mi padre suspiro resignado. 

— Al menos, coge el paraguas del asiento trasero.

Cogí el paraguas y en cuanto paro el coche salí fuera y comencé a correr hacia el parque. Cuando llegue al parque seguía ahí sentado. Me acerque lentamente sujetando el paraguas en la mano. Me senté a su lado y coloque el paraguas de tal manera para que nos tapase a ambos aunque ya se encontraba totalmente empapado por la lluvia. 

Con la mano que no sujetaba el paraguas agarre una de sus manos con la mía. Solo entonces se percato de mi presencia. Lentamente subió la mirada del suelo y poso sus ojos verdes en los míos. Sentí mi corazón estrujarse cuando vi su mirada llena de dolor y tristeza. Jamás le había visto tan destrozado como ahora. Sin pensármelo dos veces solté el paraguas y lo abrace. 


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La chica de la foto es Cassie. 

Hmm esto se esta poniendo cada vez más serio. Me imagino que ya sabéis quien es la persona que ve Cassie en el parque y si no pues lo descubriréis en el próximo capítulo que prometo que sera pronto. 

Gracias por leer. No olvidéis dar vuestra opinión del capítulo en un comentario. Besos. 


The Last BreathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora