Cuando llegue al centro del pueblo ya empezaba a oscurecer, seguía lloviendo y yo ni siquiera sentía el frio que pudiera provocarme mi ropa empapada. Mis opciones eran ir a la pastelería incluso a mi casa pero no quería que mi mami ni Chels me vieran así ya que se preocuparían muchísimo y comenzarían a preguntarme cosas. Lo único que quería en estos momento era sentirme tranquila y solo había un lugar que sería perfecto para esto.
Estaba parada enfrente de la tienda de Margaret la cual ya estaba cerrada. Me acerque a la puerta y comencé a tocar. Observe como Margaret salía de entre la cortina de cristales, cuando me vio corrió directo a la puerta y la abrió.
- Estas empapada mi niña ¿Qué fue lo que te paso?- me dijo llevándome rumbo a la habitación de atrás. Yo no le conteste nada.
Me llevo directo a la puerta de vitrales y cuando la abrió observe unas escaleras, era extraño ya que siempre pensé que esa puerta daba a un lugar iluminado por que las veces que había estado ahí siempre los vitrales se proyectaban en el suelo. Bajamos las escaleras y me encontré con una especie departamento había una gran cama en medio de este, también había una cocina, sala comedor y dos puertas más, era muy lindo.
- Tienes que tomar un baño.- Margaret me llevo a una de las puertas. Cuando la abrió tenía enfrente un baño todo de color blanco, había una tina antigua en medio de este.- Espera aquí mi niña.- me sentó en un banco, abrió la llave de la tina y puso en ella algunas flores y esencias que tenía en el baño, también prendió una vela con olor a manzana y canela.- Tomate el tiempo que quieras.- me dijo dejando una bata de baño y una toalla al lado de la tina. Salió del baño.
Me quite la ropa y entre a la tina, era tan relajante estar ahí metida pero tenía la sensación de querer desaparecer. Cerré los ojos y me sumergí.
Estaba subiendo a toda velocidad las escaleras y corría por los pasillos de lo que parecía un palacio medieval. Era el primer recuerdo en el que podía verme pero esto no impedía que siguiera sintiendo cosas.
- Margaret, Margaret.- gritaba. Estaba enfrente de una gran puerta de madera.
Cuando la abrí entre a una habitación, no había nadie así que inmediatamente me dirigí a una especie de cortina que se encontraba al lado de la chimenea de la habitación. Me encontré una puerta de vitrales igual a la que Margaret tenía en la tienda, baje por las escaleras y cuando llegue al piso subterráneo pude observar a Margaret con su larga cabellera preparando algo que olía delicioso.
- ¿Qué pasa mi niña?- me pregunto Margaret.
- He conocido al joven más apuesto de todo el reino.- le dije.
- ¿A dónde mi niña?
- Estaba recostada en el prado afuera del palacio, cuando un jinete se puso enfrente de mí, el bajo del caballo y pude verlo. Es tan apuesto y todo un caballero. Margaret creo que me enamore.- decía tan emocionada.
- Pero solo lo has visto una vez mi niña. Ven siéntate aquí tu cabello parece un nido de aves por lo enredado que esta y con todo esa hierba que tiene.- Me senté en una silla y Margaret comenzó a quitarme la hierba y a cepillarme mi larga cabellera rubia.
- Él dice que nos conocimos cuando éramos pequeños.- observe una pequeña mueca en la cara de Margaret.-Recuerdas que tú me dijiste que cuando el indicado apareciera yo lo sentiría.- se escucharon unas risas de Margaret.- Pues con él lo he sentido.- Margaret se puso en frente de mí.
- ¿Y no habrás utilizado tu persuasión con él?
- No Margaret, nada de magia.- le dije con una sonrisa.
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Abismo
FantasyMegan Moore y su pequeña familia siempre han vivido en Concord, un pueblo muy tranquilo ubicado en el estado de Massachusetts, pero extrañas desapariciones comienzan afectar la tranquilidad de este lugar. La vida de Megan dará un giro de trescient...