Salimos de la clase hablando de la fiesta, ¿es que esta niña no se cansaba nunca de hablar de lo mismo?
- ¿Tienes la ropa con la que vas a ir a la fiesta? - ¡Ostia, la ropa! Actué sin darle importancia.
- La verdad es que no lo tengo pensado - se giró hacia mí y puso cara de horror, como si eso fuera lo más importante del mundo.
- ¡Nada más que salgamos del instituto salimos pitando al centro comercial y te compramos algo! En cierto modo es mejor, así podre elegir yo la ropa. - Estaba acabada.
- No, si no pasa nada mujer, cojo algo de mi armario y listo - por favor que funcione, que funcione...
- Ni hablar tu te vienes conmigo de compras - mierda.
- Bueno, vale, confío en ti - que mentira más grande, madre mía.
Mientras estábamos hablando de lo que se iba a poner ella me tropecé y caí al suelo, levanté la mirada para ver con qué me había tropezado, pero allí solo había un pie.
Todos comenzaron a reírse de mí, noté como el rubor me subía por las mejillas, como no, había sido Ylenia - ella había sido una de mis mejores amigas al principio, pero después me dijeron que me criticaba a mis espaldas y que solo me quería por mi dinero, y desde ese momento la odiaba muchísimo, pero claro, yo era una chica muy pacífica, así que lo dejé como estaba.
Viendo la oportunidad que tenía ante mis ojos, me levanté de un salto y sin tiempo a que se pudiera defender le lancé un derechazo a la nariz y cayó de culo al suelo. Se levantó y vino a por mí, pero me eché a un lado y la pude esquivar, volvió a por mí y me empujó, caí debajo de ella y me dí un fuerte golpe en la cabeza, le dí una patada y rodamos por el suelo hasta que quedé encima de ella y le cogí del pelo.
Entonces alguien me agarró por la espalda y me levantó, me di la vuelta y me encontré con la cara de Ashley, me llevó al baño y comenzó a limpiarme la cara en silencio.
- Gracias - Ashley me miró con una sonrisa.
- No me las des, te tendría que haber dejado allí para que le dieras lo suyo, ha sido una perra contigo - me reí, en estos momentos daba las gracias a Dios por haber encontrado a esta maravillosa amiga.
- No te las doy solo por eso, te las doy por estar conmigo en las buenas y en las malas, por ser mi mejor amiga cuando a penas nos conocemos y confiar en mi, por darme tu apoyo cuando realmente lo necesito y por todo lo demás - paró de lavarme la cara, me miró a los ojos y me abrazó.
- Pues entonces también te las tendré que dar yo, pequeña. - no sabía por qué me llamaba así si yo era un mes más grande que ella, pero bueno era un momento tierno y no lo iba a arruinar comentándolo. - por cierto, ¿me acompañarías a ver el partido de Adam de mañana?
- La verdad es que no tengo nada mejor que hacer - le dije sonriendo, además también estaba Dallas y no me lo perdería en ningún momento de mi vida con ese uniforme de fútbol americano.
Teníamos juntas la siguiente clase y ya llevábamos 10 minutos de retraso, quedamos en que diría que me encontraba mal y que Ashley me había tenido que acompañar porque me estaba mareando. Pegamos a la puerta.
- ¡Adelante! - al entrar agaché la cabeza porque no se mentir y se me iba a notar en la cara. Abrí la boca para hablar, pero Ashley se me adelantó.
- Lo sentimos profesor, pero es que Kate se encontraba algo mal y he tenido que acompañarla - por favor que se lo crea...
- Está bien, señorita Blumer, señorita Morgan, siéntense - no sabía cómo se lo había creído porque Ashley mentía como el culo, pero me dirigí a mi silla con una pequeña sonrisa en los labios.
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Adam y Ashley en multimedia ⬆⬆
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Las casualidades, ¿existen?
Novela JuvenilKate, una chica normal, pelo y ojos marrones, alta, no estaba todo lo delgada que ella quisiera, pero no se deprimía por ello, nunca había salido fuera de la ciudad sin sus padres , y ahora se encontraba en California, sin nadie de su familia cerca...