-No me puedo creer que ya vaya a terminar el año - me dijo Theo mientras me abrazaba afectuosamente.
Solo habían pasado unos días y Theo y Thomas se habían convertido en mis hermanos segundos, habían hecho todo lo que un hermano haría. Una vez estábamos comprando y por poco no le pegan a un niño por pedirme el número, así que el dejarme en vergüenza delante de mucha gente, siendo protectores lo habían hecho. Uno de los días me encontraba mal porque tenía migraña y me cuidaron, junto con mi hermano y la perra. Y hoy me estaban abrazando porque dentro de dos días ya me iba de esa casa y probablemente no los volvería a ver hasta dentro de mucho tiempo. Seguramente los echaría muchísimo de menos, bueno pero todavía quedaban dos días mas.
- ¡Vamos que empiezan los cuartos! - dijo mi hermano mientras cogía sus uvas.
-¡Uno! - gritamos mientras nos metíamos una uva en la boca. - ¡dos! ¡tres - en ese momento noté un hueso que se me olvidó quitar de una uva en la garganta.
Empecé a toser repetidamente para poder sacarme el hueso hasta que finalmente y con las lágrimas saltadas salió mientras los demás terminaban de comerse las uvas y se abrazaban gritando "¡feliz año nuevo!", yo estaba tirada en el sofá tosiendo todavía.
- ¿Qué te ha pasado? - me preguntó Thomas ayudándome a levantarme.
- Pues que me he atragantado con un hueso mientras me comía la uva - dije avergonzada.
De repente todos se empezaron a reir de mí y yo me crucé de brazos haciendo pucheros, hasta que no pude más y me empecé a reir con ellos.
- A veces no entiendo cómo has podido sobrevivir en California tu sola - me dijo mi hermano recogiendo la mesa.
Le miré achicando los ojos y él se fue con las cosas a la cocina mientras Thomas y Theo se acercaban a mi para decirme algo, cuando estaban cerca me cogieron Thomas por las piernas y Theo por los brazos y me llevaban a la piscina. Yo grite y pataleé, pero no sirvió de nada ya que en menos de un minuto ya estaba sumergida en el agua pensando alguna manera de matar lentamente a esos chicos.
- ¡Esta me la pagáis! - les dije saliendo de la piscina mientras tiritaba. - ¡Que frío!
Ellos me pasaron una toalla y me envolví en ella. Entré en la casa corriendo a darme una ducha caliente.
- ¿Que ha... - mi hermano se calló cuando me vio y se fue para sus amigos.
Sonreí pensando en que le iba a hacer algo, pero en vez de eso le chocó los 5 a los dos. Pegué un chillido de frustración y me fui a la ducha cual niña a la que le habían castigado sin postre.
Estaba disfrutando del agua caliente que me daba en los hombros cuando oí unos golpes en la puerta.
- ¿Que quieres? - pregunté poniéndome una toalla alrededor del cuerpo.
- Solo vengo a avisarte de que nos vamos de fiesta, no dejes nada por medio que después llegaremos borrachos y no queremos tropezarnos con alguna tontería tuya - dijo Thomas mientras se iba alejando.
- okei! Yo me dormiré ya, que estoy muerta de sueño - dije mientras me ponía el pijama.
¿Qué iba a hacer? No estaba realmente interesada en dormir ni mucho menos. Cogí el móvil y me puse a ver los mensajes que tenía, abrí los ojos de par en par al ver que tenía cien mensajes de Dallas, pero no me molesté en leerlos, no quería amargarme la noche. Cogí un libro y lo puse en la mesa del salón para leerlo cuando me hiciese el té. Después de un minuto me dirigí al salón con el té en la mano y corriendo porque me estaba quemando, una vez puesto en la mesa me puse a leer.
Una gran sonrisa cubrió mi cara al leer una cosa que me dio una gran idea. Me levanté del sofá dejando el té y el libro en la mesa, me puse manos a la obra. Ya terminado me acosté en el sofá, ya que no me quería perder el momento en el que mi hermano y sus amigos entrasen en la casa.
Había pasado ya un tiempo y noté que se me cerraban los ojos, miré la hora y eran las 4 de la mañana, por si acaso puse una cámara apuntando hacia la puerta y me volví a acostar en el sofá riéndome un poco al pensar en lo que pasaría cuando llegasen a casa, tendría que buscar un escondite, porque después de eso estaba segura de que me iban a despedazar trocito a trocito. Dejé que mis ojos se cerrasen tranquilamente.
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- ¡Ahhh!
- Pero, ¡¿Que?!
- ¡Kate!
Me desperté sobresaltada al escuchar los gritos, me dispuse a correr, pero ya era demasiado tarde, el sofá se encontraba demasiado cerca de la puerta, tendría que haberme dado cuenta de que iban a cogerme antes de que yo siquiera me pudiese levantar.
- Bueno, ya estamos en paz, ¿no? - les dije mientras que me miraban enfadados alrededor de mi sofá. Tenía muchas ganas de coger la cámara y ver como, mi maravillosa broma había empapado a estos tontos. - Mirad el lado bueno, así, si veníais borrachos, seguro que ya se os ha quitado - les dije con una sonrisa de niña buena.
- No me vengas con tonterías, yo quería ir directo a la cama y dormirme hasta las 4 de la tarde, pero ya no tengo ni sueño - me dijo mi hermano cada vez más cerca de mi.
Estaba tan concentrada pensando en cómo coger la cámara y escapar de los niños, que no ví cuando ellos se miraron, asintieron y se tiraron encima mía mojándome a mí también.
- ¡Dios! ¡Que frío! - dije mientras me reía. - ¡Apartaos, estáis congelados!
- Ahora te aguantas, ver pensado que actuaríamos así - dijo Theo mojándome la cara con el pelo.
Después de que los niños se asegurasen de que estaba bien mojada se levantaron, y yo salí corriendo, cogí la cámara y me fui al baño para darme una ducha caliente mientras los niños subían torpemente las escaleras e intentaban cogerme otra vez, pero fui más rápida y cerré la puerta con el pestillo.
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Las casualidades, ¿existen?
Teen FictionKate, una chica normal, pelo y ojos marrones, alta, no estaba todo lo delgada que ella quisiera, pero no se deprimía por ello, nunca había salido fuera de la ciudad sin sus padres , y ahora se encontraba en California, sin nadie de su familia cerca...