Capítulo 38

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Llegue por fin a México. El vuelo se me había hecho eterno. Cuando bajamos del avión fuimos por nuestras cosas y tomamos un taxi hacia nuestra antigua casa. Tardamos casi una hora más o menos en llegar. Había olvidado el terrible tráfico que hay aquí. Prendí mi celular y tenía muchas llamadas perdidas y varios mensajes.

— ¡Andy! ¿Qué pasó? ¿Ya llegaste? ¿Qué tal el vuelo?

— El vuelo estuvo súper largo y aburrido.

— Dime que no lloraste por favor. —No contesté.

— ¿Y tú que tal? ¿Cómo estas?

— Estoy bien —suspiró— ya quiero verte.

— Yo igual —contesté— ¿en dónde estás ahora?

— Estoy en mi casa.

— ¿Seguro? Por que escucho mucho ruido.

— Lo que pasa es que vinieron los chicos a subirme el ánimo un poco. Ya sabes, Ryan, Alex y Daniel están aquí. —Se escuchó un gran y ruidoso "Wooooo" en el fondo.

— Entonces te dejo con ellos yo tengo que desempacar. Te marco después.

— Adiós te amo.

— También te amo.

Colgué y me desplome sobre la el suelo a llorar... Otra vez.

— Andy vamos a...

Chris entró a mi habitación sin tocar y me vio llorando en el suelo.

— ¿Qué es lo que quieres?

— Iba a decir que fuéramos a dar una vuelta para ir conociendo a los vecinos, por si hay nuevos o viejos o cosas así.

— Ni siquiera recuerdo a alguien de aquí. Gracias por invitarme pero no, yo estoy bien.

— Vamos Andy, no podrás estar todo el año deprimida aquí.

— Te apuesto a que sí. Además tengo que desempacar mis cosas y arreglarlas.

— Yo igual, pero lo haré mas al rato. Ven, acompáñame.

Me levanté del suelo sin ganas y miré a Chris.

— De menos sonríe.

— Sólo sonrío cuando estoy feliz.

— Entonces finge que lo estás.

Tomó mi brazo y salimos de la casa. No recuerdo mucho este vecindario. Todas las casas son casi del mismo tamaño, algunas más pequeñas que otras. Pero al parecer mi casa era la más grande que habia en el vecindario, y eso que solo era de dos pisos muy pequeños.

Miré bien el vecindario y noté que es muy pequeño, al igual que todas las casas. Las más grandes contaban con solo dos pisos, y había una hilera de diez casas en la derecha y otras diez en la izquierda, las casas eran muy coloridas, al contrario de la mía que solo era blanca, tanto por fuera como por dentro.

— Y ella es Andy, mi hermana, tal vez la recuerdes.

— ¡¿Bromeas?! ¿Tú eres Andy? ¡Estas igualita! ¡Hola! Yo soy Lucía ¿te acuerdas de mi?

— La verdad es que no. —Contesté. Al parecer habíamos caminado ya bastante, era eso o yo estaba tan ocupada viendo las demás casas que no me di cuenta cuando Chris estaba platicando con una chica pelirroja.

— Bueno no importa, ha pasado mucho tiempo. Pero yo si me acuerdo de ti. Teníamos ocho años cuando te fuiste. Éramos amigas ¿ya lo olvidaste? Tu hermano y tú se la pasaban en mi casa jugando, incluso dormían ahí.

Mi novio es una súper estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora