CAPÍTULO 13

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Llegamos donde estaba toda la familia, caminando lentamente y contándonos cosas que nos han pasado mientras yo estaba fuera.

- ¿De dónde veniis vosotros dos? - nos preguntó Elena cuando llegamos a la mesa.

- Hemos dado un paseo - le contesté como si no fuera gran cosa.

Mi prima me sonrió pícaramente y le dije por señas que después le contaría. Ella asintió repetídamente con la cabeza y yo me eché a reir.

Recordé que tenía que escribirle hoy a Ashley, la echaba mucho de menos. No le conté lo de Nate porque en ese momento no me creía todavía lo que me había dicho, pero esa noche le llamaría y se lo contaría todo. Además, le tenía que preguntar a Adam como le iban las vacaciones.

- Kate - escuché que me llamaba mi tia. Levanté la cabeza y la miré prestando atención - ¿te vienes a nuestra casa hasta nochebuena?

Miré instintivamente a mi madre para ver si me dejaba ir, por mí me iría, pero no sabía si a mi madre le iba a gustar mucho la idea. Ella solo me sonrió y asintió con la cabeza.

- Vale, voy a ir a recoger mis cosas - le dije mientras subía a mi habitación que compartía con mi prima.

Estaba recogiendo lo que tenía tirado por el cuarto y metiéndolo en mi maleta, aunque solo tenía lo justo para estar un día en el campo. Escuché que alguien habría la puerta y entraba en mi habitación. Me giré y ví a mi prima cerrando la puerta y mirándome fíjamente, me volví a girar para terminar de meter mis cosas en la maleta.

- Ejem, ejem, ¿no tienes nada que contarme? - me dijo mi prima mientras se sentaba en la cama que estaba justo detrás mia.

- Ahora no, Elena. Es que nos puede escuchar alguien y no quiero que nadie se entere de lo de Nate - le dije pensando que estaba sola - es que es tan mono, ¿sabes? Si no fuera porque me voy otra vez a California podríamos estar juntos, todo sería tan perfecto con él - noté que me daba con el pie en la espalda.

Me giré para devolverle el golpe, pero me paré en seco cuando ví a Nate en la puerta sonriéndome, pero no una sonrisa pícara ni coqueta, una sonrisa de verdad, de esas que te llegan a los ojos.

-Ehh, hola, no sabías que estabas ahí - le dije rezando para que no se diese cuenta de que me había puesto colorada.

- No pasa nada, voy un momento a casa de mi abuela a por una cosa - y se fue, dejándome a mí y a mi prima solas, la cual se empezó a reir a carcajadas nada más que Nate cerró la puerta.

- No te rias idiota - le dije tirándole un cojín y dándole en la cabeza. - No hace gracia, por Dios que vergüenza.

Elena me tiró el cojín, pero fui rápida y lo cogí en el aire. Lo tiré al suelo y cargué mi maleta en mi hombro derecho, lista para llevarla abajo y dejarla en el coche de mi tia.

Bajamos las escaleras en silencio, excepto por las pequeñas risitas de mi prima, bueno, también me reí yo un poco, pero es que su risa era muy graciosa.

- Ya tengo la maleta preparada - le dije a mi tia mientras la llevaba y la metía en su coche.

- Kate, ¿vienes con nosotros a dar un paseo? - me preguntó mi hermano mientras se alejaba con mis primos. Le iba a contestar que si, pero ví a Nate al otro lado de la casa haciéndome señas para que fuese con él.

Le hice un gesto a mi hermano para que se fuesen ellos y me dirigí a Nate. Cuando estaba cerca de él me sonrió y empezó a correr hacia el bosque, no me lo pensé dos veces y fui corriendo hacia él, al adentrarme en el bosque salté una rama, y lo perseguí haciendo zig-zag entre los árboles.

Después de unos minutos corriendo me estaba empezando a cansar, ya no sabía ni donde estaba, hasta que llegue a una pequeña cabaña de madera, vi a Nate entrando en ella. Me acerqué lentamente y miré por una pequeña ventana, no conseguí ver nada, así que me adentré en la cabaña.

Lo primero que pensé al entrar en ella fue que olía muy bien, como a rosas, lo segundo que percibí fue a Nate sentado en el suelo con las piernas cruzadas. Frente a él había dos velas rojas.

Me hizo un gesto para que me sentara en frente suyo, y así hice. Cuando estábamos frente a frente me volvió a sonreir y comenzó a hablar.

- Antes de que lo preguntes, si, he escuchado la conversación con tu prima, y antes de que digas que tienes vergüenza quiero decirte que no tienes por qué tenerla, porque me han encantado tus palabras, y me han hecho pensar, y como te vas pronto y no te volveré a ver hasta verano quiero que estemos un rato a solas, una última tarde haciendo de las nuestras y divirtiéndonos como hacíamos antes.

Después de esas palabras se acercó a mí y me besó, fue un beso tierno, sus suaves labios rozando los mios. Un beso que recordaría siempre, aunque nuestros caminos se separasen, sabía que recordaría a Nate.

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Ya estaba en el coche de mi tia, rumbo a su casa. Eran las 11 de la noche y estaba muy cansada, pasar la tarde con Nate siempre era agotador. Después del beso me llevó al lago y estubimos haciendo tonterías hasta que estaba anocheciendo, seguídamente me llevó a una especie de bosque que había al lado de nuestras casas, una vez que estábamos allí me puse a correr como hizo él cuando me llevó a la cabaña, pero me atrapó poco después de que se diera cuenta de que me había ido.

Caímos los dos al suelo, que, gracias a Dios, estaba lleno de hierbas y no fue doloroso, rodamos hasta que él quedó encima mia.

Nos miramos a los ojos y nos fundimos en un suave beso.

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Nate en multimedia!⬆⬆⬆⬆

Las casualidades, ¿existen?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora