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Después de cenar Chels y yo regresamos a nuestras habitaciones. Mami aun no regresaba de Boston pero si no queríamos tener problemas para mañana levantarnos, ya teníamos que dormirnos. Me puse mi pijama, aun no tenía mucho sueño así que tome uno de mis libros y fui directo a la cama.

Comencé sentirme observada, volteé dando un recorrido a mi habitación. La puerta estaba cerrada y la única persona que se encontraba ahí era yo, a menos que alguien estuviera afuera de mi ventana, pero eso era imposible, mi cuarto estaba en el segundo piso de la casa y la ventana daba hacia la calle. Me levante y fui directo hacia mi ventana tenía que estar completamente segura, vi atreves de ella pero no había nadie, me fije entre los árboles que había pero nada, me asegure de que la ventana tuviera el seguro y regrese a mi cama.

Abrí mi libro y comencé a leer, después de pasar varias páginas mis ojos comenzaron a cerrarse lentamente.

Desperté, mis ojos miraban un candil que se encontraba colgando de una de las vigas del techo, voltee hacia mí alrededor percatándome que no estaba en mi habitación, toda la habitación era como de piedra, la luz entraba por pequeñas ventanas y los pocos muebles que había todos eras de madera, la cama donde yo estaba, un ropero, una mesa con dos sillas. Tenía una especie de camisón que se transparentaba con facilidad. Baje de la cama y comencé a caminar por la habitación, nunca había estado ahí pero conocía a la perfección las cosas, llegue a una de las ventanas me asome y pude observar un carruaje negro enfrente de la casa donde me encontraba, también había varias personas en la calle parecía que estaba en la edad media por las vestimentas que llevaban. Sin duda estaba soñando. Escuche como la puerta se abrió.

- Qué bueno que ya despertaste.- conocía esa voz pero no recordaba de donde la conocía. Voltee y me sorprendió ver a Cemons al lado de la puerta, su cabello estaba más largo y vestía al igual que las demás personas.

Cemons puso lo que traía en las manos sobre la mesa, después se fue acercando a mí, se veía tan diferente, su mirada y su sonrisa eran tiernas. Cuando llego a mí, me abrazo, sentí tan cálido su abrazo. Cuando dejo de abrazarme inmediatamente junto sus labios con los míos, sin pensarlo lo tome del cuello y lo apreté contra mí.

- Es hora de que te vayas- susurro él cuando nos separamos.

- No quiero- le conteste pero no se parecía en nada a mi voz.

- Yo tampoco quiero que te vayas, pero si no lo haces, se darán cuenta de que no estás en tu habitación y habrá problemas.- me tomo de la cara comenzándola acariciar.- Te amo tanto.

- Y yo a ti.- respondí sin pensarlo, bajo su mano por mi brazo hasta llegar a mi mano, la tomo y le dio un tierno beso.

- Te prometo que solo nos separaremos unas horas.- asentí con la cabeza y volvió acercarse a mí.

Escuche un ruido que no pertenecía a esa habitación, abrí los ojos y no veía nada más que una luz brillante, después pude ver a Chels al lado de mi cama.

- Megan, ya puedes apagar tu alarma, ya nos despertó a todos.- me dijo y salió de mi habitación.

Todo lo del sueño parecía tan real desde la habitación, hasta lo que me hacía sentir un beso de Cemons. Me había causado tanto impacto que hasta en mi sueño lo veía. Esto sin duda estaba mal.

- Megan.- dijo Sam. Estábamos sentadas en la cafetería

- ¿Qué paso?

- Por dios Megan, me tienes hablando sola desde hace 10 min.

- Claro que no.

- A ver dime que te estaba diciendo.- no le pude contestar. Sam volteo sus ojos.- Ya vez, ¿Qué te pasa? Desde que ayer, estas como ausente.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora