Entré en la casa buscando a Mike, ya que él fue quien me dijo que viniese a la fiesta, al no encontrarlo me dirigí a la cocina de la casa para tomar algo de beber.
Había pasado ya media hora desde que me senté en un sillón que estaba libre, cansada de buscar a Mike. Estaba pensando seriamente en irme.
No sabía para qué me había invitado Mike a la fiesta si después me iba a dejar tirada. Me levanté dispuesta a irme, pero vi algo que hizo que me quedara estática en el sitio.
No me podía creer lo que estaba viendo, estaba realmente en shock.
¿De verdad eran ellas o me lo estaba imaginando? Justo a unos pocos metros estaban 2 niñas que eran iguales que mis mejores amigas.
Además eran mellizas o gemelas, rubias, con el pelo rizado, bajitas, estaban de espalda, pero las reconocería hasta con los ojos cerrados, las conocía desde siempre.
Al girarse no pude contener unas lágrimas de felicidad, realmente eran ellas, me miraban con una sonrisa, y conociéndolas como las conozco seguro que en unos segundos ya estarían corriendo hacia mí y abrazándome.
Y, en efecto, ya estaban corriendo hacia mí, yo solo me quedé donde estaba, parada y con los brazos abiertos.
Las dos saltaron a mi y nos caímos en un sillón, no me importó que estuvieran encima mía, no pesaban nada.
- Oh! Kate, te hemos echado mucho de menos - dijo Cristine llorando
- El equipo de fútbol no ha sido lo mismo sin ti, y hemos echado en falta tus chistes malos - añadió Rochelle llorando también.
Yo no podía parar de reír con lágrimas en los ojos, echaba de menos sus abrazos, eran de esos que te dejan sin aire, pero no te importa porque sabes que te esta transmitiendo todo lo que te quiere a través de ese abrazo.
- Yo también os he echado de menos, mis pequeñas - les dije mientras nos levantábamos.
Nos dirigimos a la salida de la casa y en el camino miré para un lado y para el otro, como si estuviera buscando a alguien.
- Mierda, mellis, ¿dónde estáis? - dije riéndome un poco.
Al momento las abracé.
- Enserio, es que sois tan pequeñas que me daba miedo por si alguien os pisaba - les dije riendo.
Al momento noté que Cristine me daba un golpe en mi cabeza y se reía.
- Parece tonto, pero echaba de menos tus bromas - me dijo Rochelle abrazándome aún más fuerte que antes.
Me acordé de que tenía que avisar a Matt que me iba.
- ¿Cómo habéis venido? -les dije parándome.
- Alquilamos un coche y Rochelle condujo hasta aquí
-Vale, esperad un momento que tengo que avisar a Matt - dije buscando mi teléfono.
Mierda, no lo encontraba, seguro que estaría en el sillón donde me había sentado.
- Chicas, voy a por mi móvil, ahora vuelvo, no os mováis de aquí - dije yéndome dentro a buscar mi móvil.
Fui hacia el sofá y lo encontré, lo cogí corriendo y al darme la vuelta noté como algo en mi interior se rompía, justamente delante mía estaba Dallas bailando y riendo con una chica.
Kate, pareces tonta, ahí parada mirándolos, ¿cómo puedes estar celosa de alguien que ni siquiera es tu novio? - me dije mentalmente mientras caminaba hacia la salida.
Iba lo más rápido que podía, pero en el camino choqué con alguien.
- Perdón - dije mirando hacia arriba.
- No pasa nada, ¿Quieres que te lleve ya a casa? - me preguntó Matt mirándome preocupado.
- No importa, te iba a decir que estuvieses tranquilo, que me iba con unas amigas - le dije sonriendo.
Miré detrás de él y me encontré con la mirada de Dallas, me miraba seriamente, al acordarme de él besando a otra chica no lo pensé dos veces y besé a Matt.
Al principio se quedó quieto, pero después de unos segundos me agarró por la cintura y me atrajo hacia él duramente.
Me separé y le miré a los ojos.
-Bueno, ya nos vemos, me tengo que ir - le dije separándome de él y mirando detrás suya, Dallas ya no estaba.
- ¿A qué ha venido el beso? - me dijo Matt con una sonrisa
- Por nada, me apetecía - le dije sonriendo, cuando ya estaba caminando hacia la puerta me giré - Ah! Y gracias por traerme - grité a Matt.
El solo asintió despidiéndose de mí y me guiño un ojo.
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Cristine y Rochelle en multimedia!⬆⬆
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Las casualidades, ¿existen?
Fiksi RemajaKate, una chica normal, pelo y ojos marrones, alta, no estaba todo lo delgada que ella quisiera, pero no se deprimía por ello, nunca había salido fuera de la ciudad sin sus padres , y ahora se encontraba en California, sin nadie de su familia cerca...